La ciudad liberada

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El último disco del músico rosarino

Cuando parecía que ya no habría grandes novedades en su discografía, y en el mismo año que su admirado Charly García también sorprendió con Random, Fito Páez volvió al disco con dieciocho canciones de amplia diversidad de géneros, en algunos casos repitiendo algunos de sus tics y yeites que ya son marca registrada, con letras sencillas y estribillos pegadizos, y en otros metiendo el dedo en la llaga de la realidad. Ahí es donde La ciudad liberada, el vigésimo álbum solista de estudio del músico rosarino, gana en intensidad y contenido. Del mismo modo que en otros trabajos de sus más de treinta años de carrera, como Ciudad de pobres corazones o Tercer mundo, Páez aborda, directa o tangencialmente, cuestiones locales o universales donde lo social y lo político ocupan un lugar de importancia, con independencia del ritmo elegido.

En el tema que da título al disco, por ejemplo, dice “mis hermanos no la pasan bien,/ están buscando un lugar,/ una casa en donde poder vivir,/ vivir real, de verdad./ Un techo donde rezarle a Dios y tomar algo de sol,/ duele tanto un plato de comida,/ el hambre vive en el estómago./ Vivir y morir en la calle (...)  Quiero vivir en la ciudad liberada,/ donde el amor explote en todas las plazas./ Quiero vivir en la ciudad liberada,/ mi ciudad liberada”.

En Islamabad pregunta: “¿Oíste hablar de los desaparecidos?/ No son fantasmas, ni zombies,/ son gente cuyas familias/ después de tanto tiempo,/ aún no saben dónde están./ Nunca serán beautiful people,/ en una fosa común,/ en el fondo del río,/ sin una lápida,/ se esfumarán”. Mientras que en Nuevo mundo describe a “chiquitos encerrados/ en sus casas de plata,/ mirando por las redes/ cómo todos se matan.// Las bandas, en Rosario,/ se re-cagan a tiros,/ yo busco en la música,/ la fe y lo maldito”.

El planeta y el barrio son los escenarios de sus duras descripciones. Así, canta en Otra vez el sol: “El mundo es una esfera sin sentido,/ el último espectáculo divino,/ el mundo va flotando en el espacio,/ están ardiendo todos los palacios”. Y en El ataque de los gorilas, “yo soy más fuerte de lo que pensabas,/ y vos seguís con tu corrección política./ Somos la banda que cuida a las chicas/ de los ataques de los gorilas./ Somos la banda que cuida a las chicas/ de los ataques de los fachos gorilas”.

En Navidad negra anticipa este último diciembre que pasó: “Navidad negra, 2017,/ el mundo explota/ en los cinco continentes./ Navidad negra de dolor,/ Navidad negra/ ¿En dónde está el amor? (…) Hay un fantasma volando entre las calles,/ la gente esta re loca, salvaje Buenos Aires./ Yo ando por el mundo, viajando por ahí,/ entre tanta miseria, ¿quién puede ser feliz?”.

Hasta en la bella y romántica Tú vida, mi vida hace una referencia a lo que pasa al margen de ese amor: “Yo escribo aquí,/ en mi habitación,/ y el mundo arde,/ allí afuera”. Y en Se terminó, con un guiño a su propia Yo vengo a ofrecer mi corazón y una cita final a Mr. Jones, la canción de Charly García que interpretaba Sui Generis, dice: “Se terminó, se terminó/ cambiar por cambiar, no más, no resultó,/ terminó como vivís, en Wall Street,/ en el centro del dinero del mundo (...) Se terminó, se terminó,/ y hoy volvió la Policía/ con sus carros y tranvías,/ para a toda tu familia encarcelar”.

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