Entrevista a Melina Petriella
Después de una década en la pantalla chica –y de la mano de exitazos como Gasoleros, Padre Coraje, El sodero de mi vida y Son amores- Melina Petriella disfruta ahora de una etapa plenamente teatral. Los viernes en El Brío hace Hedda, una versión de Hedda Gabler de Henrik Ibsen en cuyo texto ella misma colaboró junto a la directora Nayla Pose. Y los sábados y domingos está en el Picadero, donde codo a codo con Alejandro Awada y bajo la dirección de Nelson Valente protagoniza El pequeño Poni. En la obra escrita por el español Paco Bezerra los actores componen un matrimonio que se enfrenta a sus propios prejuicios ante una situación de bullying que sufre su hijo. La propia Petriella señaló que la pieza habla sobre las consecuencias que en el mundo actual tiene el hecho de ser distinto. “¿Qué escuchamos los adultos de lo que los niños nos dicen? ¿Qué interpretamos sobre lo que ellos nos muestran o nos dicen a diario?”, se preguntaba durante una entrevista. “Porque los niños –decía- tienen una voz propia que muchas veces es interpretada por los padres de acuerdo a sus necesidades y no a las del chico”.
Claro que el teatro no es novedad en su trayectoria. Hace poco participó de la celebrada Toc Toc (dirigida por Lía Jelín), y años atrás de El libro de Ruth (de Mario Diament, con dirección de Santiago Doria), Jettatore (la adaptación de Gregorio de Laferrere que hizo Rubén Stella) y Vic y Vic (de Erica Halvorsen), entre muchas otras e incluida Idénticos, la puesta de micromonólogos que para el ciclo Teatro x la Identidad coordinó Mauricio Kartun y dirigió Daniel Veronese.
Una de sus participaciones más destacadas en cine fue de la mano de Daniel Burman, director de la célebre trilogía Esperando al Mesías, El abrazo partido y Derecho de Familia. Melina tuvo un papel central en las dos primeras: allí compuso a Estela, la recordada novia de Ariel, el personaje de Daniel Hendler. Tiempo después participaría de Miss Tacuarembó (junto a Natalia Oreiro) y Dolores de Casada, la ópera prima de Juan Manuel Jiménez.
De madre psicóloga y padre sociólogo, Petriella se crió en la ciudad de Buenos Aires y empezó a estudiar teatro a los once años con Alejandra Boero. “Ella me dijo que no deje de estudiar. Que mientras hiciera las cosas con compromiso y decisión había muchas formas de encarar esta profesión. Eso me marcó”, contó la actriz durante una entrevista en la Universidad de Palermo. Y remató: “Mis padres me enseñaron que elegir también incluía decir que no. Por eso cuando trabajé en televisión aprendí a ahorrar, ahorrar para poder decir que no y hacer realmente lo que quiero hacer”.