Las mariposas no viven solo un día, sino semanas o incluso meses, cumpliendo un rol imprescindible para el ambiente: la polinización de las plantas selváticas. Son aproximadamente 900 especies de mariposas que vuelan en las selvas del noreste argentino. Azul, Rojo, Amarillo y un sinfín de frágiles colores metálicos vuelan por la selva paranaense. Estos coloridos insectos están cubiertos de diminutas escamas que las visten de colores inimaginables, como infinitas tonalidades de azul, atractivas texturas e incluso transparencia.

Entre las de mayor tamaño y coloridas podemos nombrar a las del género morpho (ver foto), como la mariposa Porá (“hermosa” en vos guaraní) y la mariposa nacional, celeste y blanca, la Morotí (del guaraní, “blanca”). Son también muy populares las grandes limoneras (ver fotos), con vuelo veloz y desconfiado.
Las mariposas se nutren del néctar de las flores, unas solución acuosa rica en azúcares. Sin embargo, debido a esta estricta dieta, necesitan incorporar otros nutrientes, como sales naturales. Es por ello que suelen posarse sobre la piel de las personas para libar el sudor y son comunes las asambleas en las riberas de los ríos y en los rojos charcos que se forman en las picadas del interior de las selvas.

Debido a la íntima relación entre estos insectos y la selva paranaense, resulta imprescindible la conservación de las mariposas para mantener los bosques nativos argentinos saludables y vigorosos, con todo lo que ello conlleva e incluye: biodiversidad, identidad, cultura y recursos.

* El autor de esta nota es Esteban Avigiliano, Licenciado en Biología y miembro del Consejo de Administración de la Fundación Bosques Nativos Argentinos para la Biodiversidad.
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