Madera, cuero y unas campanas

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El último disco de Colegiales Trío

Pianista de jazz, para rápidamente ubicarlo en la batea correspondiente, Adrián Iaies viene demostrando desde sus comienzos discográficos que el género que lo define no es, de ninguna manera, el único que aborda con su piano. Sí es cierto que su lenguaje, tanto al momento de componer como al de interpretar, es el jazz con sus libertades. Por eso cuando se arrima a otros géneros, como lo hizo ya con el rock y, especialmente, con el tango, no se escuchan versiones sino una re-composición que ubica a los temas en cuestión en la categoría de standards.

En su nuevo disco, Madera, cuero y unas campanas, Iaies incursiona en buena medida en el folklore, como en su anterior La paciencia está en nuestros corazones, pero más, y como en aquel lo hace a bordo de su Colegiales Trío, que integran la contrabajista Diana Arias y el percusionista Facundo Guevara. Juntos transitan el maravilloso mundo de la zamba, a la que dotan de otras sonoridades y sentidos, sin perder el norte del género, aunque se trate de composiciones originales del pianista.

El disco abre con una delicada versión de Ballad of the Young Sad Man (que las supo tener de artistas tan diversos como Roberta Flack o Keith Jarrett), con la participación de Laura Iaies en voz, y cierra con una coda instrumental del mismo tema. En el medio, un enfoque por momentos algo telúrico de Monk’s Mood, del gran Thelonious. Después, lo dicho: folklore argentino pero universal. En La Chango Farías Juárez el trío rinde tributo al gran arreglador y percusionista Chango Farías Gómez, de quien Guevara fue alumno, y al pianista Manolo Juárez, maestro de Iaies y, entre muchas otras cosas, integrante del histórico trío con el Chango y Marián Farías Gómez del que Iaies era fan. Cuando el Colegiales Trío se desprende del formato en busca de la libertad del jazz, esta zamba hecha y derecha se convierte en una suerte de folklore urbano de gran atractivo y originalidad.

A diferencia de sus acercamientos al tango, que en realidad serían más bien distanciamientos, en el nuevo álbum Iaies permanece en mayor medida en el género folklórico, con lo cual su idea de tratar a toda canción como un standard, como el propio pianista explica, acá queda bastante relativizada. Mientras se escuchan pistas como Cholo’s Knife, Zamba pachorra, Zamba del Parque Saavedra, Zamba para no despertar a la vieja de al lado, Zamba del narigón, por momentos es inevitable asociarlas, al menos en espíritu, a Manolo Juárez o Eduardo Lagos y hasta a Ariel Ramírez, Adolfo Ábalos o Remo Pignoni, lo que implica un acto de justicia por recordar a los grandes creadores e intérpretes del piano en el territorio del folklore.

De todos modos, no se trata de una traslación, mucho menos de una imitación o copia. Lo que hace el trío a partir de esos ritmos y esos modos de abordarlos es acentuar lo folklórico, en especial a través de la notable percusión de Facundo Guevara, o “atenuarlo”, con el contrabajo de Arias. En esa alternancia, Iaies va y viene, pero siempre vuelve a la zamba. Salvo en Vida mía, el tango de los hermanos Fresedo que acá se convierte en una chacarera bellísima y con todas las letras.

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