El archiconocido a esta altura escritor japonés, Haruki Murakami, el más popular de  sus connacionales entre los lectores de Occidente, según opinan los estudiosos, ofrece a sus seguidores una nueva novela, que gira en torno al amor, la amistad y la soledad de aquellas personas que no han terminado de encontrar su lugar en el mundo. Es una narración emotiva y de lectura grata donde el protagonista es Tsukuru Tazaki, un hombre de treinta y seis años en el presente del relato, pero que ha sufrido algunas pérdidas que lo han marcado en forma  definitiva en su existencia. Una de ellas, que lo ha conducido al borde del suicidio, es la ruptura con un grupo de amigos de la niñez y la adolescencia en la ciudad de Nagoya, de la que todos ellos son originarios. Son otros dos muchachos y dos chicas que, un día, le transmiten que han decidido romper su relación con él por motivos que sabrá deducir. Sin embargo, Haruki nunca saber cuál es la razón de esa ruptura que tanto sufrimiento y soledad le causó. Y pasa muchos años en la ciudad de Tokio donde estudia ingeniería y se especializa en la construcción de estaciones de ferrocarriles, que ha sido el sueño de toda su vida. Allí ha recuperado la tranquilidad, pero sigue viviendo solo, hasta que conoce a Sara y se enamora de ella. Y le cuenta su vida y sus desdichas pasadas. A partir de este momento y de las averiguaciones que hace Sara, Haruki comienza a develar el secreto que en el pasado lo había atormentado tanto. Entre otras cosas, viaja a Finlandia y averigua cuál fue la causa –totalmente inventada- por la que se lo acusaba de modo injusto y había sido relegado del grupo. A la vuelta de Helsinski comienza a pensar nuevamente en Sara, pero él la ha visto hace un tiempo con otro hombre. ¿Deberá resignarse a perderla o luchará por ella? Antes de dormirse y de calcular que al día siguiente llamará a Sara, Haruki recuerda que de joven era capaz de amar ciegamente algo. Y que ahora no parece posible que esa emoción estuviera desvanecida para siempre.