Radiografía del mundo gamer
Es probable que quienes fueron niños en la década de 1980 recuerden la película El último guerrero estelar (The Last Starfighter), uno de esos films que cautivan cuando se los mira en la infancia y se tornan completamente bizarros cuando se los vuelve a ver de grandes. Estrenada en 1984, tiene de todas maneras un par de detalles que vale la pena destacar. En primer lugar, se trató de una de las primeras cintas con imágenes generadas por una computadora. Pero además, con la perspectiva que da el tiempo, hoy puede verse en ella a un esbozo de un tipo de personaje que años después irrumpiría mucho más masivamente: el gamer.
La historia de la película da cuenta de un joven norteamericano que vive en una aburrida población rural, que mientras sueña con ingresar a la universidad y salir de esa tediosa vida se entretiene con una máquina de videojuegos que simula un combate especial. El caso es que Alex, tal su nombre, es tan hábil en la guerra espacial que rompe el récord del arcade. Lo que no sabía es que aquel videojuego estaba controlado por extraterrestres que lo utilizaban para reclutar guerreros espaciales. Tras ganarle a la máquina, baja una nave para llevarlo a otro lugar de la galaxia.
El gamer no es ni más ni menos que una persona que hace de su gusto por los videojuegos un estilo de vida. Aún cuando las primeras máquinas de videojuegos se empezaron a popularizar en la década de 1970 y en la de 1980 las consolas y las computadoras terminaron de entrar en los hogares, casi 50 años después los gamers resultan todavía personajes un tanto excéntricos para muchos. Teniendo que enfrentar muchos prejuicios todavía, en estas claves encontraremos algunas razones para entenderlos y no subestimarlos.
Vivir para jugar.
¿Cuántas horas se la pasa jugando un gamer? “Todo el tiempo posible”, suelen responder ellos. “Generalmente llego del trabajo y me pongo a jugar. Estoy unas tres horas, corto un rato para cenar y hasta que me voy a dormir estoy tres o cuatro horas más”, le cuenta a Revista Cabal Emmanuel Ríos Pacheco, un joven de 30 años que hoy trabaja en una empresa de desarrollo informático haciendo Quality Assurance (QA), esto es buscando errores o funcionamientos no esperados en aplicaciones para que luego los programadores puedan hacer las correcciones necesarias. Dada su afición por los videojuegos, que empezó a los 8 años cuando su madre compró un Family Game, Emmanuel consiguió su primer trabajo en el rubro informático como game tester, una de las salidas laborales que da la “universidad” del jueguito electrónico. Luego realizó distintas capacitaciones y comenzó a testear sistemas más complejos. Pero la fiebre por los videojuegos nunca desapareció.
No me peguen, soy un gamer.
La comunidad de estos apasionados por los videojuegos no para de crecer en todo el mundo. Y en los últimos años se están sumando muchas mujeres a una actividad tradicionalmente masculina. Pero aún así, con las redes sociales y las pantallas absorbiendo la vida de casi todos los mortales, los gamers siguen siendo vistos como bichos un poco raros. “Mis amigos también juegan, así que de parte de ellos nunca sentí algún tipo de prejuicio. Pero sí tuve algunos pequeños conflictos con ex novias por la cantidad de horas que pasaba jugando. Trataba que ellas se sumaran al juego, pero sin éxito”, recuerda Emmanuel. Los gamers, sin embargo, son una pieza muy valorada en la industria tecnológica, porque los videojuegos impulsan muchas mejoras técnicas en lo que respecta a simulación, inteligencia artificial, imágenes 3D y otras tecnologías tan en boga hoy día y con tantas aplicaciones en otras disciplinas.
De profesión gamer.
Quien piensa que el gamer es alguien que se pasa la vida consumiendo videojuegos sin producir nada se equivoca bastante. Por un lado están quienes tienen un trabajo que les sirve para costearse el “vicio”. Pero por otro, muchos han usado de alguna u otra manera la habilidad desarrollada en el juego para hacerse con ingresos vinculados a esa actividad. El caso de Emmanuel es solo un ejemplo. Hay quienes testean juegos pero también quienes los desarrollan: la carrera Diseño y Programación de Videojuegos, u otras similares, por ejemplo hoy se puede cursar en muchas universidades de la Argentina. Y esa expansión es una tendencia de los últimos años, lo que refleja el auge de los gamers. Otra fuente de ingresos son las donaciones que reciben los buenos jugadores por transmitir vía streaming su juego. Aunque muchos lo hacen en YouTube, en general terminan linkeando a una plataforma específica para seguir videojuegos en vivo que se llama Twitch.
Ricos y famosos.
El mundo gamer también tiene a sus celebridades. Aunque las competencias de videojuegos son casi tan antiguas como ellos mismos, en los últimos 15 años empezaron a organizarse mundiales de los juegos más populares con cierta regularidad. Se los llama eSports o deportes electrónicos. Los torneos de FIFA, el juego de fútbol más popular, se vienen desarrollando ininterrumpidamente desde el año 2000. En agosto pasado, la cadena deportiva ESPN transmitió por primera vez en vivo una competencia del League of Legends (lol), uno de los eSports más populares. Fue la Copa Latinoamérica Sur, que clasificó a un equipo de la región al mundial de China. El furor por este certamen está retratado en el documental All Work All Play, en el que se advierte el nivel de organización, entrenamiento y exigencia que tienen los principales equipos del mundo de este juego de tipo MOBA (Multiplayer Online Battle Arena). El coreano Lee Sang-Hyeok, más conocido como Faker, es el mejor jugador del mundo de lol y el año pasado su equipo SKT (tres veces campeón del mundial) le ofreció más de dos millones y medio de dólares por año para renovarle el contrato. Una cifra que supera largamente la que ganan muchísimos atletas de deportes clásicos.
Vuelta a la PC.
Aunque las competencias deportivas de videojuegos están en franco crecimiento, la mayoría de los gamers están muy lejos de esas grandes ligas. Y más en nuestro país. En su estrato más mundano, la tendencia del gaming actual dice que la PC le está ganando a las consolas. “Aunque en teoría la consola está más preparada para jugar que una computadora, esta tiene más variedad de juegos por un costo bastante menor y una comunidad de jugadores mayor, ya que a la hora de jugar en red las consolas te conectan exclusivamente con sus usuarios”, analiza Emmanuel, quien agrega que hoy está ocupado en jugar League of Legends, Dota 2, Witcher 3, Dishonored 2, Battlefield 1 y Counter Strike.