Crítica de cine: Corazón de León



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Corazón de León. Argentina, 2013. Dirección y guión: Marcos Carnevale, sobre una idea de Betiana Blum. Ayudante de dirección: Emiliano Torres. Música: Emilio Kauderer. Fotografía: Horacio Maira. Montaje: Ariel Frajnd. Escenografía: Pepe Uría. Vestuario: Julio Suárez. Elenco: Guillermo Francella, Julieta Díaz, Jorgelina Aruzzi, Nora Cárpena, Mauricio Dayub, Nicolás Francella y María Nela Sinisterra. Duración: 98 minutos.

  La séptima realización de Marcos Carnevale (Elsa y Fred, Viudas, Anita, Tocar el cielo, entre otras) es una clara comedia romántica con todos los condimentos clásicos del género. El director se mueve con fluidez en esas aguas y logra elaborar una historia amena y grata que, sin tocar en ningún momento lo excepcional, difícilmente desagrade al público, sobre todo teniendo en cuenta que sus dos estrellas centrales, Guillermo Francella y Julieta Díaz, más que nada ella, alcanzan niveles de una actuación para destacar y recordar.
   La historia se estructura sobre la siguiente anécdota: una abogada divorciada, Ivana Cornejo (Julieta Díaz) conoce por teléfono a un arquitecto muy simpático (luego se verá que es exitoso también), León Godoy (Guillermo Francella), quien le ofrece devolverle un celular que ella perdió después de una pelea con su ex marido (Mauricio Dayub). Se citan y, al llegar León, la mujer comprueba un hecho sorpresivo: que él mide, por un problema glandular como se enterará más tarde, nada más que 1 metro con 35 centímetros. Y se enreda, a pesar de los primeros desconciertos que le provoca la baja estatura de su cortejante, en una relación amorosa con él. Todo parece ir bien hasta que la mirada de los otros y los propios prejuicios comienzan a trabajar en contra de la pareja, desatando el conflicto que alimenta la historia y la lleva a un final feliz.
La película de Carnevale, sobre todo en la primera parte, tiene algunos pasajes de genuina comicidad y algunos toques provocativos y deslices hacia un leve absurdo que denotan buenas intenciones, pero que nunca van demasiado a fondo ni perforan el límite de lo superficial. Eso sí, esta narrada con buen ritmo cinematográfico y eficacia visual. Lo que ocurre es que a partir de la primera mitad, la peripecia, sobre todo para justificar la necesaria tensión que permite captar la empatía del espectador, se desliza hacia un campo donde el propósito moralizador baja la calidad del filme y hace menos verosímil lo que ocurre.

    Es evidente que Carnevale ha querido mostrar la existencia de discriminaciones y prejuicios en la sociedad con quienes son diferentes o muestran contrastes con lo que el lugar común promedio considera normal o aceptable. En ese sentido su trabajo es aleccionador y se ubica dentro de un loable una crítica de costumbres. Pero debido a eso, a esa muy marcada tendencia a dar mensaje, se debilita mucho la historia. Sobre todo por algunos detalles muy a la vista: el arquitecto es un personaje multimillonario y además un ser con todas las virtudes humanas posibles, casi perfecto, a no ser por su escasa altitud. Un individuo un poco más ambiguo hubiera dado un perfil más sinuoso e interesante al conflicto, porque, en todo caso, si aceptamos como verosímil que la mujer se ha enamorado de él, con todas esas cualidades que expone el tal León es muy difícil, casi previsible, que no termine aceptándolo.

    Por eso, la realización no alcanza nunca la altura de un relato de envergadura. Sí es una historia amable y cálida, como un cuentito de hadas o de Blancanieves, en este caso enamorada no de un enano sino de un arquitecto con cuerpo de niño. Lo que sí tiene un gran vuelo, repetimos, es la actuación de los dos protagonistas. La sensibilidad de Julieta Díaz, su frescura, es conmovedora y capaz de horadar cualquier resistencia a la emoción. Francella por su parte crece cada vez más como actor y si ya demostró que como cómico era imbatible, como intérprete de situaciones dramáticas convence cada días más. Otra gran revelación es su hijo, que sostiene a su joven criatura con una solidez que parece la de un actor avezado.

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