¿Quiénes nos espían?
No es ninguna novedad: todo lo que hacemos en internet y en las redes sociales es monitoreado. Si navegamos por determinadas páginas o realizamos alguna búsqueda puntual en Google pronto tendremos avisos publicitarios relacionados con ese interés. Si solemos likear los posteos de alguien es muy probable que esa persona nos aparezca con más frecuencia en nuestro muro de Facebook. Y así se suceden los ejemplos. Nuestras preferencias son vigiladas por algoritmos creados para seducirnos y tentarnos a consumir algún producto o bien a permanecer más tiempo en la misma red social en la que estamos. Pero escándalos como el de Cambridge Analytica, que utilizó a Facebook para conocer la personalidad y la tendencia política de unos 87 millones de usuarios para “atacarlos” con una campaña política en favor del presidente estadounidense Donald Trump, empiezan a revelar un escenario cada vez más sórdido a partir de la información personal que hemos decidido compartir al utilizar una red social o descargarnos una aplicación. Por eso, en primera instancia, los usuarios debemos estar cada vez más atentos a esos botones de “configuración” que tantas veces pasamos por alto. A continuación, algunas claves para aprender a “cuidarnos” en las principales redes sociales y navegadores.
Qué saben las aplicaciones de nosotros
En la parte de “Configuración” de Facebook hay dos opciones que deben ser revisadas con cierta atención. La primera es la de “Privacidad”, quizá la más conocida. Allí están las cuestiones referidas a nuestra actividad y nuestra visibilidad, como por ejemplo quiénes pueden ver nuestros posteos, quiénes pueden enviarnos solicitudes de amistad o cómo nos pueden encontrar. La última pregunta, por ejemplo, es: “¿Quieres que los motores de búsqueda fuera de Facebook enlacen a tu perfil?” Si la respuesta es “sí”, cuando alguien escribe nuestro nombre en Google vamos a aparecer con nuestra cuenta de Facebook.
El otro punto a tener en cuenta en Facebook es aquel que se llama “Aplicaciones y sitios web”, pues este indica a quiénes en algún momento le compartimos nuestros datos a cambio de usar sus servicios. Cuando el profesor de psicología de la Universidad de Cambridge Aleksandr Kogan diseñó un software que ofrecía un test de personalidad en Facebook, las más de 270 mil personas que se sintieron atraídas por esa herramienta compartieron información personal de sus cuentas y su actividad en la red social. La consultora Cambridge Analytica luego recibió esos datos para saber a quiénes era más pertinente enviar información sobre el por entonces candidato presidencial Donald Trump, de modo de poder influir en la elección. Para revisar qué datos tienen de nosotros las empresas a las que alguna vez les compartimos información hay que ingresar a esta sección y hacer click en cada una de ellas. Una vez allí podremos cambiar las opciones o simplemente eliminar el vínculo con dicha compañía.
Facebook no es la única red social que permite que aplicaciones de terceros operen a través de ella y puedan así hacerse de cierta información. En Twitter hay que ir al botón de “Perfil y configuración”. Al hacerlo se despliega un amplio menú a la izquierda. De la misma manera que en Facebook, en “Aplicaciones” podremos ver quiénes están teniendo acceso a nuestra cuenta y podremos revocar ese permiso.
En cuanto a Instagram, en la sección de “Configuración” está la opción de “Aplicaciones autorizadas”. Allí podremos ver en detalle los permisos que hemos dado y revocarlo llegado el caso.
Además de las redes sociales, navegadores como Firefox o Chrome también ofrecen a otros sitios la posibilidad de agregar extensiones. En tales casos piden permisos al momento de instalarse. Para verlos en el primero de ellos hay que ir al “Administrador de Complementos”. En Chrome es necesario ir a “Más herramientas” y allí hacer click en “Extensiones”.
Términos y condiciones
Cada vez que nos suscribimos a un servicio, a una red social o incluso cuando descargamos una aplicación o un programa, se nos presenta un texto interminable bajo el título de “Términos y Condiciones” al que generalmente pasamos por alto buscando el casillero de “aceptar”. Aunque resulte sumamente engorroso ponerse a leerlo, máxime cuando queremos empezar a usar rápidamente aquellos que estamos bajando, es recomendable hacerlo. Y es que una de las cláusulas de esa especie de contrato suele decir que esos mismos términos y condiciones pueden ser modificados sin aviso o tener alguna disposición sumamente perjudicial. En Instagram, por ejemplo, se indica qua esa red social es dueña de todas las fotos que publicamos, que las puede usar como le plazca y que incluso las puede vender a terceros.
Los ejemplos podrían ser infinitos. Hasta aquí hemos comentado las redes sociales y los navegadores más utilizados. Pero como se habrá visto, la lógica es bastante similar entre ellos. Por eso, lo importante, es siempre estar atento a los “OK” que damos. Es cierto que muchas veces estamos “obligados” a compartir datos personales. La evaluación final sobre la conveniencia de hacerlo o no queda en cada uno.
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