El Enard, la revolución del deporte amateur nacional
Desde que se creó el ENARD escuchás el agradecimiento de los deportistas por el apoyo recibido, cuando antes decían frente a los Juegos Olímpicos, los Panamericanos o los Sudamericanos que no habían podido entrenar a la par de los atletas de otras naciones y que eso afectaba naturalmente su rendimiento”. Quien así sintetiza ante Revista Cabal la importancia del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo es el ex futbolista y ex secretario de Deportes Claudio Morresi. Creado por la Ley 26.573 en diciembre de 2009, este organismo autárquico, que en las últimas semanas se vio envuelto en cierta incertidumbre acerca de su financiamiento futuro, significó una verdadera revolución para el deporte amateur nacional.
El ENARD comenzó a funcionar en agosto de 2010, coadministrado por la Secretaría de Deportes de la Nación y por el Comité Olímpico Argentino, que además se alternan la conducción. El objetivo general, según lo especifica la norma que lo creó, es “gestionar y coordinar apoyos económicos específicos para la implementación y desarrollo de las políticas de alto rendimiento”. Más concretamente, de lo que se ocupa el organismo es de asignar becas a los deportistas para que puedan enfocarse en su disciplina, solventar los gastos que demandan las competencias internacionales, apoyar económicamente a los certámenes nacionales e internacionales que se organizan en la Argentina, pagar los honorarios de los entrenadores (algunos de ellos extranjeros), asegurar la cobertura médico-asistencial de los atletas e invertir en equipamiento e infraestructura deportiva, entre otras funciones.
Autarquía o no autarquía, esa es la cuestión
La especificación de las funciones del ENARD que hace la ley en realidad no difiere demasiado de las tareas que en mayor o menor medida se venían realizando con anterioridad a su creación. El verdadero cambio estuvo en la determinación del origen de los fondos destinados a financiar estas necesidades del deporte nacional y en cómo se pasaron a administrar esos recursos. Cualquier persona que sea clienta de un servicio de telefonía celular podía ver hasta el año pasado en la parte de impuestos de su factura la siguiente leyenda: “Cargo ENARD Ley 26.573 1%”. Eso es justamente lo que determinaba el recientemente anulado inciso a) del artículo 39: que las actividades y acciones del Ente se deben financiar con un cargo del uno por ciento aplicado sobre el precio del abono que las empresas de telefonía celular facturen a sus clientes, neto de IVA. El dinero, además, debía ser girado desde las compañías directamente a la cuenta del Ente, garantizando así la autarquía financiera del organismo. “Funcionando de esta manera, el ENARD dejó de depender de la burocracia del Estado, que a veces no da el dinero ni en tiempo ni en forma y que tiene unos pasos incompatibles con las necesidades de las selecciones nacionales, la compra de equipamiento o la asignación de becas”, señala Morresi. El deporte argentino, así, ganó recursos y agilidad para hacer uso de ellos.
Cuánto dinero ingresó al ENARD, cómo ha sido utilizado y hasta con qué criterio se han seleccionado a los atletas que recibieron una ayuda económica está muy claramente detallado en las Memorias y Estados Contables del organismo, de acceso público en su página web (www.infoenard.org.ar). Solo a modo de ejemplo y referencia, en 2011 (el primer año calendario completo) se obtuvieron unos 146 millones de pesos y se gastaron casi 143 millones. Se ayudó económicamente a 1662 atletas y se le pagó a 274 entrenadores. Inflación mediante, en 2016 el ENARD recaudó poco menos de 560 millones y aunque al cierre de esta nota aún no estaba el ejercicio 2017 se estima que este año entraron unos 720 millones de pesos.
Catarata de medallas
Aunque a veces puede resultar engañoso valerse únicamente de la performance deportiva para evaluar una política, es muy difícil resistir la tentación de hacerlo. Además, ¿por qué negar el correlato bastante directo que existe entre la inversión y el rendimiento? Apenas transcurrido un poco más de un año desde que fue lanzado el ENARD, la Argentina compitió en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, en octubre de 2011. Y aunque en el medallero final nuestro país repitió la misma séptima colocación de las dos competencias anteriores (Rio 2007 y Santo Domingo 2003), ya se pudo advertir un salto en las medallas totales: 75 contra las 59 obtenidas en Brasil y las 63 de República Dominicana. Fue la mejor actuación en Panamericanos desde el año 1955, exceptuando los Juegos de 1995 que se llevaron a cabo en Mar del Plata. En Toronto 2015 se igualó la cantidad de medallas y la posición final, aunque hubo 15 oros contra los 21 de 2011. En cuanto a los Juegos Olímpicos, la Argentina volvió a ganar medallas doradas en Atenas 2004 después de 52 años sin ese logro. Para ese entonces, el ENARD no había sido creado, pero las partidas presupuestarias para el deporte (a través de la Secretaría) ya se habían incrementado notablemente. En Pekín 2008 se repitió la actuación de Grecia, con dos oros y cuatro bronces. Londres 2012 no representó un salto, pero con un oro, una plata y dos bronces se mantuvo la performance. Y en Rio 2016 se produjeron los mejores resultados en casi 70 años: tres medallas doradas (Paula Pareto en judo, Santiago Lange-Cecilia Carranza en vela y el seleccionado masculino de hockey sobre césped) y una de plata (Del Potro en tenis, aunque al tratarse de un deportista súper profesional el ENARD no tiene aquí mucho que ver).
Pero más allá de los números, quizá la mejor manera de “medir” el despegue del deporte amateur en la Argentina sea la emergencia de una buena cantidad de atletas que empezaron a meterse en la elite de sus respectivas disciplinas, especialmente en aquellas que no parecían tener tanta historia en nuestro país, y a ser reconocidos por el gran público. Es el caso de Pareto en judo, pero también de Sebastián Crismanich (taekwondo), Federico Molinari (gimnasia artística), Germán Lauro (lanzamiento de peso) o Germán Chiaraviglio (salto con garrocha), solo por nombrar a algunos competidores de disciplinas individuales y obviando a aquellos deportes colectivos que también le han dado muchas alegrías al país.
Consultado por Revista Cabal, Molinari destacó este gran cambio. “Antes del ENARD el deporte argentino no era ni un programa ni un proyecto. Apenas creado se empezaron a ver resultados. Incluso ahora uno puede saber en qué disciplina se verán, cuando antes todo era puro azar. Y además de las medallas también hay que ver cómo se incrementaron los diplomas olímpicos”, afirmó.
¿Vuelta al pasado?
Este proceso de recuperación del deporte amateur argentino fruto del ENARD de pronto se vio amenazado en noviembre del año pasado, cuando trascendió que se eliminaría el artículo que prevé que su financiamiento salga de esa alícuota del 1% que se paga con la factura de la telefonía celular. Enseguida la reacción de los deportistas amateurs más importantes se hizo escuchar. A través de una carta firmada por Pareto, Molinari y el ciclista Walter Pérez entre otros, los atletas señalaron que el nuevo proyecto de Reforma Tributaria “pone en riesgo” la existencia misma del ENARD. “La profesionalidad y la transparencia del ENARD fueron el principio de una nueva época” agregaron para luego preguntarse: “¿por qué se propone esta vuelta al pasado?”
Ese “pasado” significaba que el dinero para el organismo volvía a salir del Presupuesto Nacional y que el organismo perdía su autonomía. Pero tras la queja de los atletas, se anunció públicamente que no se alteraría el funcionamiento del ENARD y que para el año 2018 el Estado aportaría 900 millones de pesos. Los deportistas quedaron satisfechos. “Se respetaron la mayoría de las condiciones que habíamos pensado de antemano, como mantener la independencia del ENARD y que la plata no salga del presupuesto anual sino del fondo que maneja el Tesoro Nacional. Eso hace que sea un ingreso mensual y que no dependa año a año del gobierno de turno”, explicó Molinari.
Para otros, como Morresi, las dudas persisten. “Cuando la plata sale del Estado estás en una cola donde puede que otros cobren antes. A mi entender hay dos posiciones respecto a cómo podríamos definir al deporte: o como un instrumento más para el desarrollo humano o como un negocio, un entretenimiento. Para quienes están hoy es un negocio”, sentencia el ex funcionario.
Lo cierto es que a partir de este año los usuarios de las compañías telefónicas de celulares ya no verán discriminado su aporte al ENARD. Para saber si se respeta el funcionamiento autárquico del organismo habrá que esperar y seguir de cerca a los atletas, quienes seguramente alzarán su voz apenas noten un incumplimiento.
Foto: Facebook Enard