Es periodista (trabajó por años en el suplemento cultural de Clarín y publica ahora unas notas hermosas en el Soy, de Página/12); y también es escritora, autora de la trilogía que componen La virgen cabeza, Le viste la cara a Dios y Romance de la negra rubia, además de la novela gráfica Beya y su más reciente producción, Las aventuras de la China Iron. Es lesbiana militante. Y porteña. Nació en el agitado 1968. Le encantan los perros. Tiene un inigualable, poderoso, directo y entrador estilo. Sin artificios, pero igual elegante. Una voz que a la vez conmueve y golpea.

Gabriela Cabezón Cámara es una figura clave del panorama literario actual. Y si con sus primeras novelas venía ya labrándose ese camino, con la última logró de alguna forma coronarlo, porque Las aventuras de la China Iron se granjeó los elogios de toda la crítica local a fuerza de un original relato gauchesco en femenino en el que la “china” del Martín Fierro adquiere un nombre propio (acá es La China), y escapa, y en ese viaje de exploración se encuentra con José Hernández, gauchos, indígenas y hasta una comunidad que habita en la utopía.

“Es una especie de lectura de Martín Fierro, un poco como hizo Christa Wolf con Casandra, que toma ese personaje que no tiene voz y la hace hablar. Y esa lectura del Martín Fierro me permitía hacer al mismo tiempo una lectura de la Argentina, de un modelo de país, de otro posible. Me resultaba interesante reflexionar sobre cómo una chica podía pensar en todo esto que pasa”, decía la autora al conversar acerca del libro en el programa televisivo cultural de la televisión pública Los siete locos, redondeando, tal vez, lo que ya había deslizado en otra reciente entrevista: aquello de que “me gustan las historias de mujeres fuertes, y de mujeres libres, porque es lo que yo misma trato de ser”.