Lucullus
Para muchos la madre de todas las gastronomías, la francesa tiene cultores en todo el mundo, bien por la calidad de sus materias primas, el refinamiento de sus técnicas o la permanencia de sus clásicos y al mismo tiempo la creación de nuevos sabores. En la Argentina, la cocina de Francia está representada por la Asociación Gastronómica Francesa en Argentina, una entidad muy activa en la difusión de sus delicias y en otros aspectos del quehacer. El nombre, Lucullus, rinde tributo a Lúculo, “el gourmet de la Roma clásica”, un destacado militar nacido hacia el año 110 a.C. que devino millonario y que se volcó con énfasis a la vida lujosa. En su mansión tenía doce salones comedores, en los que celebraba casi a diario sus sofisticadas “cenas luculianas”.
En su sitio en Internet (http://www.lucullus.com.ar) se explica que la entidad es una asociación sin fines de lucro que nació a principios del 2010, que reúne a unos treinta profesionales de la gastronomía francesa radicados en la Argentina y promueve el savoir-faire francés a través de eventos didácticos y abiertos al público. El objetivo de la Asociación es “fomentar una red de profesionales gastronómicos franceses o francófonos y favorecer el desarrollo de la gastronomía francesa”. Participan chefs de restaurantes, de hoteles, de establecimientos gastronómicos de trayectoria, restaurantes independientes, catering, panaderías, pastelerías, escuelas culinarias y hoteleras.
En sus diferentes secciones, la página Web informa sobre eventos que organiza la Asociación, clases a cargo de prestigiosos profesionales que incluyen la degustación de los platos preparados por los mismos chefs, acompañados por vinos de la bodega Luigi Bosca, oportunidades de trabajo en el ámbito gastronómico y, lo más importante, las recetas auténticamente francesas que son un imán para los amantes de la cocina gala, a cargo de grandes firmas como Jean-Paul Bondoux, Bruno y Olivier, Jérôme Mathe, Gilles Brun y más.
Entre otras delicias, se detallan las recetas de platos y postres diversos como el Pain d’épices; Peras gratinadas con Roquefort, miel y nueces; el emblemático Le croque-monsieur; Tarte Tatin de tomates confitados; Hachis parmentier; Oeufs Cocotte–champiñones y croutons; Quenelle de pera al vino, helado casero y avellanas tostadas; Ensalada tibia de lentejas verdes con aceite de nuez y queso de cabra fresco; Patas de ranas y mollejas persillade, puré de papas con ajo; Confit de canard con frutos rojos, el superclásico Boeuf bourguignon y otras exquisiteces.