Yendo de la barra al libro

Gourmet

Descendiente de inmigrantes italianos dedicados a la gastronomía, Tato Giovannoni empezó a trabajar en la actividad cuando apenas tenía 12 años. Pero su elección derivó en las barras, no en los fuegos de la cocina. Trabajó como bartender en lugares importantes de Buenos Aires como Danzón, Sucre y el Hotel Faena, además de ser el responsable de la propuesta de coctelería de Malbec House en Nueva York, la cadena Gaucho en Gran Bretaña, La Teatrería en Ciudad de México y Galante, el primer bar de coctelería argentina en Londres, entre otros. En 2013 abrió en Buenos Aires la Florería Atlántico, elegido entre los cincuenta mejores bares del mundo por la revista inglesa Drinks International. Actualmente vive en Río de Janeiro, donde creó Atlántico Praia (un quiosco en Playa do Pepe), y se prepara para inaugurar en San Pablo el Nuevo Atlántico. También desarrolló su propio gin, Príncipe de los Apóstoles, con sabores locales como la yerba mate y el pomelo; su propio vermú, Giovannoni; las gaseosas Pulpo Blanco, y las cervezas artesanales Marítima y Bosquísima. En Coctelería argentina. El mar de Tato (Sudamericana, $449), su primer libro, revela los secretos de su arte, que incluyen bebidas argentinas olvidadas, productos regionales y de estación, combinaciones insólitas y creaciones como el Negroni Balestrini (dedicado a su abuelo, primer habitante de Cariló y segundo de Pinamar) o el Garúa, un Dry Martini inspirado en la nostalgia porteña, con blend de agua de San Telmo y granos de café.