La nueva vida del choripán
La preparación más representativa de la gastronomía argentina es un sencillo sándwich de pan francés que en su interior lleva un chacinado de origen alemán. Presente en toda celebración, desde la más doméstica a la más multitudinaria, se trate de un asado familiar, un encuentro entre amigos, un partido de fútbol o una manifestación política, ahora se deja atravesar por el marketing y se sube a la ola gourmet.
Así, desde hace tres años se celebra en la ciudad de Córdoba el Festival Mundial del Choripán, que cuenta con la participación de choripaneros locales, de otras provincias e incluso del exterior, que llegan hasta la capital cordobesa para mostrar sus habilidades en la materia. En su última edición, cerca de 30 mil personas degustaron choripanes preparados por 50 asadores y espectáculos artísticos antes de conocer el veredicto de los jurados en las categorías Choripán Clásico, Choripán Gourmet y Choripán Mundial, donde el podio lo ocuparon las ciudades de Mendoza, Santa Rosa de Calamuchita y Neuquén, con una mención especial para un especialista de Holanda.
Por otro lado, el inagotable marketing gastronómico gourmet aprovecha las ventajas de un público curioso y/o esnob, que no duda en hincarle el diente a “choripanes” de carnes no tradicionales como cordero, ñandú, conejo, quijada de vaca, pescados como lenguado o mero, hongos ¡y hasta enteramente vegetarianos! Al punto que en Palermo –¿dónde si no?—, funciona una “choripanería”, en la que pueden degustarse varias de estas especialidades que, además de las carnes poco habituales, llevan otros ingredientes como panceta, maní, diversos vegetales, condimentos que por lo general no se asocian al clásico chorizo, acompañamientos no criollos y aderezos que se alejan por completo del tradicional y hoy internacional chimichurri.