La maestra

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La maestra. (Ucitelka, Eslovaquia y República Checa, 2016). Dirección: Jan Hrebejk. Guion: Petr Jarchovský. Fotografía: Martin Ziaran. Montaje: Vladimir Barák. Música: Michal Novinski. Intérpretes: Zuzana Mauréry, Zuzana Konecná, Csongor Kassai, Tamara Fischer, Martín Havelka y otros. Duración: 102 minutos.

 

         Rodada en territorio de Eslovaquia, si bien en coproducción con la vecina República Checa (naciones ambas que antes eran una sola, Checoslovaquia), La maestra es una buena expresión de la subsistencia, acaso en una escala menor en cuanto a la cantidad de películas producidas, de lo que fue el histórico y estupendo cine de esa zona de Europa. Sus creadores son el realizador Jan Hrebejk y el guionista Petr Jarchovský, quienes trabajan en dupla por lo menos desde comienzos de la década de los noventa, cuando se produjo la caída del régimen socialista en la antigua Checoslovaquia. El tema de este largometraje es un episodio de abuso de poder durante la existencia de ese sistema, que está encarnado en la figura de una maestra de escuela primaria con ribetes de conducta del todo despreciables, cobijados bajo la sombra de la impunidad que ofrece la protección estatal.

        El personaje se llama Mária y sus arbitrariedades e injusticias con algunos alumnos son tantas que un día varios de los padres convocan a una reunión para tratar el problema y ver si le pueden levantar un sumario para desplazarla de su lugar. Es un debate que incluye a dos profesoras que dirigen la escuela y se quieren desembarazar de la maestra, pero no pueden hacerlo sin tener pruebas fundadas de los actos irregulares que ha cometido la mujer y el aval de los padres de los alumnos. Su desplazamiento no será, sin embargo, tan fácil porque la tal Mária es integrante de la cúpula del Partido Comunista local y eso la ampara. No le da indemnidad absoluta, pero hace mucho más difícil su remoción.

      La historia comienza cuando la maestra ingresa el primer día de clase al aula y en un gesto que parece de lo más normal les pregunta a los niños su nombre y apellido para conocerlos y, de inmediato, la actividad laboral de sus padres. Anota los datos y ese registro, como se verá luego, tiene por objeto lograr servicios y favores de cada uno de esos progenitores en su profesión a cambio de una buena calificación de sus hijos. La mujer, que es viuda de un militar fallecido, se presenta ante la sociedad escolar como una señora débil, que ha tenido la desgracia de perder a su esposo y que, por lo tanto, necesita de la ayuda ajena. Sus modales, aunque fingidos, son cordiales y gracias a ellos logra captar a algunos de los padres que, en algunos casos por temor a las represalias, la pérdida de sus empleos e incluso por la ingenua creencia de que ella es un ser que merece apoyo, ceden a sus pedidos y presiones.

         Hasta que una pareja que tiene una hija que es muy destacada en deporte y la maestra la tiene entre ojos, convoca al encuentro para discutir las actitudes de esta mujer que ya se han convertido en un verdadero abuso de poder. Las discusiones de los padres, unos a favor de desplazarla y otros no, es una pequeña pero certera pintura de lo que suelen ser los comportamientos en la convivencia social de las personas, de cómo los principios morales o de comprensión de lo que puede constituir una inequidad contra los otros, son desatendidos u olvidados frente  al miedo a sufrir alguna lesión de sus intereses o estatus, ante la posibilidad que la situación que se ha logrado en la vida pueda perderse. La seriedad en el tratamiento de este tema, tan decisivo en las reflexiones de la ética contemporánea, no impide, sin embargo, que el trabajo tenga un tono general de comedia costumbrista y leves toques de humor que permiten digerir tantas miserias con un nivel mejor de tolerancia. Y, aunque la peripecia tenga una localización precisa, los realizadores, en la coda o remate del final del film, dejan en claro que lo que cuentan es un asunto de atinencia actual y universal, que trasciende las épocas, que allí donde hay poder y éste se instaura para defender los privilegios de unos pocos, los atropellos y canalladas se multiplican.

       El elenco de la película está integrado por excelentes actores, algunos de la República Checa, otros de Eslovaquia. La actriz protagónica es la notable Zuzana Mauréry, capaz de transitar desde los falsos y edulcorados gestos de cordialidad hasta los huracanados estallidos de una verdadera arpía. Su trabajo recibió por este rol el premio a la Mejor Actriz en uno de los recientes festivales de Karlovy Vary.    

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