Saxo rioplatense
Una decena de temas propios, compartidos, o ajenos que hace propios integran el repertorio del sexto álbum de Miguel De Caro. Al frente de su cuarteto (Fernando Lighezzolo en piano, Vicente Acosta en bajo eléctrico y Ezequiel Quinteiro en percusión), en Saxo rioplatense De Caro vuelve a poner en primera fila el sonido de sus saxos (alto y tenor), todavía una rara avis entre los instrumentos asociados al tango. Porque ese es el género en el que, a su particular manera, incursiona desde hace 25 años, primero con aquel Saxotangueando, al que le siguieron Tango fuerte, Deatrásparadelante, Tango vivo y Escualo.
Pero no es solo el sonido infrecuente del saxo en la música de Buenos Aires lo que hace particular la música de De Caro, que además de intérprete es compositor y arreglador. Sus versiones de tangos hechos y derechos suelen tener el plus de una mirada que por momentos parece poner un ojo en el jazz, lo que le otorga a su música una dimensión diferente. Es el caso, en este disco, de Gricel, el tango de Mores y Contursi, que por momentos coquetea con el swing, o de Nieblas del Riachuelo, de Cobián y Cadícamo, en un inspirado arreglo para el contrabajo de Marisa Hurtado, el bandoneón de Mariano (Paya) Signa y el saxo de De Caro. Pero también en su propio tango, Contrasaxeando, con piano y contrabajo, en un contrapunto rítmico y melódico que funcionaría perfectamente como banda de sonido de una película ambientada en el Buenos Aires de la década del 60. Y en los de autoría compartida con Lighezzolo: Chile y Sarandí y Tango urbano.
Café 1930, de la suite Historia del tango, y Vuelvo al sur son dos composiciones de Astor Piazzolla elegidas para la ocasión: la primera, en una muy buena versión de este Piazzolla más camarístico al que el sonido del saxo tenor le sienta muy bien; la segunda, con un delicado arreglo para cuarteto de cuerdas (Gustavo Pontoriero y Estefanía Corsini en violines, Pablo Maglia en viola y Francisco Pagano en chelo) más el bajo fretless de Daniel Sacco, actual integrante del cuarteto.
La Milonga de atrás, de De Caro, y los candombes Buenos días ciudad (de autoría compartida, jazzeado, con el saxo y la flauta de Sergio Moldes alternando solos, más la percusión del gran Facundo Guevara) y Dale maza, de Lighezzolo, con la cuerda de tambores de Ana Ponce y el bajo eléctrico de Matías González, le ponen el acento rioplatense que reclama el álbum desde el título. Vamo’ arriba.