El arte de cuidar la piel
“La primera vez que reuní en un libro mis ideas sobre el cuidado de la piel, tenía sesenta años. Escribí el libro porque quería compartir con todas las mujeres los principios y técnicas que había desarrollado durante mis cuarenta y cinco años de carrera como esteticista. Mi mensaje es sencillo: cualquiera que desee ser bella puede serlo, y el poder de lograrlo está en nuestras manos”. Esto escribe Chizu Saeki en el prefacio de El cuidado de la piel: la revolución japonesa (Vergara). Cuando la especialista japonesa habla de su dilatada carrera en la materia se refiere a su larga experiencia en la industria cosmética, desde sus inicios en un salón de belleza en el distrito de Ginza, en Tokio, pasando por su ingreso a la compañía francesa Guerlain, hasta su retiro en la global Christian Dior. Un retiro que no es tal, ya que, además de ser best seller por la venta de más de medio millón de ejemplares de su libro, dirige un salón de estética y una escuela de belleza en la capital de Japón y es columnista sobre su especialidad en medios gráficos y en la televisión de su país. Todo a partir de su temprana admiración por la actriz Audrey Hepburn y su deseo de emularla.
Hoy, Saeki desanda en parte ese camino en el mainstream de la belleza para enfocarse en aquello que las mujeres de su país saben desde siempre: que el cuidado de piel está, literalmente, en sus manos: “Un principio importante del método Saeki –explica– es conocer tu piel y cuidarla de acuerdo con su condición. Para ello utilizarás sobre todo las manos. Las manos son la mejor herramienta: captan la condición de la piel como un sensor y alisan las arrugas como una plancha. Pueden también calentar y relajar la piel tensa, haciéndola más receptiva a los ingredientes cosméticos”. Y agrega, generando ilusión en sus lectores: “La efectividad de cualquier cosmético depende en gran medida de su empleo. Lo que transformará tu piel no son los productos que usas, sino cómo los usas. A un cosmético barato se le puede sacar el provecho de uno caro”.
A la hora de dar a conocer los principios de su estilo, Saeki dice que no hay que preocuparse “por cada mancha y cada arruga. Lo que determina tu imagen es el aspecto general y la luminosidad de tu rostro”. Esos principios son: sacar el máximo provecho de los cosméticos; captar la belleza con todos los sentidos; hacer del espejo un aliado; reservar tiempo para una misma, no para la esteticista; menos es más, y no sobrealimentar el cutis. Además, pone el acento en la alimentación, con una dieta equilibrada basada en frutas, verduras, legumbres, lácteos y un litro y medio de agua al día.
La especialista plantea una serie de elementos básicos necesarios para el cuidado de la piel. Los instrumentos son algodón, toallas, hielo, papel film, gorras de ducha, rociador, manos y dedos. Los cosméticos: desmaquillante, limpiador facial, exfoliante, loción, sérum, contorno de ojos, emulsión o crema y protector solar. Y también propone una serie de rutinas básicas y técnicas de masaje, bajo la premisa de que se puede ayudar a la piel “con solo tocar o presionar tu rostro con los dedos o las palmas, o envolviéndolo con las manos”. Sakei también describe los cinco ideales de una piel bella: hidratación (contenido equilibrado de agua y aceite, permite una aplicación uniforme del maquillaje, textura hidratada y aterciopelada, elástica al tacto y luminosa); tersura (suave, textura uniforme, retiene bien el maquillaje, relativamente poco grasa y con metabolismo activo); firmeza (recupera al instante la forma cuando se la presiona con los dedos, aspecto lozano y luminoso, equilibrio excelente de grasa y agua, hidratada y con pocos surcos y arrugas); elasticidad (recupera la forma al presionarla, está radiante y luminosa, textura fina y esponjosa, caída mínima en la comisura de los ojos y la boca y bien hidratada); uniformidad (suave y firme, bien hidratada, sin manchas, con metabolismo activo y da la impresión de vitalidad).
Además, sugiere seis técnicas de automasaje: estiramiento, tirar y empujar, pellizcado y lifting, toque de piano, sacudida y presión. Y también automasajes linfáticos para renovar el cutis, accionando los puntos de presión de los ganglios, combatiendo la doble papada y brindando especial atención al cuello, una de las partes del cuerpo más proclive a las arrugas por estar en constante movimiento. Para complementar, lo que denomina “ayuno de la piel”, ya que la piel se agota con una dieta diaria de cosméticos. Por eso resalta las virtudes de darle descanso total un día a la semana, dejándola libre de maquillaje y cosméticos. “Un masaje de agua –amplía– realizado con anterioridad aumentará el efecto del ayuno. Relaja los músculos con la presión del agua y despierta la fuerza natural de tu piel”, y luego a la cama sin ponerse nada en la cara.
Una tarea cotidiana
Para Saeki, el cuidado de la piel, una actividad a la que las mujeres japonesas le dedican no poco tiempo y dedicación, es cosa de todos los días. Más aun, de distintos momentos del día. A la mañana, con una secuencia de cuidados que incluye lavado, loción, sérum, emulsión o crema, prebase y base de maquillaje. A la noche, una “terapia” de limpieza, lavado, exfoliado, loción, sérum y emulsión o crema. Una rutina que tiene pasos y elementos específicos, que la autora detalla con el auxilio de fotografías ilustrativas. Además, refiere a los problemas cíclicos producto de la variedad de climas y de cómo debe afrontarse el cuidado de la piel en primavera-verano y en otoño-invierno.
Por otra parte, suma soluciones ante la presencia de problemas de la piel como arrugas, flaccidez, grasitud, granos, espinillas, poros obstruidos y puntos negros. Y propone una serie de remedios instantáneos como una mascarilla de vapor hecha con un gorro de ducha, una terapia de calor para relajar el cuerpo y la mente, una terapia de frío con igual propósito, la hidratación de labios con aplicación de piel y masaje linfático, y dos métodos especiales: la Fórmula dorada de Chizu para aparentar diez años menos en una noche y el Especial matutino de revitalización instantánea. Finalmente, aporta un autotest para determinar si se tiene la piel seca, normal o grasa.
Fotos: Istock