Entrevista a Germán Chiaraviglio
El deporte argentino tiene una gran cuenta pendiente: el atletismo. Muy lejos quedaron las dos medallas doradas logradas por los maratonistas Juan Carlos Zabala y Delfo Cabrera en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 y Londres 1948, respectivamente. Y muy pocas resultan en una disciplina que solo en Río 2016 tuvo 47 pruebas diferentes entre hombres y mujeres. Por eso, la historia de Germán Chiaraviglio, quien se destaca en una actividad tan infrecuente para la Argentina como tradicional en el mundo del atletismo como lo es el salto con garrocha, vale la pena ser conocida para que sirva de referencia a las nuevas generaciones.
En el atletismo, más allá de los resultados puntuales de una competición, existen los récords mundiales, es decir el registro de las mejores marcas que se han dado en la historia de cada disciplina. En el caso del salto con garrocha, quien más alto ha logrado saltar ha sido el francés Renaud Lavillenie con los 6.16 metros alcanzados en Donetsk en 2014. Un centímetro menos había logrado en 1993 el ucraniano Sergei Bubka, curiosamente en la misma ciudad. El mejor salto de Germán fueron los 5.75 metros que le valieron la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
En Rio 2016 Germán volvió a saltar por encima de los 5.70 y fue uno de los 12 finalistas. Sin embargo, luego no pudo superar los 5.65 y quedó anteúltimo en la etapa decisiva. Un año antes, en el Mundial de Atletismo de 2015 disputado en Pekín, Chiaraviglio también pasó los 5.70 y se clasificó a la final, donde sorteó los 5.50 y los 5.65 para fallar los tres saltos en los 5.80.
El santafesino de 30 años dio su primer golpe en el Mundial de Atletismo de 2003 para menores de 18 años. Aquella vez, en Canadá, saltó 5.15 metros y se convirtió en el primer argentino en ganar una medalla dorada en un certamen de ese tipo. Pero más ruido hizo tres años más tarde cuando en el Mundial Sub 20 que se realizó en Pekín también logró el primer lugar, esta vez con 5.71 metros. Ese título le valió en 2006 el Olimpia de Oro como reconocimiento al mejor deportista argentino del año.
Entre este buen presente y aquel pasado glorioso, Germán tuvo que atravesar momentos muy difíciles que explican por qué los logros más relevantes de su carrera están tan distanciados. De hecho, los 5.71 metros que saltó a los 19 años recién los pudo superar en Toronto 2015. Tras la opaca actuación que tuvo en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, cuando no logró superar la clasificación, vinieron una serie de lesiones que solo le permitieron volver a competir recién en 2011.
Desde entonces, un arduo trabajo psicológico y el apoyo de su familia (todos garrochistas, desde su padre hasta sus hermanos, Guillermo y Valeria) le fueron dando la fuerza para volver. La misma que empleará seguramente en el Sudamericano de Ecuador que se disputará del 23 al 25 de junio y que necesitará para alcanzar los 5.70 metros que le den la clasificación al Mundial de Atletismo de Londres 2017, que se llevará a cabo entre 4 y el 13 de agosto.