Martingala
La voz cantante de la Orquesta Típica Fernández Fierro, la agrupación que colabora con ciertas rupturas y estéticas a esa composición colectiva que podría llamarse “tango del siglo XXI”, ya tiene su segundo disco solista, después de aquel ya lejano pero significativo Tango rante (2010), que con sus milongas y tangos con guitarras de alguna manera le abrió las puertas del colectivo musical al que se sumó en 2014 en lugar de Walter “Chino” Laborde. En Martingala, el álbum en cuestión, Julieta Laso despliega toda su potencia artística, su decir desfachatado, su personalidad, su voz versátil.
Aunque la mayoría de las composiciones no son técnica ni tradicionalmente tangos, hay mucho del género en el espíritu del disco, que le habla a (y habla de) una ciudad que no se parece a aquella que suele evocarse en la música de Buenos Aires, sino que funciona como una suma de instantáneas, de miradas subjetivas e implacables, tan lejos de las fotos de las guías turísticas y las propagandas oficiales. Una ciudad acaso más profunda, más subterránea, con menos luces y más sombras pero de todos modos, o a lo mejor por todo esto, especialmente atractiva.
Los ocho temas que componen el álbum surgen mayormente de la pluma de Diego Baiardi y la guitarra de Lisandro Silva Echevarría, quienes escribieron, en una variedad de ritmos y de géneros que componen un collage de enorme energía, con la voz y la esencia de Laso como único objetivo. “Este disco es muy personal, son canciones que hablan de la desolación. Una épica del desastre pero con humor. En todo momento quise que se vean los miedos: los que me acosan a mí y que, quizá, sean los miedos de todos. Pienso que mostrando mi fragilidad puedo acompañar y sentirme acompañada”, definió la cantante.
Así se puede comprobar en Villa Crespo, un particular aguafuerte del barrio del gran Osvaldo Pugliese, en ritmo de milonga y con coro final de murga uruguaya; en Fantasmas, una especie de blues en clave de music hall pero con alma tanguera; en La piel de la ciudad, quizás el más tango-tango de todo el disco (el único en el que suena un bandoneón); en la zamba El pampero; en Martingala, un tango canción de tonalidades particularmente oscuras, y en Buenos Aires, ¿vos quién sos?, ¡una cumbia! que busca la identidad de la ciudad a través de algunos de sus lugares emblemáticos y de sus personajes populares célebres, de Gardel a Maradona, de Perón a Spinetta, de Charly a Nicolino Locche... Completan la obra Las tribus, de Rodrigo Guerra, que tributa al disco Oktubre, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y Ya ni saludás, del cantautor uruguayo Alejandro Balbis, un valsecito que evoca a aquellos que hace casi un siglo entonaba, por ejemplo, Azucena Maizani. Con esta variedad de estilos y una temática relativamente común en todo el repertorio, a los 36 años Julieta Laso se instala como artista destacada de la canción urbana, un género que se va poblando de buenos vecinos.