Nacidos en un mundo digital
La primera generación de chicos nacidos y criados en un mundo totalmente digital –y en ese marco los que lo hicieron tras la aparición de las redes sociales- pone en jaque viejos paradigmas en todas las áreas de la vida social. Expertos en el manejo de las tecnologías informáticas, los “nativos digitales” son protagonistas de un cambio de paradigma sin precedentes en la Historia, y comparten características comunes que los diferencian de sus padres y abuelos.
Se llama nativos digitales a los chicos y jóvenes nacidos a partir de los años 80: dentro de ese rango, los integrantes de las clases medias y altas vivieron buena parte de sus vidas rodeados de computadoras y otras tecnologías digitales, lo que los conduce a pensar y procesar la información de una manera diferente a como lo hacían sus padres y abuelos Tapscott y Prensky son dos autores estadounidenses famosos por haber popularizado el término “digital natives”, en el año 2001-. A su vez, a los chicos nacidos después del 2000, que crecieron en la era de las redes (Facebook, Twitter, etc.) se los llama “Millenials”: una de sus características es que no ven como contradicción la comunicación cara a cara y la comunicación digital, desconocen la era anterior a la de la comunicación virtual y para ellos un post, un twitt, un mail o un mensaje es la forma más frecuente de relacionarse con sus pares. Según el estudio “Millenials at Work”, que PriceWaterhouseCoopers realizó en 44 países, el 58% de estos chicos —nacidos después de 1984— forma parte de alguna red social, casi todos poseen celular y el 86% tiene iPod u otro reproductor de MP3.
La entrada a la adolescencia de estos chicos y su inminente irrupción en el mercado laboral, también traen aparejados algunos cambios interesantes, ya que sus formas de relacionarse, producir y consumir también tienen características novedosas.
"Creo que la irrupción de las nuevas generaciones, entre los que se encuentran los nativos digitales, en totas las áreas de la vida social modifica viejos paradigmas, en todo sentido”, define Leandro Zanoni*, periodista especialista en nuevas tecnologías, a Revista Cabal Digital. “Su lógica modifica todas las estructuras y ámbitos sociales, sin excepción. Por supuesto que algunas áreas se verán transformadas más que otras, como en el caso de los medios de comunicación y en la educación. Es la primera vez en la historia que los alumnos tienen más conocimientos que los que deben enseñarles. Esto es completamente disruptivo. Ahora me parece que en la política, todavía no se observan grandes modificaciones en este sentido, ya que aún se juega con las mismas herramientas que hace veinte o treinta años, más allá de alguna influencia a nivel comunicación y marketing (como el caso de Obama). Los nativos digitales (aquellos que nacen conectados y conociendo el lenguaje de la PC y los móviles antes que el lenguaje del ser humano) crecieron en un entorno online y para ellos es natural moverse de esa manera. No hay dudas de que ellos traerán aparejados grandes cambios", explica.
Aunque construir a los nativos digitales como objeto de estudio requeriría de investigaciones comparadas y pruebas de campo en biología evolutiva, neurología, motricidad, sociabilidad, entre muchas otras aproximaciones, puede decirse que, a grandes rasgos, comparten ciertas características comunes de conducta y personalidad:
• Viven “hiperconectados”: comparten, se comunican y producen mensajes a través de diversos dispositivos y de las redes sociales. Viven en red, para ellos no hay ninguna diferencia entre el mundo real y el virtual.
• Son productores de contenidos, no sólo consumidores. Esto redunda en una multiplicación de creadores que pone en crisis profesiones como el periodismo tradicional, en un mundo en el que, en apariencia, todos pueden transmitir y retransmitir noticias, textos, fotos, videos.
• Tienden a expresarse a través de la tecnología para crear nuevas formas de arte y conocimiento.
• Aman la velocidad, cuando de acceder la información se trata, y prefieren la hipertextualidad y la búsqueda aleatoria a las secuencias lineales (analógicas).
• Prefieren lo gráfico y lo visual a lo textual.
• Se los considera “multitask o multirareas”, porque dividen su atención entre diferentes medios de comunicación y dispositivos. Pueden hacer distintas tareas al mismo tiempo y, de hecho, están acostumbrados a hacerlo con frecuencia.
• Suelen privilegiar la satisfacción inmediata a los esfuerzos de largo aliento, y se dispersan con mayor facilidad.
Estos rasgos chocan, a menudo, con los que definen a los llamados “inmigrantes digitales”, es decir, los que han aprendido a usar la tecnología en la vida adulta –son los nacidos en décadas anteriores a 1980- para quienes, de algún modo, representa un esfuerzo entender y procesar los cambios tecnológicos y que se adaptan como pueden -con mayor o menor dificultad- a los cambios. Mientras que los nativos son algo así como los habitantes naturales y escribas del nuevo mundo, los inmigrantes, de algún modo, han llegado tarde a las tecnologías informáticas, eso los obliga a aprender. Los “inmigrantes” enfrentan dificultades similares a quienes se proponen adquirir un segundo idioma, diferente del materno. Por otro lado, no suelen valorar la capacidad de realizar múltiples tareas en simultáneo.
Sin embargo, no es cierto que todos los adultos sean inmigrantes digitales ni que todos lo chicos sean nativos digitales, como advierte Alejandro Piscitelli, especialista en el tema y autor de Nativos digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación (Buenos Aires, 2008, Editorial Santillana). La diferencia entre competencias analógicas y digitales también debe ser matizada a la luz de diferencias de clase, de la acumulación asimétrica de capital cultural y simbólico, y de todas las variables intervinientes que revelan esta división.
Están en juego también las diferencias socioculturales, de clase, formación y vocación (no a todos les interesa ser parte de la cultura digital).
Por fuera de ambos mundos, los “excluidos digitales”: aquellos que no tienen acceso a la tecnología por motivos socioeconómicos o culturales.
Algunos piensan también que dividir a nativos e inmigrantes es caer en una simplificación o una ficción binaria, acaso excesivamente dicotómica. Lo que nadie niega es que los habitantes del mundo contemporáneo enfrentan una brecha generacional inédita que no tiene precedentes.
En cuanto al modo en que se juzga a los nativos, las aguas están divididas: mientras que algunos –como Tapscott, sostienen que se trata de “la generación más inteligente de todos los tiempos”, otros autores se alinean con la postura de Giovanni Sartori en Homo Videns, la obra en que planteó que la pérdida del homo legens -del sujeto lector- redundaría en una precarización cultural, en términos históricos. Autores como Mark Bauerlein (The Dumbest Generation) que califica a los nativos digitales como “la generación más estúpida de la historia” o el economista Nicholas Carr –autor de un artículo titulado “¿Google nos está estupidizando?”- alertan sobre una supuesta pérdida de inteligencia colectiva y de una menor participación política, producto del uso de estas tecnologías digitales.
Lo cierto es que las nuevas tecnologías digitales redundan en un cambio epocal sin precedentes, que involucra las distintas áreas de la vida en sociedad, en un movimiento sin retorno: tras 500 años de hegemonía de la imprenta y de economías y estados nacionales, la nueva cultura digital pone en crisis los viejos modelos en áreas cruciales como la económica, la política, la psicológica, la sociológica, la jurídica y la filosófica. También en el área de la educación, como reconoce Zanoni, se producirán cambios drásticos. La nueva cultura fuerza a las viejas instituciones –entre ellas, la escuela- a un aggiornamiento radical. Es que los nativos digitales procesan la información y aprenden de manera diferente: lo hacen en grupo, o solos en Internet, como autodidactas. Muchas veces procesan la información a través de imágenes y concretando recorridos no necesariamente lineales. El neurocientífico Gary Small – estadounidense, director del Centro de Investigaciones en Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California (UCLA)- sostiene, incluso, que el cerebro de los nativos digitales es diferente, que está “moldeado” de acuerdo a los parámetros particulares.
Este autor asegura que la mente cambia gracias a la mediación de cualquier herramienta, ya sea física o simbólica, por eso argumenta que Internet no ha cambiado solamente la forma en que las personas producen, se comunican y se divierten, sino que ha alterado, además, el funcionamiento del cerebro.
La red fortalece algunos circuitos neuronales, por eso puede decirse que la tecnología digital altera nuestros circuitos cerebrales. Además de la tradicional brecha entre generaciones, marcada por las diferencias de valores, actitudes y preferencias culturales, estaríamos asistiendo, de acuerdo a la visión de Small, a la aparición de una brecha cerebral que separa a los jóvenes de los adultos: por un lado, los nativos de la era digital, del otro lado los “inmigrantes digitales”. Los “inmigrantes”, personas de más de 30 años, fueron entrenados de un modo muy diferente en cuanto a la socialización y al aprendizaje: hacen las tareas paso a paso, y de a una por vez, aprenden metódicamente y ejecutan los trabajos de una forma más precisa, con las habilidades más dirigidas hacia el contacto social; son más lentos en lo que se refiere a la adaptación y uso de las nuevas tecnologías. Mientras que los “nativos” digitales son mejores para tomar decisiones rápidas y para agrupar una gran cantidad de estímulos sensoriales del ambiente.
* Leandro Zanoni es autor de "La gran manzana. Las 10 claves del éxito de Apple", que sale por Sudamericana en julio pero puede bajarse gratis, por gentileza del autor y la editorial, en www.ellibrodeapple.com
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