El fenómeno Toc Toc

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La obra de teatro más exitosa de los últimos 25 años ya fue vista en la Argentina por casi 1.500.000 espectadores. Y sigue a sala llena función tras función. Un libro bucea en los secretos de su éxito.

No siempre se trata del mero talento, que es muy necesario. Una cuota de casualidad, otra de visión y una tercera de audacia pueden ser las causas de un éxito, o algunas de las causas, en cualquier ámbito. Para que una obra de teatro sea exitosa hay, además, otros elementos: libro, dirección, actores… Y a veces también el tema central de la pieza en cuestión. Por eso el éxito descomunal de Toc Toc, la puesta en escena más vista en la Argentina en los últimos 25 años (superando la marca de la recordada Brujas), es aun más llamativo: se trata de una historia que reúne seis casos paradigmáticos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), una patología bien de la época, de fuerte carga hereditaria, que por lo general se manifiesta antes de los 22 años de edad, que afecta de manera severa a casi el 3% de la población mundial y llega a provocar discapacidad.

Por este motivo, o quizás a pesar de él, y más allá de logros artísticos, la obra escrita por el francés Laurent Baffie, estrenada en París en 2005, ya se representó en otros 24 países (con más de 11.000 funciones y unos 4 millones de espectadores), lo que indica, justamente, su carácter universal y, luego, su éxito mundial. En la Argentina ya fue vista por un millón y medio de personas (entre Buenos Aires y las ciudades donde se presenta con un elenco de gira) desde su estreno, el 7 de enero de 2011 –en el Multiteatro, donde se sigue dando de manera ininterrumpida. Pero no fue una apuesta poco meditada. Una vez traducida al español, la obra comenzó a circular en los ambientes de la producción teatral de las más importantes plazas hispanoparlantes en esa materia, entre ellas Buenos Aires, donde no parecía clara la posibilidad de lograr un suceso. Según reconoce el productor Sebastián Blutrach, “me cuesta leer comedia. Las primeras veinte páginas me gustaron y después la sentí reiterativa. Pero lo que sucedió es que no percibí el posible éxito”.   

El sinceramiento del productor puede leerse en Siete personajes en busca de un Toc Toc (Ediciones B, 2018), libro en el que los periodistas Carlos Ulanovsky y Hugo Paredero profundizan en el fenómeno sumando las voces de más de 50 entrevistados del país y del extranjero, desde el autor de la obra hasta el último de los actores de reemplazo, en un fresco que muestra, al mismo tiempo, el trabajo de construcción de un éxito, sus causas y, muy especialmente, sus azares. Eloísa Cantón y Bruno Pedemonti, los otros productores, tampoco vieron claro el horizonte de Toc Toc (“teníamos más opiniones desfavorables sobre la obra que de las otras. Y a nosotros también nos pareció repetitiva”), a diferencia de Jorge Schussheim, que anticipó su éxito sin ser un amante del género: el vodevil. De hecho, la experimentada y talentosa Lía Jelín, su esposa, se encargó de la puesta en la ciudad de México –donde también fue un suceso–, lo que pudo haber significado el empujón necesario para montarla en nuestro país.

Así lo explica la directora en el libro: “Creo que rompió la barrera de los habitués: desde hace varios años nos ven todos, incluso los que antes no iban al teatro. El texto me llegó por un chimento. El empresario mexicano Morris Gilbert fue el primero en hablarme de Toc Toc. Se lo pedí a Sebastián Blutrach y él recordó que su madre se lo había enviado, pero que no le había interesado. En cuanto lo tuve me di cuenta de que era un tema completamente original. Jorge Schussheim emprendió la adaptación y cortamos media hora. Cuando se la leímos a los empresarios (Blutrach y Pedemonti) no les interesó, por eso la dirigí primero en México, y allí fue muy bien. (El empresario teatral, dueño del Multiteatro, Carlos) Rottemberg viajó a verla y entonces aceptaron. Costó mucho armar el elenco… por suerte varios actores dijeron que no”. Y agrega: “Dirigí mucho a Tato Bores, con quien aprendí la estructura del chiste. Aquí nadie se hace el gracioso, y el público se identifica con lo que pasa en el escenario. Todos tenemos algún leve trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el problema es cuando tu vida se ve condicionada. Investigué cada una de estas enfermedades que aparecen en la obra”.

Tampoco los actores le tenían mucha fe a Toc Toc. La mayoría la veía solo como una posibilidad laboral que, al ser estrenada en pleno verano porteño, no iría mucho más allá de Semana Santa, como esos espectáculos que se conciben ad hoc y con figuras de la televisión para aprovechar la temporada estival en Mar del Plata, Carlos Paz o plazas de menor peso en materia teatral.

Por supuesto no era el caso, ya que se trataba de una producción importante, con actores reconocidos y un tema serio, a pesar de ser abordado en clave de humor. Pero la sensación de sus protagonistas parecía ser la de sumar una línea más en su currículum actoral. Los que dieron el sí en aquel ya lejano verano de 2011 fueron Mauricio Dayub, Daniel Casablanca, María Fiorentino, Melina Petriella, Gimena Riestra, Diego Gentile y Jorgelina Vera. Algunos de esos personajes fueron luego interpretados por otros actores: Eugenia Guerty, Laura Azcurra, Natacha Córdoba y Juan Grandinetti.

Toc Toc tiene otra particularidad, que explica en parte su éxito y sus cifras impactantes: desde 2013, también de manera ininterrumpida, un elenco en gira (inicialmente integrado por Claudio da Passano, Osqui Guzmán, Patricia Etchegoyen, Malena Figó, Mara Bestelli, Juan Grandinetti y Leticia González de Lellis) recorre el país con la obra, lo que la convierte en un fenómeno de alcance nacional. Ya transitaron más de 200.000 kilómetros terrestres para representar la pieza en más de 250 localidades de todas las provincias.

Quien sí anticipó su éxito fue Carlos Rottemberg, que en esta oportunidad no fungió de productor (ya se había conformado un sólido equipo de producción) sino de “exhibidor teatral”, como gusta definirse en casos como este. Después de ver la obra en el DF mexicano, llamó a Pedemonti, le ofreció el Multiteatro para hacerla y le aseguró: “Recordá lo que te digo: vas a hacerla siempre a teatro lleno, con ocho funciones y 3500 espectadores por semana”. Y, una vez más, no se equivocó.