La muerte de Marga Maier
La muerte de Marga Maier. Argentina y Brasil, 2017. Dirección: Camila Toker. Guion: Anne-Sophie Vignolles y Camila Toker. Fotografía: Benjamin Battersby. Música: Fernando Tur. Intérpretes: Pilar Gamboa, William Prociuk, Ivo Müller, Alberto Suárez, Luis Machin, Mirta Busnelli, Sergio Boris, Julián Infantino, Walter Jacob y Ana Pauls. Duración: 103 minutos.
Desde Río de Janeiro, un personaje mafioso le encarga a un asesino y traficante de joyas llamado Ricardo Reis (curiosamente como uno de los heterónimos del escritor portugués Fernando Pessoa) que se disponga a recuperar un objeto de gran valor: la Cruz del Sur, un diamante muy codiciado por los coleccionistas y cuyo precio está valuado en millones de dólares. Para hacerlo debe trasladarse a un pueblo de la provincia de Buenos Aires a orillas de un río, Punta Indio, donde una mujer conocida como Marga Maier está, al parecer, en posesión de esa alhaja. Pero sucede que al llegar, Reis se encuentra con una noticia que no esperaba: Maier ha sido degollada y así la encuentran en un pajonal cercano al río. Este delito no es el primer dato violento que anuncia la película. Ni bien comienza el film, en la cabina de un famoso teleférico, donde el mafioso le propone a Reis el trabajo, éste no tiene ningún empacho en liquidar a una joven acompañante con la misma tranquilidad que si se sacara un resto de comida de los dientes.
Junto con la llegada de Reis se produce otra: la de la joven Julia Victorica, dueña de la estancia de la que Maier era apoderada y en la que habitaba junto a un sobrino algo tonto, Jorge. Julia arriba a Punta Indio para vender esa propiedad sin sospechar tampoco que la encargada del lugar ha sido ultimada. Como consecuencia del hallazgo, un comisario se apersona al pueblo y junto con dos ayudantes comienza una investigación del misterioso crimen, que finalmente se esclarecerá. En una hora y veinte, la actriz y directora Camila Toker, siguiendo el guion que ha escrito junto a Anne-Sophie Vignolles, desarrolla una trama a la que no le falta suspenso y clima. Escrito en un estilo clásico, sin grandes enredos ni situaciones imprevistas, el libro cumple con todas las reglas del buen guion y en ese sentido no maravilla pero tampoco defrauda. Con frecuencia las atmósferas se logran, más que con los diálogos, mediante la utilización de tomas largas y planos secuencia, que dan un aire ominoso a las imágenes de los sitios elegidos, aunque a veces al costo de cierta pesadez en la narración.
La muerte de Marga Maier podría ser considerada como un thriller rural con algunos rasgos de western, rasgo éste que está muy subrayado por la presencia de una partitura musical demasiado recargada. Es el segundo largometraje de Camila Toker como única directora (antes rodó Ramanegra y en colaboración con Tamae Garateguy y Santiago Giralt hizo UPA. Una película argentina). El nivel actoral está también en línea con los resultados generales del producto. Son muy buenas, pero sin alcanzar ninguna composición que quede para el recuerdo. Pilar Gamboa como Julia aporta lo indispensable para convencer, pero sin brillar. Lo mismo que el comisario (Alberto Suárez) que recorre todo el film con un gesto tenso y enfurruñado en su boca que nunca desaparece de su rostro. Luis Machin hace un villano impecable –el estanciero don Antonio, que quiere quedarse con todos los bienes de los Victorica, incluido el diamante-, pero que es uno más de los muchos que ya ha hecho en su espléndida carrera. Lo mismo podría decirse de Mirta Busnelli, en su papel al frente del bar del pueblo. Descartando al brasileño Ivo Müller, que está en el nivel de los otros, tal vez el que más cerca está de una muy buena caracterización es William Prociuk, en el papel del sobrino tonto de Marga Maier.