Personal Shopper

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Personal Shopper. (Compradora personal, Francia, 2016). Guion y dirección: Olivier Assayas. Fotografía: Yorick Le Saux. Escenografía y montaje: Marion Monnie. Intérpretes: Kristen Stewart, Lars Eidinger, Sigrid Bouaziz, Anders Danielsen  Lie, Ty Olwin, Hammou Grais, Nora von Waldstatten, Benjamin Biglay y otros. Duración: 105 minutos.

      Distintas fichas técnicas definen a Personal Shopper como un thriller psicológico, una calificación que se acerca a la verdad sin ser del todo exacta. Por eso, otras añaden que es un film de misterio o una película de terror. En realidad es un thriller psicológico mezclado con gótico, un viejo pero no perimido género al que Olivier Assayas, un director que ha tenido una sólida formación como crítico de cine en Cahiers de Cinéma y sabe mucho de lo que se hizo en el mundo del celuloide en el pasado, quiso sin duda homenajear. Y para hacerlo ha jugado una carta fuerte, arriesgada, pero a dos puntas, que arrastra al largometraje a una atmósfera de ambigüedad  muy delicada, peligrosa. Lo ha hecho es evidente con el fin de servir a ambos géneros con fidelidad, sin lograr evitar que, en ese intento, se traicione en muchos momentos el nivel de calidad de la película y, sobre todo, la credibilidad de lo que se ve.

     No es raro entonces que en el último Festival de Cannes, la realización fuera abucheada en la exhibición para la prensa. Pero que, al mismo tiempo, ganara el premio a la mejor puesta en escena, en un dictamen dividido del jurado. Lo que habla de reacciones distintas entre quienes la vieron, cosa que, con seguridad, ocurrirá en Buenos Aires al ser proyectada en las salas o cuando la gente la vea por Internet o adquiriendo un dvd. Son esas dos sensaciones las que se experimentan al presenciar su proyección. A veces placer y en otras rechazo.  Por un lado se percibe que está muy bien filmada. Y en este aspecto nadie niega las dotes a este director, que ya tiene una larga producción y ha demostrado con creces su valía en películas como El otro lado del éxito, Carlos, Las horas del verano, Finales de agosto, principios de septiembre, Irma Vep y muchas otras.  La fábula podría haber sido extraordinaria como thriller psicológico si la apelación al gótico no hubiera sido llevada tan al extremo.

    ¿Por qué? Veamos primero de qué se trata. La protagonista de la película, Maureen, se desempeña en París como “personal shopper”, o sea que se dedica a comprarle ropa, zapatos y joyas a una célebre personalidad que no tiene tiempo para hacerlo. Al mismo tiempo parece estar dotada de una condición especial para hacer contacto psíquico con el más allá. Es gemela de un hermano que era médium y que falleció un tiempo antes de un ataque al corazón. El film comienza cuando ella y la ex novia del hermano están tratando de vender la casa en la que vivía él a un matrimonio que lo conocía y apreciaba, pero que pone como condición, antes de comprarla y habitarla, que Maureen se ponga en contacto mental con el muerto y se encargue de alejar al posible espíritu de ese caserón. La joven está convencida de que podrá hacerlo y tiene algunas señales que la convencen de esto, incluso puede percibir hasta la aparición de algún fantasma, en un giro que torna algo pueril la situación cuando los sonidos o las imágenes fuera de campo sugieren mucho más.

      Pero luego se produce un crimen. Y poco a poco el film se va inclinando hacia el thriller psicológico, apoyándose sobre todo en la idea de que Maureen, manipulada por alguien que le habla anónimamente al celular y ella sospecha que podría ser el hermano, podría ser colocada en la situación de ser la principal sospechosa de ese asesinato. Assayas juega con esa doble lectura. Por un lado le permite al espectador con los pies más sobre la tierra, o más dispuesto a encarar o resolver los enigmas con datos de la realidad concreta, a pensar, a deducir que es muy probable que la muchacha, afectada por esa fijación casi genética con el hermano, pudo ser usada para complicarla en un crimen que no cometió. Por el otro, continuando por la línea del contacto paranormal con el hermano, deja implícita la impresión de que él, su espíritu o lo que sea en que se haya transformado, tuvo algo que ver en el hecho de que su gemela no sea finalmente involucrada en el hecho.

      Es como si Assayas no quisiera defraudar al público que va a buscar un producto de esa naturaleza, convencido de que las soluciones sobrenaturales existen y se producen a cada instante. Porque pensar que Assayas comparte esa convicción es más difícil. Parece más que nada una decisión comercial. Y así, asiéndose a ambas sogas, finalmente se le escapan las dos. En lo demás, hay que señalar la buena filmación y hay que destacar principalmente la actuación de la joven actriz norteamericana Kristen Stewart, que ya había trabajado con el director y Juliette Binoche en  El otro lado del éxito, haciendo también de una asistente personal de una gran estrella. En este caso, su protagonismo es absoluto y se come la película, demostrando que es una excelente actriz. 

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