Julieta Díaz: una actriz con luz propia

Entrevistas

En una charla franca y abierta con Revista Cabal, Julieta Díaz adelantó algunos de sus próximos proyectos de trabajo y habló de los que en los últimos años le han concedido una tan merecida como distinguida valoración del medio artístico y del público. De Emma Bovary o Melibea a Eva Perón, Ada Falcón o Tita Merello, no hay personaje femenino que esta actriz no haya abordado con un especial talento.

De su hermosura se podría decir, como Romeo al ver por primera vez a Julieta en el palacio de los Capuleto, que la luz de las antorchas debería aprender de ella a brillar.  No se trata de una exageración o una semejanza solo inducida por el azar de un nombre. Es la luminosidad del rostro de esta otra Julieta la que provoca de inmediato esa asociación. Junto con una idea más: la de que ese resplandor, antes que de su belleza natural, que es mucha, es tributaria de las auroras de su espíritu, que no necesitan del contraste de la noche para refulgir y puede expandirse por sobre la claridad del día. Porque eso es Julieta Díaz, además de una actriz excelente: una muchacha transparente, con una fuerte luz personal, alguien que valora la sinceridad en una conversación y revela su pensamiento sin rodeos, por lo menos aquel que ella cree conveniente  comunicar sobre su carrera y su vida.
El encuentro fue una mañana en el departamento de barrio Norte que habita con su marido, el norteamericano Brent Federighi, y Niní, una entusiasta perrita salchicha de un año y medio que no pierde oportunidad, cuando la dejan, de expresar su alegría con grandes saltos. Poco antes de iniciarse la charla, Brent paso a saludar muy cordialmente, ya camino a su trabajo. El diálogo comenzó con referencias al proyecto más inmediato que Julieta tiene entre manos: una película con dirección de Marcos Carnevale, que protagonizará junto a Guillermo Francella. Su título será Corazón de León y estaba previsto empezar a filmarla el 11 de febrero. En el elenco figuran también Nora Cárpena, Nicolás Francella, hijo de Guillermo en su debut en cine, Gustavo Garzón, Carola Reyna, Mauricio Dayub y Jorgelina Aruzzi, entre otros.    


“Se trata de una comedia romántica muy original –dice Julieta-, aunque tiene pasajes dramáticos, de mucha emoción. Conozco bien a Marcos Carnevale y le tengo mucho cariño porque varias de las novelas en que intervine en televisión las escribió él, solo o en colaboración. Además me dirigió en una participación que tuve en Condicionados y en El año que viene a la misma hora, una comedia basada sobre la famosa película del mismo nombre, que se representó en el Maipo. Así que estoy contenta de trabajar a su lado. Con Guillermo es la primera vez que actúo. Se filmará en febrero y marzo acá en Buenos Aires y hay dos o tres escenas en Brasil, debido a que existe una coproducción, pero la película es básicamente argentina. En ella hago el papel de una abogada, Ivana, que se enamora de León, un hombre que tiene una particularidad que ya se conocerá, pero que para ella es el tipo ideal, el amor de su vida. Solo que tiene ese tema algo conflictivo, que sirve como disparador y que creo, de la mano de Guillermo y un muy buen elenco, hará funcionar aceitadamente al filme.”


Julieta confiesa que adora ese género. “En realidad, las comedias hablan de los mismos temas que tocan los dramas –comenta-. Y el desafío es hacerlas muy en serio.  O sea, y aunque suene paradójico, que sus situaciones sean muy graciosas, ridículas o inusuales, pero que el personaje las viva como un verdadero problema. Mi viejo (el conocido actor Ricardo Díaz Mourelle) me pone siempre como un buen ejemplo a Woody Allen: nos matamos de risa con ese personaje ya casi mitológico de antihéroe que sufre como un loco porque cree que tiene un tumor. Y uno se ríe pero el personaje sufre de verdad. Es una regla de tres simple que parece fácil a la hora de actuar pero no es así. Para mí es siempre un verdadero reto como actriz hacer bien una comedia, me impone mucha búsqueda. Hay actores que tienen muy claro ese código y que pueden abordarlo con una gran verdad y a la vez permitirse ese guiño de comicidad que es lo que al público lo hace desternillar. Francella es uno de esos actores.”


En los últimos años, la carrera de Julieta Díaz ha tenido momentos muy brillantes y grandes papeles. Ha compuesto, entre otros, a heroínas o personalidades importantes de la historia como Eva Perón, Norma Arrostito (documental de César D’Angiolillo), Ada Falcón (en la serie Lo que el tiempo nos dejó, junto a Leonardo Sbaraglia) o Tita Merello (en Historias clínicas) y se siente muy feliz de esta circunstancia. Comenta que cuando aborda algún personaje de especial espesor su responsabilidad la lleva a ensayar lo más posible sus papeles, pero que eso depende mucho de cada proyecto en particular. Para la película Dos más dos, de Diego Kaplán, que describía la conflictiva situación de dos parejas amigas que se enredaban en una experiencia como swingers, tuvo mucho ensayo. “Esa película era la primera que hacía con ese director –cuenta-, de modo que ensayé mucho en casa en base a las líneas que me había tirado él, pues no sabía como sería el proceso de filmación y quería llegar a ella con algo más armado. Y, sobre todo, ensayamos mucho porque debíamos encontrar el tono de la obra y eso nos preocupaba a todos. Creo que finalmente se logró un tono homogéneo. En Juan y Eva, tampoco había trabajado con la directora, Paula De Luque.Allí ocurrió que se atrasó el proyecto –añade- y en vez de ensayar cuatro meses terminamos haciéndolo casi durante un año, no seguido, desde luego, porque en el medio estuvieron las vacaciones y las fiestas y tuvimos que parar. Pero el proceso completo llevó un año. Y eso nos ayudó mucho porque pudimos armar y desarmar, repensar el personaje.”
De todas maneras, agrega que, a pesar de los ensayos que siempre son bienvenidos, hay una intuición que le ha funcionado bien hasta ahora y que le dice por dónde abordar un personaje. “Luego, claro está, está el director, el trabajo de los otros compañeros, o sea la experiencia concreta –aclara-, donde están los misterios y las sorpresas que uno debe afrontar. Un filme es como un rompecabezas que un director tiene en su mente y que uno debe saber descubrir, sin saber exactamente por dónde empezará, por adelante o por atrás de la historia. Por ahí, el rodaje no comienza por el principio de la trama y sí por la escena más complicada del guión, que está en otro momento. Pero no me quejo, por suerte hasta ahora lo fui manejando bien.”


Según sostiene Julieta, su carrera se ha desarrollado dentro de los parámetros que había soñado, algo no siempre fácil de lograr. “Primero, porque me doy el lujo de elegir, lo cual es una gran satisfacción –afirma-. Ya trabajar y vivir de lo que a uno le gusta está buenísimo. Pero, además, poder elegir qué proyecto se considera mejor o aquel con el que nos sentimos identificados es extraordinario. Nunca podría haberlo imaginado mejor. Hace poco tiempo tenía ganas de abrir el juego, porque mi carrera se había orientado mucho dentro del drama y me gustan mucho todos los géneros. Así que decidí ver si podía transitar también la comedia y eso se me dio en teatro y cine, sin dejar de insistir en la otra línea para la que, por suerte, me siguen eligiendo también. Trabajar con Paula De Luque que tiene una manera tan minuciosa de filmar, tan cinematográfica, tan poética y profunda, y hacer de Eva Duarte, pero de esa manera, y junto a Osmar Nuñez, fue un sueño absolutamente cumplido. Desde chica, cuando empecé a trabajar en personajes fuertes, tenía la fantasía de hacer de Eva. Hice un casting y quedé. Son momentos únicos, porque deben coincidir varias cosas: tener una edad determinada, un phisique du rol más o menos próximo y estar en el momento adecuado de madurez para hacerlo. Yo vi casi todas las películas en que distintas actrices interpretaron a Eva Perón y debe confesar que me gustaron mucho. Pero esta película la mostraba bajo una mirada más femenina, diferente, desde el manejo de los silencios hasta el clima más poético. Fue una experiencia inolvidable, un gusto enorme que me daba después de haber hecho en el camino a personajes como Emma Bovary o a Melibea, en La celestina, junto a Elena Tasisto”


Entre los papeles que desearía poder hacer en teatro en el futuro, Julieta afirma que le interesaría volver sobre un clásico. Y, refiriéndose precisamente a La celestina, que hizo hace pocos años, cuenta una anécdota que revela la absoluta honestidad e inteligencia con que evalúa y aborda siempre su carrera, dos actitudes claves, junto a su talento, que explican los resultados que ha logrado en sus distintos trabajos. “Cuando hice esta obra, yo venía de hacer otras piezas en los que me había ido muy bien. Y pensaba un poco que tenía la vaca atada –explica-. Y cuando me tuve que enfrentar con semejante texto vi que tenía delante un paredón. Por suerte, Suárez Marzal me ayudó mucho y también Elena Tasisto, una gran actriz y compañera de trabajo. Recuerdo que su personaje estaba a punto de morirse y, mientras ensayábamos, me escuchaba desde el suelo decir el largo monólogo de Melibea. Y después de oírlo me señalaba: ‘Esto no lo estás haciendo bien, ahí tenés que hacer una pausa, el punto es para abajo, no para arriba, decime el texto a mí, porque no me lo estas diciendo’. Y todo eso me contribuyó a mejorar mi actuación. Yo creo, la verdad, que arranqué un poco dura en el estreno pero con las funciones se fue aflojando, sobre todo gracias a ese respaldo de todos mis compañeros y en especial al de Elena. Hace pocos días fui a ver Un león de invierno, donde Leonor Manso y Daniel Fanego están extraordinarios, y el año pasado La vida es sueño, con actuaciones también estupendas. Me gustaría pues, en algún momento, no digo ya, volver a transitar un clásico. Siempre me preguntan en las entrevistas si prefiero hacer teatro, televisión o cine y contesto lo mismo: elijo los proyectos y no los lugares dónde hacerlo. Hasta ahora no vengo actuando en teatro porque me demanda mucho ir en contra de la agenda matrimonial. Mi esposo trabaja en horario de oficina y trato de estar con él lo máximo posible, porque lo disfruto mucho. De modo que para aceptar un proyecto en teatro o una obra deben enamorarme mucho, tiene que ser algo que me entusiasme al máximo.”


En los entresijos que le deja su actividad como actriz, Julieta colabora también con Sagai (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), en cuya comisión directiva funge como vocal. “Soy socia fundadora de esta entidad y me siento muy orgullosa por eso”, dice. Y apunta enseguida: “Esta sociedad, que es transparente y funciona muy bien para el gremio, no se hubiera podido constituir sin la acción y persistencia de todos los actores, pero tampoco sin el respaldo del gobierno de los Kirchner, que apuntaron de inmediato el pedido de los actores. Desde este punto de vista estoy totalmente reconocida, como toda la comunidad artística, al hecho de que se haya reconocido un derecho durante tantas décadas postergado, aunque en otras cosas pueda tener diferencias con este gobierno.”
A los dos días de haber realizado esta entrevista, una fuente del mundo del espectáculo le informó a esta revista que en los próximos meses subirá a escena en Buenos Aires un musical sobre Los locos Addams, que tuvo mucho éxito en Estados Unidos y en forma reciente en Brasil. La información ya circula en Internet, pero no todavía el elenco para el que se hizo un casting. Según esa fuente, el papel de Morticia lo haría Julieta Díaz, que debería bailar y cantar. Esto último no es sorprendente porque hace dos años que estudia canto y recientemente, haciendo de Tita Merello joven. cantó “Llamarada pasional” en el capítulo dedicado a esa actriz en Historias clínicas. Este periodista no se pudo comunicar luego con ella para confirmar la noticia. Pero, si es así, la veremos en un nuevo desafío, que seguramente, como en otros casos, sumará una nueva estrella en su constelación de excelentes trabajos.
                                                                                                     A.C.