Capitalismo de plataformas
Es un hecho que la economía digital se está volviendo cada vez más un modelo hegemónico en las sociedades contemporáneas. Las ciudades tienden a volverse inteligentes, los negocios deben ser disruptivos, los trabajadores tienen que ser flexibles y los gobiernos deben ser austeros y capaces. En ese entorno, y cuando todo se concrete y marche en la plenitud de sus posibilidades, dice la propuesta ideológica del capitalismo en esta etapa, quienes trabajen duro sacarán ventajas con los cambios y triunfarán. ¿Será así? Pero veamos primero, ¿cómo se llegó a esta etapa? Este libro, en gran parte, trata de explicar eso. Luego de una prolongada caída de la rentabilidad de la manufactura ya avanzada la segunda mitad del siglo pasado, el capitalismo se volcó hacia los datos como nueva y esencial materia prima para seguir en la ruta del crecimiento económico y la vitalidad frente a lo que pasaba en un sector que se mostraba cada vez más débil: el de la producción. En el siglo XXI, y sobre la base de cambios en las tecnologías digitales, los datos se volvieron esa sustancia cada vez valiosa para las empresas y su relación con los trabajadores, clientes y otros capitalistas. Dentro de ese cuadro de necesidad, la plataforma emergió como el nuevo y flamante modelo de negocios, capaz de extraer y controlar una inmensa cantidad de datos. Y con ese cambio se promovió el ascenso e impulso hacia las grandes compañías monopólicas. En la actualidad, el capitalismo de las economías de altos y medianos ingresos está dominada cada vez más por estas compañías y no parece que esa tendencia vaya a parar.
Este libro intenta ubicar a estas plataformas en el contexto de una historia económica más amplia que la del presente para explicar, entre otras cosas, que hay parámetros que no varían en el capitalismo a pesar de haber atravesado éste distintos períodos históricos. Y uno de los rasgos invariables de ese ADN capitalista ha sido el de ser más eficaz a fin de procurar niveles de rentabilidad cada vez más apetecibles, para lo cual la tecnología, sometida a una demanda permanente de transformación y avance, procuró herramientas de mucha envergadura. De ahí que el primer capítulo de este trabajo, denominado “La Larga Recesión”, se entrega a la descripción de un asunto que debería ser familiar a los historiadores de economía: las distintas crisis que establecieron los precedentes para la actual economía post-2008, que es el año de la última de ellas, pero reconoce como previas a la de 1970 y la de 1990. Y cómo del análisis de esas crisis surgieron las propuestas de superarlas apelando en gran parte a la tecnología.
El sentido de lograr un cambio tecnológico constante es el objeto de estudio del segundo capítulo del libro llamado “Capitalismo de plataformas”. Nick Srnicek sostiene que el sentido de esa mutación continua fue cortar costos, eliminar competidores, controlar a los ejércitos de trabajadores, reducir los tiempos muertos y ganar participación en el mercado. Y para plasmar ese propósito, uno de los caminos más transitados fue el de transformar en forma permanente el proceso laboral. Esta fue la fuente del inmenso dinamismo del capitalismo, dado que los capitalistas tienden a incrementar constantemente la productividad laboral y superarse unos a otros en la manera de generar ganancias de modo eficiente. En el último capítulo, titulado “Las guerras de las grandes plataformas”, Srnicek describe con amplitud de datos las características diversas que esas empresas dueñas de la información global han aportado a la economía y la competencia entre ellas, hecho frente al cual, sin embargo, afirma el autor con contundencia: que a pesar de la retórica tendiente a demostrar que la actual economía digital ha superado el capitalismo y se marcha hacia un nuevo modo de producción, todavía el sistema está atado a los vaivenes de la competencia y la rentabilidad, y ésta última sigue siendo el gran árbitro del éxito. Un ensayo digno de leerse por lo que aporta en claridad a aspectos de la actual realidad del mundo.