Entrevista a Belén Blanco
¿Cómo es que Belén Blanco luce tan juvenil si para muchos está en la tele, el cine y el teatro desde que tienen memoria? La respuesta es simple: empezó desde muy chica, por lo que seguramente ya era famosa a la misma edad en la que muchos de su generación aún estaban en la etapa escolar. Pero además, con 39 años, sigue luciendo como una muñequita a la que el paso del tiempo no le ha producido cambios demasiado visibles. Lo que sí puede haber de nuevo en Belén es su serenidad, fruto de una extensa trayectoria profesional y de haber logrado que el periodismo aceptara finalmente la elección de mantener su vida privada lejos de los flashes y las noticias. Transita, sin lugar a dudas, la era de la madurez.
La precocidad con la que Blanco desembarcó en el mundo de la actuación tiene directa relación con la edad temprana en la que supo lo que quería ser, aún cuando su primera infancia en Casbas, un pueblito cercano a Trenque Lauquen, no hacía presagiar el destino que finalmente tuvo. Para ello fue fundamental la mudanza familiar a la ciudad de Buenos Aires cuando tenía nueve años. De jugar todo el día en las calles de tierra pasó a vivir en Bulnes y Santa Fe, en medio de semáforos, pavimento, edificios y...televisión. Ese descubrimiento fue el que terminó de volcarla hacia un ámbito que, dada su timidez, al principio le costó mucho.
Su primera experiencia con la actuación fueron unos juegos teatrales que daban en el taller de Agustín Alezzo. Y a los trece años la vocación adquirió una mayor formalidad cuando empezó a estudiar con Cristina Banegas. A partir de ahí, su ascenso fue meteórico: un año después su maestra ya le estaba ofreciendo sumarse al elenco de la obra Los invertidos en el Teatro San Martín.
A los quince años le llegó su primera gran experiencia en cine. Fue en la película de Héctor Olivera El caso María Soledad. Junto a actrices también jóvenes como Valentina Bassi y Carolina Fal protagonizó aquella crónica ficcionada sobre la historia de María Soledad Morales, la adolescente catamarqueña violada y asesinada en 1990. Se trató de un crimen con fuertes vinculaciones políticas que conmocionó a la sociedad argentina y que reveló una trama de corrupción y abuso de poder en la provincia.
Ya consagrada, la televisión la tuvo como figura en series de mucho éxito como Tumberos, Disputas, Mujeres asesinas, Vulnerables y El puntero, entre otras.
En la actualidad, mientras se abre paso como cineasta dirigiendo cortometrajes, se la puede ver en La Señorita Julia, obra de teatro sobre las relaciones de clase y las políticas sobre la sexualidad que la vuelve a juntar con Banegas como directora. Se presenta en el Centro Cultural de la Cooperación los sábados y los domingos a las 20.