Entrevista a Ezequiel Campa
Se define a sí mismo como un remador nato que hace más de una década se presentaba a actuar ante tres almas, siempre en pequeñas salas y volanteando en persona los espectáculos de los que participaba. Cuenta, también, que solía ser un chico solitario que veía mucha tele, aunque a la vez iba entendiendo cómo era eso de hacer reír a las personas que tenía cerca. Y así la vida fue acercándolo al stand up, un género que lo atraía porque justamente “rompe con esta pavada solemne de que el actor está en un lugar inaccesible”, según alguna vez confesó ante los medios.
El caso es que Ezequiel Campa –de él hablamos- fue volviéndose un referente del stand up local a través de sucesivas piezas que en algún momento interpretó junto a Malena Pichot (en un espectáculo que primero se llamó Ellos, luego Campa-Pichot y supo ser muy exitoso); más tarde con diversas compañías de comediantes (haciendo shows como Pare de sufrir y Nada en común); y finalmente en soledad en el Campa Stand Up, que hasta el año pasado se podía ver los sábados a la noche en el Velma Café.
Ahora el hecho de haber cumplido los 40 (“una edad en la que no podés escaparle al balance”) y las ganas de hacer un espectáculo “más complejo y desafiante” lo llevaron a crear Jugo y confusión, el show que con más de una hora de material completamente nuevo está presentándose por estos días en diferentes salas del país.
Campa realizó talleres con maestros como Ricardo Bartís y Pompeyo Audivert, la carrera integral de actuación de la Asociación Argentina de Actores y diversos cursos de técnica vocal, técnica corporal, actuación ante cámara y stand up comedy. Tuvo varias participaciones en televisión (en Guapas, Todos contra Juan, Epitafios, Lalola e Historias de sexo de gente común, entre otros programas), mientras que a través del canal online de la Untref (http://un3.tv/programas/depto) se lo puede ver On demand en Depto, la miniserie de ficción con 10 capítulos de 15 minutos a lo largo de los cuales recrea junto a Jazmín Stuart la historia de un hombre común que sale a buscar casa cuando no le renuevan el alquiler.
En cuanto a Jugo y confusión se puede decir que se trata de un espectáculo que sin pretensiones ni excesos tiene a Campa en el lugar que el público amante del stand up mejor sabrá apreciarlo: apenas un escenario, un micrófono, la iluminación justa y el protagonismo pleno de la voz y la palabra. “Lo que hago es stand up tradicional –reconoció el actor durante una entrevista-. No hay escenas, ni canciones, ni pantallas, no hay nada. Estoy yo solo, nada más ni nada menos. Y que sea lo que dios quiera”.