Both Directions At Once-The Lost Album

Entretenimientos

Grabaciones encontradas de John Coltrane

A 51 años de su prematura muerte, antes de cumplir 40, una serie de grabaciones encontradas del estadounidense John Coltrane, quizás el mayor intérprete de saxo tenor de la historia y una de las figuras más relevantes del género, sacudieron cierta modorra del jazz en su variante bebop. Se trata de siete temas hallados en la casa de la primera esposa del músico, Juanita Naima Grubbs (a quien Coltrane le dedicó la hermosa Naima), en Nueva York. Fueron grabados durante el año 1963, sin fechas precisas, en el estudio que el célebre Rudy van Gelder tenía en Nueva Jersey. Como en todos aquellos años, Coltrane estaba al frente de su Classic Quartet, con McCoy Tyner en piano, Jimmy Garrison en contrabajo y Elvin Jones en batería.

El sonido y la naturaleza de los temas inéditos de Both Directions at Once-The Lost Album, refleja lo que venía haciendo por entonces el saxofonista para el sello Impulse! Del mismo modo que la interpretación de composiciones ya conocidas, como Nature Boy (de Eden Ahbez), Impressions (de Coltrane), ambas sin piano, y Vilia (de Franz Lehár). La edición en un solo CD contiene siete temas, los ya mencionados más cuatro “nuevos”, mientras que la del álbum doble incluye diferentes tomas: tres del llamado Untitled Original 11386, dos de Vilia, cuatro de Impressions y dos de One Up One Down.

En Untitled Original 11383, que abre el disco, Coltrane toca el saxo soprano, otra de sus destrezas, en un tema pródigo en solos y que parece el resultado de una gran e inspirada improvisación. Le sigue Nature Boy, en un por entonces infrecuente trío de saxo, contrabajo y batería, donde Garrison tiene más protagonismo que el habitual como sostén armónico de la melodía que lidera Coltrane, llena de matices. Por su parte, la inédita 11386 parece recuperar algunas ideas de otros temas, en forma y espíritu (como el megahit My Favorite Things, popularizado por la versión cantada de Julie Andrews en La novicia rebelde), pero por momentos en clave étnica, una línea que seguiría más adelante nuestro Leandro Gato Barbieri. La base Garrison-Jones es poderosa e imaginativa, los solos de Tyner son impecables, ni qué hablar del saxo de Coltrane, lo que inevitablemente lleva a una pregunta: ¿Por qué no fueron incluidos en ningún álbum de aquellos años?

En Vilia, el gran Trane versiona con bastante libertad el tema de Franz Lehár pero sin salirse del molde, algo infrecuente en él. Impressions, uno de sus clásicos en vivo, muestra aquí una suerte de anticipo de lo que varias décadas después se convertiría en el drum’n bass, es decir el contrabajo y la batería en primera fila, en este caso a la par del saxo. Slow Blues, en tanto, trae al Coltrane más curioso, hurgando en los recovecos del blues, sin el frecuente acento nostálgico del género. Finalmente, en One Up, One Down el cuarteto vuelve a aparecer en toda su magnitud, que no es poca, y que antes de conocerse estas grabaciones ya había demostrado sus virtudes individuales y colectivas en los 11 discos grabados entre 1962 y 1965, que representan el corazón y el alma de la obra del genial John Coltrane como intérprete y compositor. En síntesis, aunque grabado hace más de medio siglo es uno de los discos del año.

Notas relacionadas