Growlers, otra manera de tomar cerveza
Como en las antiguas vinerías de barrio, donde era posible comprar vino suelto con el único requisito de llevar el envase para llenarlo una y otra vez con la bebida almacenada en barriles, una nueva moda recaló en la Argentina, la de los growlers. Importada de países como Estados Unidos, Canadá, Australia o Brasil, la modalidad consiste en comprar un botellón (un growler), por lo general de vidrio, aunque también puede ser de cerámica o acero inoxidable, según el país, y cargarlo con cerveza recién tirada. En algunos de los locales ese “envase”, que suele tener alrededor de dos litros de capacidad, puede ser devuelto y el importe abonado en su momento es reintegrado.
El sistema permite consumir en casa distintas variedades de cerveza artesanal (cada vez hay más y de mejor calidad en todo el país), es decir, trasladar la tendencia de probar nuevos sabores en una barra a hacerlo en el living. Además del botellón, en algunas de estas cervecerías artesanales venden el producto en botellas de un litro, que también son retornables. Lo ideal, dicen los emprendedores en la materia, es cargar el growler solo con lo que se prevé consumir en el día o, a lo sumo, el siguiente. Guardarlo durante más tiempo hará que la bebida pierda gas y el producto original ya no sería el mismo. Otro tema importante es el de la higiene del botellón, que debe ser lavado con agua caliente y conservado con una fina capa de alcohol.
Otra ventaja es el precio. Al comprar con este método, se puede duplicar el consumo por el mismo dinero, aproximadamente. En términos generales, los botellones —que suelen ser, además, atractivos objetos de diseño color caramelo— tienen un costo de entre $100 y $200 y la recarga de cerveza alrededor de $200.
Foto: mundocerveza.com