French Touch
Con 50 años recién cumplidos, la italofrancesa Carla Bruni –nació en Turín y se radicó en Francia de niña, cuando sus padres decidieron emigrar por temor a los secuestros de las Brigadas Rojas– vuelve al disco después de cuatro años con French Touch, once temas de la música popular angloparlante interpretados en su estilo intimista. Aunque exitosa en materia musical, Bruni siempre tuvo que sortear los “obstáculos” que significaron su anterior y también exitosa carrera de modelo top y, quizás especialmente, su matrimonio con el ex presidente de Francia Nicolas Sarkozy, que aún perdura.
La ahora cantante comenzó su carrera en el mundo de la moda algo “tarde”, a sus veinte años, y rápidamente fue adoptada por grandes marcas como Givenchy o Chanel. De la pasarela saltó a la pantalla grande, en películas relacionadas con su actividad: Prêt-à-porter (1994), de Robert Altman; Unzipped (1995), de Douglas Keeve, y Paparazzi (1998), de Alain Berbérian. Más tarde, en 2011, se puso a las órdenes de Woody Allen, ya en un rol neto de actriz, en Medianoche en París., donde encarna a una guía del Museo Rodin que interactúa con el conflictuado protagonista de la película, interpretado por Owen Wilson.
French Touch es su quinto disco. En 2002 sorprendió con su álbum debut, Quelqu’un m’a dit, gran éxito de crítica y de ventas. Ahí apareció por primera vez en formato canción su voz susurrante y sugerente. Luego vinieron No Promises (2007), Comme si de rien n’était (2008) y Little French Songs (2013). Este “toque francés” que vio la luz a finales de 2017 la muestra siempre fiel a su estilo, pero esta vez encarando un repertorio en general bastante transitado, lo que no le hizo del todo fácil las cosas, según se encargaron de enfatizar algunos críticos.
El músico David Foster fue el factótum del disco, que produjo evidentemente sin intenciones de dirigir a Bruni en otra dirección musical que la que viene transitando desde hace quince años. Por eso las canciones elegidas, que van de ABBA a los Rolling Stones, respetan al mismo tiempo el espíritu original de cada composición y el marcado estilo intimista de la intérprete.
De este modo, se equiparan en sonido y delicadeza temas tan disímiles como Enjoy the Silence, de Depeche Mode; Jimmy Jazz, de The Clash; Miss You, de los Stones; The Winner Takes It All, de ABBA; Crazy, de Willie Nelson, en la que participa su autor; Highway to Hell, de AC/DC; Perfect Day, de Lou Reed; Stand by Your Man, clásico pop de los 60 por Wynette, o los standards Love Letters, de la película It Might as Well Be Spring, nominada al Oscar como mejor canción en 1945; Please Don’t Kiss Me, que popularizó Rita Hayworth en el film La dama de Shangai, y la inoxidable Moonriver, de Henry Mancini.