Entrevista a Luciana Peker
“Argentina está en el puesto 27 en el Índice de Desarrollo de Género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Es un muy buen puesto. Y el país está bien colocado en ese ranking tanto por el nivel educativo de sus mujeres como por su representación política, que es una de las más altas del mundo. Ahora bien: eso les tiene que derramar a las mujeres del pueblo”, explicaba -serena pero firme- Luciana Peker durante su exposición a favor de la despenalización del aborto en el Congreso de la Nación. La siguió un aplauso cerrado. Es que su voz no es una más. Peker es una de las periodistas especializadas en género más respetadas de la Argentina, incansable en las crónicas que publica tanto en Las/12 (el suplemento feminista del diario Página/12, en el que trabaja desde hace cerca de 20 años) como en otros medios (Anfibia, Nuestras voces) y en sus libros: Putita golosa, por un feminismo del goce (2018), La revolución de las mujeres no era sólo una píldora (2017) y Mujeres ferroviarias, experiencias de vida sobre rieles (2015).
También se atrevió Peker a hacerse escuchar en espacios tradicionalmente vedados para voces como la suya, como es el caso de su presencia este año en el programa televisivo Intrusos. “¿Por qué se resiste la televisión a hablar de feminismo?”, le preguntó el conductor del ciclo, Jorge Rial. “Te voy a decir algo que me parece fuerte -respondió ella-. Porque las autoridades de productoras y de canales tienen miedo de que más mujeres hablen de ellos. Y así se arma una cofradía que no es inocente. Porque cuando habla una, después hablan muchas. Es un amedrentamiento a las mujeres y a las actrices”.
Es integrante del movimiento Ni una menos, disertante en cientos de charlas y talleres, Peker es una convencida de que las mujeres periodistas, o las que tienen voz en los medios y redes sociales, tienen que ocupar cada vez más espacios y hacerse oír, pero también necesitan protección para poder avanzar. “Que haya aparecido la palabra femicidio en los diarios fue a base de gritos, plantones y muchas lloradas en los baños. Soy hija de la disputa. No quiero hablarle a los convencidos”, dijo hace poco en una entrevista. Y concluyó: “Por eso tengo la ambición de un periodismo feminista popular”.