Crítica de cine: Amor y amistad
Amor y amistad (Love & Friendship, Irlanda/Estados Unidos/Francia/Holanda, 2016). Inspirada en la nouvelle Lady Susan, de Jane Austen. Guion y dirección: Whit Stillman. Fotografía: Richard Van Oosterhout. Intérpretes: Kate Beckinsale, Xavier Samuel, Emma Greenwell, Chloë Sevigny, Morfydd, Jemma Readgrave, Tom Bennett, Stephen Fry. Duración: 93 minutos.
Extraordinaria escritora británica de la época de la Regencia, Jane Austen es considerada hace mucho un “clásico” en su país. Y muchas de sus obras, tan leídas por distintas generaciones, han tenido la fortuna complementaria de ser llevadas al cine, empezando por Más fuerte que el orgullo y más tarde Sensatez y seintimientos, Mansfield Park y Orgullo y prejuicio, sin contar con que algunas han sido transformadas en series televisivas. Uno de los rasgos sobresalientes de esta narradora es la ironía, lo que le permite describir sus situaciones con una cierta mirada crítica y una forma de alejamiento que, sin descartar la emoción, evitan que las historias se conviertan en relatos empalagosos.
Lady Susan es una nouvelle que Austen terminó de escribir a los 19 años, antes aún que otros trabajos suyos de mayor resonancia en los años posteriores. Allí está ya todo el espíritu de la escritora. Y contra algunas acusaciones que calificaban a su literatura de ingenua, esta narración demuestra lo contrario, pues logra describir con hondura algunos tipos sociales, entre los hombres y entre las mujeres, que entraban en claro conflicto con las rígidas normas de la época. La inteligente y desinhibida Lady Susan Vernon, viuda joven y con una hija en edad de recibir ofertas de casamiento, es sin duda una cazafortunas, una mujer que tiene plena conciencia de que en la sociedad en que vive ninguna representante de su género puede sobrevivir bien si no es a la sombra de un hombre económicamente poderoso. Pero sin que eso implique entregarse dócilmente a su pareja.
Es por eso que busca candidatos seguros para su hija pero también para ella, que todavía es muy atractiva para los hombres. Y como viuda que es no se priva de ningún gusto gustos –incluso el de tener algunos amantes-, pero a la hora de pensar en una vida estable no duda en inclinarse hacia los que poseen dinero. Y en esa misión se la encuentra durante toda la película, desarrollando un arsenal de artimañas y astucias realmente admirables. Profunda conocedora de la psicología de los hombres que se mueven en su entorno, sabe usar sus debilidades para aprovecharse de ellas y convencerlos de lo que quiere. Finalmente lo logra, entre otras cosas con la ayuda de una confidente norteamericana Alicia Johnson, que secunda sus planes y cuya existencia ya está resuelta en términos monetarios porque se ha casado con un hombre de edad al que no le faltan recursos.
El director y guionista de esta notable adaptación de la obra de Austen, el norteamericano Whit Stillman, debutó con una película llamada Metropolitan (1990), donde la protagonista era precisamente una adicta la lectura de la escritora británica. O sea que Stillman es un conocedor del mundo de esa narradora, aunque antes nunca lo había llevado al cine ninguna de sus novelas. Con Amor y amistad da ese primer paso con enorme seguridad y mediante una narración fluida y plena de diálogos, logrando un tono general muy parejo. Apela también a un recurso muy didáctico y a la vez gracioso, que es el presentar a los personajes, contando quiénes son y qué intereses los acerca o separa de otras criaturas de la trama. Es además un mecanismo útil dado la cantidad de nombres que circulan y los lazos familiares que existen entre ellos. Y es en esa pintura de los personajes donde Stillman logra sus mayores aciertos.
El realizador ha confesado que utilizó como modelo de inspiración para esas dos pilluelas a los personajes de Dos pícaros sinvergüenzas, una película que protagonizaron en los ochenta Michael Caine y Steve Martin. Sin alcanzar efectos tan desopilantes como en ese film, Stillman hace algunos retratos con personajes más secundarios que son espléndidos. Y hace lucir mucho a Kate Beckinsale y Chloë Sevigny, que ya habían trabajado juntas en una película suya: Los últimos días del disco (1998), previa a Chicas en conflicto (2012), que es la anterior a Amor y amistad.