Entrevista a Erica Farías

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Campeona mundial de origen humilde, hoy defiende su título y ayuda a otras mujeres que como ella sufrieron violencia de género.

 

La pionera sin duda fue Marcela “La Tigresa” Acuña, quien con el título mundial de la categoría supergallo de la Asociación Internacional de Boxeo Femenino obtenido en 2003 se convirtió en la primera boxeadora nacional en alcanzar una corona. Pero desde entonces el boxeo femenino argentino no paró de consagrar campeonas. Yésica Bopp, Alejandra Oliveras, Carolina Duer, Leonela Yúdica y muchas más han hecho de nuestro país una super potencia en este deporte, que en 15 años ha dado más de la mitad de títulos que el boxeo masculino desde su primer campeón Pascual Pérez en 1954. Y entre ellas está Erica “La Pantera” Farías, actual campeona superligera del Consejo Mundial de Boxeo.

Oriunda de Tigre y con un récord de 25 victorias (10 por nocaut) y solo dos derrotas (la última ante la monarca welter noruego-colombiana Cecilia Braekhus en junio pasado), Farías debutó como profesional el 25 de julio de 2009 en la Federación Argentina de Box. Ese mismo año se consagró campeona sudamericana de peso super pluma. Al año siguiente, el 8 de mayo, venció por nocaut a la colombiana Darys Esther Pardo por el título Interino de peso ligero del Consejo Mundial. Y el 8 de junio de 2011 derrotó por decisión técnica a la norteamericana Ann Saccurato y unificó la corona, consagrándose campeona regular del Consejo. Esa corona la perdió en abril de 2014 frente a Delfine Persoon, luego de siete defensas exitosas. Su actual título lo obtuvo el 15 de noviembre de 2014 al vencer a Alejandra Oliveras en fallo dividido.

Pero más allá de sus logros arriba del ring, Erica es también dueña de una historia que merece ser contada, sobre todo en estos tiempos donde la sociedad se muestra mucho más activa en la búsqueda por erradicar para siempre la violencia de género. Estuvo un año en pareja con un boxeador que la maltrataba. “El calvario fue tal que pareció durar cinco”, confesó alguna vez. Hasta que un día la situación casi termina en tragedia: Erica tiene aún una cicatriz de una puñalada. Ese día logró escaparse para enseguida decir “basta”. Profundamente conmovida por lo que estaba pasando, dejó el boxeo y se puso a limpiar casas y oficinas para subsistir. Pero volvió a lo que más le gustaba. Y cómo.

Mientras sigue defendiendo su título, y cada tanto se cruza con quien quiere destronarla Ana Laura “La Monito” Esteche, Farías dedica parte de su tiempo a las causas sociales y conduce su propio programa de televisión en San Fernando. Y sueña, a los 33 años, con ser madre. El deporte, pero sobre todo el boxeo, siempre tiene historias de vida duras, pero también con finales felices.