Entrevista a Evelina Cabrera
“The world is yours”. Cuando Evelina Cabrera cerró la última cumbre anual del grupo de mujeres del G20 que busca la igualdad de género, y que se realizó en octubre pasado en Buenos Aires, levantó las manos y la leyenda que tiene tatuada en su brazo derecho quedó bien a la vista de todos y todas. Y esa imagen vino a resumir como ninguna otra lo que ocurre hoy con esta gran luchadora por la inserción social conocida en todo el mundo.
Dueña de una historia de vida cruda y dura, Evelina es hoy la presidenta de Affar, la Asociación de Fútbol Femenino de la República Argentina. Aunque su nombre sugiere que se trata de la rama femenina de la AFA, en realidad es una entidad civil que no depende del ente rector del fútbol argentino. De hecho, Cabrera la fundó luego de haberse presentado en la calle Viamonte con la idea de hacer algo por al crecimiento y el desarrollo del fútbol femenino y recibir como respuesta “si querés hacer algo, hacelo afuera, acá no vas a poder hacer nada”. Las vueltas de la vida: tiempo después, desde la nueva gestión del fútbol femenino la llamaron para pedirle una reunión.
Pero antes de encontrar en el fútbol ese espacio para militar por la inclusión social de mujeres desfavorecidas y hasta su propio salvoconducto, Evelina tuvo una adolescencia en la que vivió situaciones muy límites. Proveniente de una familia trabajadora y humilde, la separación de sus padres coincidió con esa etapa de la vida en que se desafían los límites y, sin la necesaria contención, terminó en la calle. Mientras cursaba el secundario, dormía en casas de amigas o amigos e incluso llegó a hacerlo en la plaza que estaba frente a su escuela. Entre changas, el submundo de las drogas y hasta un novio que le pegaba, a los 17 años intentó suicidarse con pastillas.
Ese momento terminó siendo el quiebre en su vida para recuperarse y terminar siendo hoy una de las mujeres más reconocidas por su labor social. Evelina terminó el secundario, estudió el profesorado de educación física y consiguió trabajo. Conoció el fútbol, se probó en Platense y quedó hasta que por un tema de salud debió abandonar. Entonces se convirtió en entrenadora, especialmente de chicas de bajos recursos o con alguna discapacidad.
Los obstáculos que muchas veces encuentran las chicas para poder jugar al fútbol la llevaron a crear Affar en 2013, cuando tenía solo 27 años. Hoy tiene una escuelita donde aprenden más de 200 mujeres. Y su historia es tan ejemplar que representó a la Argentina en el Foro de la Juventud de la ONU y en la ya mencionada cumbre femenina del G20. Mientras el mundo ya es suyo, pelea para que esa máxima sirva de guía para otras mujeres.