El periódico Martín Fierro
Personalidad singular de la poesía argentina, y autor de obras tan importante como Veinte poemas, Calcomanías, Espantapájaros o En la masmédula, Oliverio Girondo (1891-1967) se sitúa en el sector más iconoclasta de las corrientes renovadoras del arte argentino allá por la década de 1920. Pertenece, como dice Peter Bürger, a una vanguardia caracterizada por una vocación clara de ruptura con las instituciones culturales de su época y del arte que la expresaba. “Parte de la crítica actual –afirma en el prólogo de este libro el estudioso Martín Greco- considera que la vanguardia argentina fue un fenómeno moderado, pero este juicio no parece certero en lo que se refiere a Girondo, quien, a pesar de provenir de la élite terrateniente, se consagró a la demolición de algunos de sus cimientos: la religión, el nacionalismo, la represión sexual, las academia y corporaciones culturales, los clichés románticos y modernistas.”
Girondo fue en ese sentido una de las figuras más provocadoras de la literatura argentina no solo en su producción poética, sino también por la elaboración de textos críticos y programáticos menos conocidos en la actualidad que su poesía, pero igualmente vitriólicos. Gran parte de esos textos habitaron las páginas del principal órgano de vanguardia de esos años, el periódico Martín Fierro, aparecido en Buenos Aires entre febrero de 1924 y diciembre de 1927. La revista transcurrió su existencia en un contexto histórico y político de relativa calma institucional, como fue el gobierno de Marcelo T. de Alvear, al que Girondo calificaba, tal vez por esa tranquilidad, por lo menos en lo cultural, como período de “asfixiante atmósfera espiritual” y de “monotonía asfixiante”.
Esa publicación, que tuvo como único director desde el número 1 al 17 a Evar Méndez, siguió a partir del número 18 teniendo al frente de la redacción al mismo Méndez, pero acompañado de un consejo de dirección formado por Oliverio Girondo –que adquirió especial importancia en su rumbo-, y Sergio Piñero, Alberto Prebisch y Eduardo Bullrich. Pero en la edición número 35, y después de sucesivas deserciones, fallecimientos y disidencias internas, retomó la dirección absoluta Méndez. Así la hoy considerada mítica revista llegó hasta noviembre de 1927, en que publicó su último número, el 45. Los intentos por revivirla, que fueron varios hasta 1930, fracasaron uno detrás del otro. Ya antes de que esto ocurriera, ante la dispersión del grupo en la etapa de la edición 35, Girondo decidió irse a Europa.
Este pequeño volumen que da a conocer ahora Eudeba tiene un doble valor: un muy buen prólogo que señala con lujo de detalles el itinerario de esta revista en la que colaboraron nombres como Jorge Luis Borges, Cayetano Córdoba Iturburu, Jacobo Fijman, Raúl González Tuñón, Leopoldo Marechal, Roberto Mariani, Emilio Pettoruti, Raúl Scalabrini Ortiz, Xul Solar y muchos otros, y algunos otros textos fundamentales para conocer su ideario, empezando por El periódico Martín Fierro. Memoria de sus antiguos directores, escrito por Oliverio Girondo y leído en la Casa del Escritor en octubre de 1949 al cumplirse 25 años de la aparición de la publicación. Y del mismo autor: Evar Méndez, la generación de poetas del periódico Martín Fierro, escrito en agosto de 1945. A lo cual habría que añadirle la publicación de distintos trabajos que aparecieron en la revista. Un compendio valioso para entender qué fue aquel periódico y el grupo al que representaba.