Historia de reincidencias, se lo podría llamar a este trabajo, porque este libro publicado por primera vez hace cincuenta años por Frans Riel, famoso galerista de arte y no editor, y vuelto a publicar en 1988 por Kuki Miler y Daniel Divinski, encuentra ahora su tercera aparición en el mismo lugar que decidió darlo a conocer en la segunda ocasión. Allí precisamente, en el prólogo de la salida en 1988, el autor y formidable artista plástico Luis Felipe Noé, hablaba de una reincidencia. Ahora se podría añadir: reincidencia en la reincidencia. En la actual introducción que el mismo Noé hace para este volumen comenta que este ensayo marcaba, en el tiempo de su escritura, una toma de conciencia que fue desarrollándose después, lo que supone que hubo en su pensamiento “ratificaciones, reiteraciones, contradicciones y reinversiones”. Por lo cual no vacila en afirma que algunos de los conceptos que utilizó en la primera edición sean ya cosas del pasado, pero que cree que sigue indemne –también lo piensan otros comentaristas del libro- el espíritu polémico y antidogmático que ha caracterizado siempre su concepción del mundo y su posición de artista frente a la sociedad. Y que ese espíritu tiene hoy diversas otras manifestaciones en las que expresarse y expandir su fuego vivificador. Entre algunos de esos comentaristas, precisamente, Cecilia Ivancevich razona en un segundo prefacio: “Noé plantea Antiestética como contraria a la estética establecida, como reflejo de la sociedad en ebullición y toma posición en favor del ‘cambio’. Por eso el quiebre histórico se convierte para Noé en un lenguaje metafóricamente poderoso para proponer nuevos puntos de vista sobre la cosmovisión contemporánea.” Y en ese sentido considera que esas reflexiones, por su espíritu de rebeldía, de impugnación a las miradas que niegan la ruptura que como el camino hacia nuevas formas de invención estética, siguen siendo herramientas clave en la enseñanza artística actual.