Películas que no llegan a las salas

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El cine de autor y los filmes que no garantizan el éxito de taquilla corren el riesgo de no ser estrenados en la pantalla grande. Las distribuidoras y los especialistas analizan la tendencia.

En enero pasado, minutos después de conocerse las nominaciones a los premios Oscar, un tuit de la jefa de prensa de la distribuidora Sony anunciaba que Nebraska, la última producción de Alexander Payne (Entre copas, Los descendientes), pese a tener seis nominaciones, incluyendo mejor película, director, guión y actor, no se estrenaría en Argentina. Así, el film se convertía en el primero en aspirar a los premios de la Academia que no pasaba por los cines argentinos y salía directo en DVD. Esta tendencia se repite a menudo en los últimos tiempos, con realizadores del denominado «cine de autor» contemporáneo, representado por Terrence Malick, Gus Van Sant, Jennifer Lynch, Derek Cianfrance y Lee Daniels, entre otros.

Finalmente, después de muchas idas y vueltas, confirmaciones y cambios, presiones de la prensa y hasta una campaña en las redes sociales, Nebraska llegó a unas pocas salas, pero logrando de todas formas convocar a 20.000 espectadores; un número que, para muchos, puede ser considerado tanto un fracaso como un éxito: depende de la vara con la que se mida.

La decisión de no estrenar una película reconocida internacionalmente y sacarla directamente en formato hogareño no es un hecho infrecuente. Tiempo atrás, esto sólo sucedía cuando un filme fracasaba comercialmente en el exterior y, ante el riesgo que implicaba el estreno local, la distribuidora en cuestión lo dejaba pasar y lo mandaba directo al DVD. Sin embargo, hoy esta metodología se ha extendido a obras que, pese a no ser taquilleras, siempre tienen un potencial público dispuesto a seguirlas, ya sea por su director, sus protagonistas o la temática que plantean; y que, además, no necesariamente vienen precedidas de una mala respuesta de espectadores en el resto del mundo.

La filial argentina de Sony ya había tomado decisiones como la de Nebraska con Un profeta –contendiente al Oscar de El secreto de sus ojos– y Metal y hueso, ambas del francés Jacques Audiard; Atormentado, de Jeff Nichols;  Pollo con ciruelas, de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, (directores de Persépolis) y la reciente Parkland, de Peter Landesman, protagonizada por Zac Efron, Paul Giamatti y Billy Bob Thornton. A estas se le suma el lanzamiento de Mandela: el largo camino hacia la libertad, biopic sobre el líder sudafricano dirigida por Justin Chadwick, con la actuación de Idris Elba y música de U2, a la que ni siquiera la muerte del líder sudafricano ayudó para ver su estreno en la pantalla grande local.

De todas formas, el de la multinacional Sony no es un caso aislado. En circunstancias similares, las distribuidoras argentinas también suelen apostar  directamente a los estrenos en formato hogareño. Para Ezequiel Boetti, periodista especializado de Página/12, esto se debe a una confluencia de factores. «Por un lado, está el hecho de que en el país existe la misma cantidad de salas desde 1994, cuando éramos 10 o 15 millones menos de argentinos y el volumen de películas era inferior», señala el crítico. «Hoy estamos hablando de más películas en una misma cantidad de salas para una porción de gente mucho más grande. Y, por otro lado, está la cantidad de copias con la que sale una película mainstream. Por ejemplo, Capitán América se estrenó en un tercio de las salas de todo el país. Los tanques de Hollywood se quedan con todas las pantallas y esto hace que no haya espacio para el cine de autor», asegura.
Este año se editaron en DVD títulos como El lugar donde todo termina, de Derek Cianfrance (Blue Valentine) con Ryan Gosling y Bradley Cooper; Deberás amar, del controvertido Terrence Malick, o Tierra prometida, de Gus Van Sant. Los filmes vieron la luz en este formato cuando, dos o tres años atrás, hubieran tenido un estreno (austero, quizás) en el cine.

Marisol Rivas, que se desempeña en el sector de la distribución, advierte que este fenómeno se debe a que muchas películas no encuentran lugar en el mercado tal como se presenta hoy en día. «Los exhibidores no las llevan a los cines, y la cartelera se llena de éxitos asegurados, como son los tanques», detalla. «En este panorama, las “otras” películas no encuentran hueco, y constituye un riesgo muy grande para una distribuidora adquirir una película para estrenar en cine y solventar todos los gastos que acarrea un lanzamiento (de materiales, campaña publicitaria, etcétera) cuando el estreno de la misma termina siendo incierto o en muy pocas salas», sostiene. Para Rivas, esta tendencia no es un fenómeno nuevo, pero con la proliferación de estrenos taquilleros se agudizó aún más en los últimos tiempos. «Las pantallas terminan resultando insuficientes cuando, por ejemplo, se ponen 20 vueltas de una misma película en un complejo de 10 o 12 salas. Los cines van al resultado seguro», dice.

Algunas ediciones que llegaron primero al DVD son Chained-Encadenado, la nueva película de Jennifer Lynch, hija del genial David Lynch, de la que ya se vio Surveillance; 3096 días, sobre el secuestro de la austríaca Natascha Kampusch; La química de la vida, de Geoff Moore y David Posamentier; Europa report, primera exploración del ecuatoriano Gustavo Cordero en la ciencia ficción europea; Aftershock, del chileno Nicolás López, con Eli Roth y Selena Gomez; Hijos de la medianoche, de Deepa Mehta basada en la novela de Salman Rushdie; el thriller Cazador de mujeres, de Scott Walker, con Nicolas Cage y John Cusack; Adiós a la reina, de Benoît Jacquot, con Diane Kruger y Léa Seydoux; All is lost, de J. C. Chandor, con Robert Redford; Sólo Dios perdona, de Nicolas Winding Refn, con Ryan Gosling; La visita del rey, de Roger Mitchell; Circuitos cerrados, de John Crowley; y la argentina El hombre que baila, de Sergio Aisenstein y Pablo Pintor. Estos son apenas algunos de los filmes que habrá que conformase con ver en el living de casa.
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Juan Pablo Russo

Nota reproducción de Acción Digital – Edición Nº 1148
 

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