David Nalbandian: El Rey del tenis argentino que dijo adiós

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Con la inocencia de los 16 años su nombre resonó desde Estados Unidos, en 2002 alcanzó la madurez absoluta en Wimbledon y el Máster de Shangai ‘05 lo puso entre los mejores de la historia de la raqueta en nuestro país. Fue símbolo y jugó tres finales de Copa Davis aunque nunca pudo ganarla. De Unquillo al mundo, David Nalbandian, el ídolo del tenis que dijo adiós a su carrera.

Con la misma edad que tenía su abuelo “Paco” cuando se radicó en Uniquillo, Córdoba, David Nalbandian se metió en la historia del tenis argentino. Con solo 16 años triunfó en la final de la categoría junior del Abierto de los Estados Unidos y escribió la primera de sus gloriosas páginas a lo largo de una década y media de carrera.


El ocaso del verano acechaba Nueva York, los tenistas nacionales habían quedado rápidamente fuera del cuadro principal y Pete Sampras, icono local, sucumbía ante el australiano Patrick Rafter en semifinales. El chico rubio, de piel rozada y con innegable acento como marca registrada se ganaba las tapas de los diarios del lunes. El rival de turno, en aquel partido por el título cargado de sueños de juventud, fue simplemente un pibe de Basilea con mucho talento pero que debía corregir su carácter: un tal Roger Federer.


Un revés a dos manos, impropio para un talento de su edad y para la amplia mayoría de jugadores del circuito profesional, como marca indeleble es la pista principal para entender el espacio natural que ocupó el tenis en su vida.
Unquillo la ciudad donde nació el primer día de enero de 1982 está ubicada geográficamente en  los faldeos orientales de las Sierras Chicas. Este fue, es y será su lugar en el mundo. A causa del azar su abuelo, de origen armenio, se estableció a mediados de siglo en esa localidad al noreste cordobés. Décadas más adelante, sus padres y otras familias construyeron dos canchas de cemento, una rareza en el tenis argentino y algo exorbitante para una ciudad de 11 mil habitantes a fines de los años ‘80.


“Un grupo de vecinos construyó unas canchas en el barrio. Toda la vida jugué sobre superficie rápida, de cemento, y en realidad sobre ese piso fue donde siempre me desenvolví. Por eso es que le conozco los secretos. Había un club con canchas de polvo de ladrillo, pero nosotros jugábamos en el otro”, recuerda David sobre sus primeros golpes.
Tras los pasos de sus hermanos mayores, Javier y Darío, se forjó su pasión por los deportes. Corriendo detrás de ambos repartía sus primeros años “jugando al fútbol, al tenis, al básquet, practicando karate, equitación, natación. Y también yendo a la montaña a disfrutar de la adrenalina al ver pasar los autos de rally”, expresa en su sitio oficial.


Entre tanta estimulación deportiva, el tenis, fue su primer amor. Desde los cinco años jugó, jugó y siguió jugando sin parar. Primero solo contra el frontón ya que era muy pequeño y “todos se aburrían” llegó a confesar en una entrevista homenaje para la cadena ESPN. Pero el pequeño insistió y, de a poco, aquellos que lo evitaban ya no pudieron ponerse a la altura de su muñeca y mucho menos de ese revés tan característico.
Fue por aquellos días donde la imagen del fabuloso Boris Becker, volando dos veces en palomita hasta ganarle un punto a Iván Lendl, en el televisor de su casa se convirtió en la escena que condensó el tenis en su máxima expresión y lo acompañó para siempre.


Con 12 años, Nalbandian encabezaba el ranking nacional en su categoría. Guillermo Vilas, el mayor tenista argentino de la historia,  se fijó en su talento. Lo invitó a su escuela y David, que por entonces tenía edad de Junior se posicionó como una de las promesas del tenis internacional. Primero fue campeón mundial en Japón a los 14 años, luego vino la mencionada victoria en el US Open en 1998 frente a Federer en el match decisivo y en 1999 llegó a la final de Roland Garros y se adjudicó junto a Guillermo Coria el Torneo de dobles de Wimbledon.


El 2000 fue el año de su debut profesional. En su bautismo ATP cayó ajustadamente en tres sets por 3-6, 6-3, 5-7 con el ex número uno del mundo, Jim Courier en el Master Series de Miami. Al año siguiente, juega su primera final en el ATP Tour en Palermo donde no pudo ante el español Felix Mantilla pero logra ubicarse, por primera vez, entre los 50 mejores jugadores del planeta.


Para la temporada 2002 dio un salto de calidad. Sorprende al mundo al llegar a la final de Wimbledon -único jugador argentino que ha llegado a esa instancia- donde cae con el entonces número uno del mundo Lleyton Hewitt,  y gana sus primeros torneos en el circuito, en Basilea y Estoril ante el chileno Fernando González y el finés Jarko Nieminen en sendas finales respectivamente. Concluye el año como 12° del ranking mundial.


En 2003 alcanza las semifinales del US Open, donde no puede ante el “bombardero de Nebraska” Andy Roddick en un ajustado juego que terminó 7-6 (4), 6-3, 6-7 (7), 1-6, 3-6. Llega a cuartos de final en el Grand Slam de Australia, a la final del torneo de Basilea y a la semifinal del Master Series de Hamburgo. Semejante desempeño le permite cerrar la temporada octavo del ranking y clasificarse por primera vez en su carrera para la Copa Master.
Una serie de lesiones, tal vez la gran bestia negra de su carrera, persiguieron al “Rey David” durante la temporada 2004. Sin embargo, a pesar de la irregularidad, no se vio impedido mantenerse en los primeros puestos del ranking. Alcanzó las semifinales en Roland Garros -cayó ante Gastón Gaudio- y los cuartos de final de Australia. Finaliza el año en noveno lugar.


En 2005 por tercera vez consecutiva se coló en los cuartos de final de Australia. Llegó a esa misma instancia en Wimbledon y el US Open y obtuvo el ATP de Munich. Los números del año no le alcanzaron para clasificarse directo al Master de Shangai pero Andy Roddick se bajó y David ingresó a último momento a la competencia.
Allí este artista del tenis pintó, sin dudas, una de sus mejores obras. Primero por el grupo, Nalbandián no pudo con Federer pero venció en dos sets a Guillermo Coria y barrió a Iván Ljubicic en un doble 6-2 para meterse en semifinales. En dicha instancia mostró toda su categoría y se clasificó a la final luego de vencer al ruso Nicolay Davydenko en dos sets.


En el partido decisivo lo espera nuevamente, el número uno del mundo y un viejo conocido, Roger Federer. La final fue cerradísima. El suizo se llevó los dos primeros sets en Tie Break. Contra todos los pronósticos, el cordobés se impuso en el tercer y cuarto set e igualó el partido. El quinto fue muy cerrado, medido, golpe a golpe como una partida de ajedrez y es ahí donde el de Unquillo sacó a relucir su mejor tenis y, además, su garra. David Nalbandian se impuso en el Tie Break definitivo y así logró la Copa Master, el título más relevante de su carrera profesional. Para Gerardo Puig, periodista especialista en Tenis de la Agencia DyN que siguió siempre de cerca la carrera de Nalbandián, “la consagración en el torneo de Maestros de 2005 sintetiza, acaso, la carrera del cordobés, atravesada casi en partes iguales por momentos de brillantez e irregularidad”.


En 2006 llega a las semifinales de Australia. David, con ese resultado, se ubica tercero en el ranking ATP, el mejor puesto en su carrera, detrás de Federer y Rafael Nadal. Luego gana por segunda vez Estoril y alcanza las semifinales del Master Series de Roma, donde cae en Tie Break en el tercer set con Federer.  El resto del año las lesiones lo complican y su paso es irregular. Así y todo llega a semifinales del Abierto de Madrid y clasifica directamente a la Copa Master donde pierde en semifinales  con el norteamericano James Blake. Finaliza el año en el octavo puesto del ranking.
Gerardo Puig argumenta que “en David convivieron siempre esos momentos de lucidez plena y un talento increíble, con la irregularidad que le impedía ratificar a lo largo de las temporadas ese juego que le permitía doblegar, y muchas veces con facilidad, a los mejores del mundo”.


Perseguido por lesiones que le impedían desarrollar su mejor tenis, el 2007 comenzó difícil. Promediando la temporada armó un nuevo equipo de trabajo, con Martín Jaite como entrenador, y los resultados vinieron rápidamente. En un cierre de temporada a toda orquesta se consagra por primera vez en un torneo Master Series. Con un nivel cercano a la perfección en Madrid vence a los tres primeros del ranking –hecho que sólo lograron otros dos jugadores en la historia: Boris Becker, en Estocolomo 1994 y Novak Djokovic, en Montreal 2007-. Se impone a Nadal (2º) en cuartos, a Djokovic (3º) en semis y se corona ante Federer (1º) por 1-6, 6-3 y 6-3.
Con él envión que significó el triunfo en la capital española también ganó en el Master Series de París. Esta vez en cuartos y en dos sets (6-4, 7-6) donde nuevamente Federer fue su víctima y en la final hizo añicos a Nadal por 6-4 y 6-0. Nunca antes un tenista se había impuesto en dos ocasiones, en un mismo torneo, a los dos primeros del mundo. Este año termina en el puesto 9 del ranking reingresando al top ten.


Sin dudas ese fue el pico máximo de Nalbandián en su carrera como singlista. Pero la Copa Davis lo transformó, en la última década, en un símbolo Albiceleste. Tres veces estuvo cerca de abrazarla y podemos determinar que fue el gran amor que se le negó. “La Davis es el evento que sentí distinto a cualquier cosa. La presión que se siente, la atmósfera, eso no se vive en ningún lado y es una espina que no se pudo cumplir. Se dio así”, comentó  David en conferencia el día que anunció su retiro.
Sólo el mítico Guillermo Vilas participó en más series que él (29 contra 26). De esas series, ganó 23 partidos en singles y perdió sólo seis, y en dobles se impuso en 16 y sólo perdió 5.


Debutó en 2002 en instancias semifinales frente a Rusia en Moscú. Junto a Lucas Arnold en un partido que quedó en la historia. Lograron imponerse en dobles en un quinto set con un cierre increíble de 19 a 17 luego de casi 6 horas y media. Al día siguiente debutó en single donde no pudo ante Marat Safin en cuatros sets.
La primera vez que Nalbandian y la legión estuvieron muy cerca de llegar a abrazar la Davis fue en 2006. Luego de superar a Suecia por 5 a 0, a Croacia, de visitante por 3 a 2 (los tres puntos que ganó Argentina lo tuvieron a David como protagonista) y a Australia por 5 a 0. En la final, los esperó Rusia en Moscú.  El cordobés venció a Safin en tres sets, para luego volver a mostrar su garra al imponerse ante Davydenko. El Rey le dio dos puntos a Argentina, pero finalmente los rusos se impusieron por 3-2 y obtuvieron la Davis.


En 2008, Argentina y Nalbandian volvieron a ser finalistas, esta vez ante España en Mar del Plata. David le dio el primer punto a nuestro país tras vencer a Ferrer, pero finalmente los europeos se impusieron en la serie, amargando así el sueño albiceleste.
En el 2010 cuando una lesión lo marginaba indefectiblemente David volvió a ser el gran abanderado argentino en la Davis. Se unió al equipo y sobre la hora logró un punto decisivo en Estocolmo, ante Suecia, por los octavos de final cuando parecía que el repechaje era algo ineludible. Luego fue el gran héroe en Moscú, donde derrotó a Davydenko y Youzhny, para obtener la clasificación a la semifinal, instancia donde Francia se hizo fuerte de local y se quedó con la serie.


En la edición 2011, el equipo capitaneado por “Tito” Vázquez llegan a una nueva final de Copa Davis. La tercera para Nalbandián. En una nueva definición ante España, los locales se imponen por 3-1 en Sevilla, logrando David junto a Schwank, el punto de dobles que mantuvo intactas las esperanzas hasta la última jornada.
Su último grito sagrado en Copa Davis fue en abril de este 2013. Nalbandián, acechado por las lesiones, sólo pudo estar en el dobles junto a Horacio Zeballos. Su presencia fue un inflador anímico para el grupo y el punto que obtuvo junto al marplatense el día sábado permitió que el equipo se quedara con la serie 3-2. Finalmente, ya sin David, Argentina no pudo ante Republica Checa en semifinales. Aquella alegría del 6 de Abril fue el último regalo que Nalbandián le hizo al tenis.


Para Gerardo Puig la Copa Davis, fue la única competencia en la que nunca se permitió estar por debajo de las expectativas. Y cumplió con creces, porque pese a no conseguir el título se convirtió en el jugador más representativo del país en busca de la Ensaladera”.
El pasado 1 de octubre, con apenas 31 años aquejado por operaciones en las caderas y una última en el hombro, le puso fin a su carrera. “Es una sensación rara y es un día difícil el del retiro de la actividad que me dio todo, pero el hombro no me está ayudando a poder entrenar con la exigencia que los torneos necesitan”.
“Nalbandian ganó el respeto de todos sus rivales. Los mejores tenistas del mundo vieron siempre en el cordobés a uno de los jugadores más completos y peligrosos del circuito” según Puig y los números así lo marcan: ganó 383 partidos en su carrera como jugador ATP y perdió 192, con 86 victorias en Grand Slam.
En la memoria de los contemporáneos a su carrera nos quedará el recuerdo cuando su  apellido hizo eco por primera vez en la inmensidad de Nueva York. Su primer gran zarpazo. Siempre será el orgullo de su querido Unquillo natal, aunque de aquí en adelante su nombre no esté en el cuadro de un Máster Serie ni sea la ilusión de una Copa Davis.