Las alitas de pollo (no confundir con el pollo frito, que es una preparación diferente), tal como se las consume hoy, parecen ser una especialidad surgida en Buffalo, estado de Nueva York, en la década de 1960, aunque hay más de una versión al respecto. Y desde 1977 tienen su Día Nacional, el 29 de julio. Se diferencian del tradicional “Fried chicken” sureño porque no utilizan todas las partes del pollo sino solo sus alitas, porque las presas no se sumergen en “masa de panqueque” antes de freírlas y porque, sí o sí, su segundo componente principal es una salsa tan picante como el comensal prefiera.

Ingredientes (para 4/6 porciones)

24 alitas de pollo
120 gramos de harina
5 gramos de paprika
5 gramos de pimienta de Cayena
5 gramos de sal
120 gramos de manteca
Salsa de ají picante a gusto
Aceite abundante para freír

Preparación

Mezclar la harina, la paprika, la pimienta y la sal. Acomodar las alitas en un bol o en una fuente y cubrirlas con la mezcla anterior. Tapar y reservar en la heladera por lo menos durante una hora. Para la salsa, calentar la manteca con la salsa picante y reservar. Freír las alitas en abundante aceite a 190° entre 10 y 15 minutos o hasta que parte de las alitas alcancen un tono dorado oscuro. Escurrirlas sobre papel absorbente, colocarlas sobre una fuente y rociarlas con la salsa.

Presentación

Servir con palitos de zanahoria y de apio acompañados de un aderezo de queso azul y/o con una ensalada Coleslaw (2 zanahorias ralladas, ½ repollo en tiritas, 4 cucharadas de mayonesa, 2 cucharadas de crema, 3 cucharadas de vinagre, sal, pimienta y al menos 24 horas de reposo en la heladera).