Elementales
Si el tango dice la verdad, cuarenta años es dos veces nada, menos que nada. O es mucho, según cómo se mire. Cuarenta años cumple este dúo, nacido al calor del Grupo MIA, una respuesta artística colectiva e independiente a la dictadura, un faro de resistencia cultural que, ya sin uno de sus fundadores, de alguna manera aún perdura. Liliana Vitale y Verónica Condomí eran apenas adolescentes pero ya jugaban con sus voces cálidas y expresivas. Pocos años después, en los 80, ese juego se convirtió en los discos Danzas de Adelina y Camasunqui, en 2010 publicaron Humanas y hoy celebran el aniversario redondo con Elementales. Entre discos, mucha vida, mucha música y mucho canto.
Hoy siguen jugando. Un intrincado juego de voces sobregrabadas e instrumentos de diversos folklores —caja, ektara, cencerro, palo de lluvia, kalimba, sacha batá, palmas— conforman el corazón del álbum: Danza del alba, Danza de las manos, Danza de noche, Danza de ánimas, Danza de nosotras y Danza desnuda son el mágico resultado de seis improvisaciones en las que, lejos de competir, se amalgaman en una sola, multicoral y multicolor. Una urdimbre hecha a mano, como los tejidos que ilustran la tapa del disco (“dedicado a nuestras madres Guaray y Esther, que nos enseñaron a tejer”) y en la que ambas muestran en fotos sus habilidades como tejedoras.
Vitale musicaliza con voces y cajas al poeta belga-francés Henri Michaux en Ella canta (“Ella canta, la que no quiere aullar/ Canta, porque es orgullosa/ Pero hay que saber escucharla/ Así es su canto, aullando profundamente en el silencio”), mientras Condomí le escribe a la madre tierra para agradecerle en la bellísima Sangre de agua: “Pacha mama, madre tierra/ mi alma despierta cantando/ madre tierra./ Pacha mama/ pacha mama, sangre de agua./ Nutriendo todo alimento, nutriendo nuestro alimento/ lluvia y savia, sangre de agua (…) Miro y admiro tu espíritu en el viento/ tierra madre, madre sabia/ las raíces de los árboles hundiéndose en lo profundo/ buscan, buscan, buscan/ tu corazón de fuego/ y yo siento tu energía vibrante pulsando en mí, somos lo mismo”.
Elementales incluye dos composiciones del gran poeta y músico Alberto Muñoz: La caja del viento (“¡Vamos carretón!/ que hay legua madre en las piedras/ y quiero abrir la vieja caja del viento./ Si te sale sueño, te sale la vida./ Si te sale dueño, te vale la muerte” ) y Canción de nacimiento en la galaxia del buenhijo (“Mañana harás un niño/ con tu pecho de luna/ y de tu leche blanca/ harás un puerto azul/ secretos de la vida/ que el tiempo no comprende/ las horas no te llegan/ cuando duermes al sol”), y una original y delicada versión del tema de Luis Alberto Spinetta, alguna vez “alumno” de canto de Vitale, Será que la canción llegó hasta el sol. Y llegó, nomás.