InFinite

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El último disco de Deep Purple

En su vigésimo álbum de estudio, quizás el último de la banda de rock inglesa que el año próximo cumple ¡medio siglo! de vida, la gran novedad es la vigencia. El que podría ser el canto de cisne de Deep Purple se da en el contexto de The Long Goodbye Tour, la gira internacional con la que el grupo recorrerá, al menos durante este año, los Estados Unidos y una veintena de países europeos, y que por el momento no tiene agendadas fechas en Sudamérica. Pero el cisne sigue agitando sus alas rockeras, como en las buenas épocas.

Con un solo miembro original (el baterista Ian Paice), dos bien veteranos (Ian Gillan en voz y Roger Glover en bajo) y dos relativamente nuevos (Steve Morse, que reemplazó a la megaestrella de la guitarra Ritchie Blackmore, y Don Airey, que sucedió al tecladista Jon Lord tras su muerte en 2012), aquel sonido duro pero a la vez melodioso, con aires metaleros pero también sinfónicos, oscuros pero también luminosos, se conserva en InFinite, como lo hacía en su anterior Now What!, de 2013, ambos bajo la batuta del legendario productor canadiense Bob Ezrin, el mismo de Lou Reed, Alice Cooper, Kiss, Pink Floyd, Peter Gabriel, etc.

De los últimos en llegar a la banda, Steve Morse es un guitarrista que domina los códigos del virtuosismo y la sutileza con destreza similar y según necesidad y Don Airey respeta el estilo monumental del tecladista histórico de la banda y también su particular sonido. Así, libran un interesante “duelo” en All I Got Is You, uno de los puntos altos del disco. También lo es Time for Bedlam, la primera pista, donde el clásico sonido Deep Purple, edificado sobre un sólido riff de guitarra, luce como si el tiempo no hubiera pasado, haciendo extrañar poco aquellos dorados 70, en los que álbumes como In Rock, Machine Head (con su célebre y eterno Smoke on the Water), Fireball o Burn marcaron una época y prácticamente el comienzo de un nuevo género.

El poderoso Hip Boots y el levemente soft rock One Night In Vegas son dos caras de una misma moneda, mientras que The Surprising, On Top of the World, Birds of Prey y en cierta medida también Johnny’s Band aportan musicalidades menos previsibles, dentro de la tradicional estructura clásica de los temas de Deep Purple. Tampoco resulta previsible, y es un poco inexplicable, la incorporación de un cover de Roadhouse Blues, de The Doors, sin mayores aportes en esta versión respecto de la original. De todos modos, no afecta ni la calidad ni el espíritu de este grupo legendario, que hizo de la simpleza y el respeto a su identidad musical su marca registrada.

                                                                                                                      Oscar Finkelstein

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