Teatro, representación y otras yerbas

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Uno de los libros destacados de este mes es Teatro, representación y otras yerbas de Bernardo Carey

     Conocido autor teatral y narrador, Bernardo Carey es un artista que, a lo largo de su carrera dramática, ha logrado estructurar una obra de singular estilo y sutileza. Creador de más de veinte títulos para la escena, comenzó su relación con la escritura para las tablas en 1979, cuando le estrenaron Cosméticos. A esta le siguieron El sillico del alivio, Florita, la niña perseguida, El hombre de yelo y varias otras. Entre sus estrenos más recientes se cuentan Titulares, la voz del pueblo (2009), Imberbes en la librería (2010), un éxito como Manzi, la vida en orsai (2013), en coautoría; y el año pasado Carlos Correas, la voluntad de vivir. Antes de dedicarse al teatro, Carey ya escribía novelas, cuentos y artículos sobre temas culturales y políticos. Entre sus narraciones se destacan Cuentos sesentistas y sus novelas Adiós a la izquierda, y Sucedió en la campaña bonaerense, este último publicado en la misma editorial.

     Teatro, representación y otras yerbas pertenece a la vena de ensayista de Carey, que también cultiva desde hace tiempo. En esta selección se han agrupado distintas notas o conferencias ofrecidas por él en torno al tema de teatro, valorizando esta actividad como una de las que más riqueza ha aportado a la cultura argentina en las últimas décadas. En el primero de los trabajos, el autor reflexiona sobre las genealogías teatrales, refiriéndose en especial al concepto de mímesis como encarnación y metamorfosis antes que como copia, y al de personaje como el signo más cambiante de la estructura teatral. Enfoque que comienza a desarrollar desde la raíz misma de todo el teatro occidental, que ha sido el de los griegos.  Otro de los artículos interesantes es el referido a la situación actual del autor y el reacomodamiento de su rol en la escena de estos días. Al respecto, el dramaturgo se pregunta si es posible un teatro sin autor, afirmación a la que no le asigna mucho crédito, sin desconocer que los cambios en la sociedad moderna han  debilitado mucho la posición del escritor de teatro y han desvanecido en gran parte lo que Walter Benjamín consideraba el “aura” de las obras, o sea esa originalidad irrepetible que tenía ciertas obras. Trece ensayos, algunos más cortos, otros más extensos, pero todos sustanciosos, dignos de ser acompañados en su reflexión, y escritos todos con absoluta claridad conceptual y prosa elegante.