“Mi país se llenó de locales que venden jugos prensados en frío, pollo sin antibióticos y huevos orgánicos. Es una moda y veremos qué queda. Lo interesante es que los consumidores ahora valoran los ingredientes y saben que con los malos no hacemos nada rico”, dijo en una entrevista el antropólogo Peter Kaminsky. Sintetizó así esta nueva era de comida saludable que refleja en su libro Inteligencia culinaria. El arte de comer sano y muy bien (Tusquets, $389). Y también: “Nueve palabras resumen el concepto de la inteligencia culinaria: compren los mejores ingredientes que puedan pagar. Cocínenlos bien”. Por circunstancias personales, Kaminsky debió modificar su dieta. Pero no solo no sacrificó sus sabores predilectos sino que los potenció, ya que entiende que una alimentación saludable se puede lograr también cocinando alimentos con alto SPC (sabor por caloría). Según su mirada, con sabores más potentes el apetito no necesita grandes porciones para quedar satisfecho, por lo que puede funcionar para bajar de peso. Como dice en el prólogo su amigo, el cocinero argentino Francis Mallmann, “el arte de comer en equilibrio hace de este libro una pequeña enciclopedia de la vehemente relación entre el sabor y el deseo”.