Absinthe
Como en Silent Light (2017), su primer opus para el prestigioso sello alemán ECM, la segunda entrega de Dominic Miller para la discográfica de Manfred Eicher abunda en las atmósferas por momentos minimalistas de su música, emparentada con el jazz pero con espíritu global. Al frente de un quinteto en el que brillan el gran baterista y percusionista Manu Katché (con quien suele compartir la banda que sostiene al británico Sting), el bajista Nicholas Fiszman y el tecladista Mike Lindup (de Level 42), más la presencia del bandoneonista Santiago Arias, que le otorga al disco aires tangueros, en Absinthe Miller vuelve a generar climas de ensoñación instrumental. Así, el nombre del primer tema y del álbum todo refieren al ajenjo, la mítica bebida alcohólica conocida también como “hada verde” o “diablo verde” por su color y, respectivamente, por sus efectos benévolos o perniciosos según opiniones encontradas.
La presencia del bandoneón no es casual, aunque tampoco frecuente en la música de Miller, nacido hace 59 años en Hurlingham, provincia de Buenos Aires, donde vivió hasta sus 10 años, antes de radicarse en los Estados Unidos con su familia, de origen norteamericano, donde pronto empezó a estudiar en el acreditado Berklee College of Music, en la ciudad de Boston, y más tarde en la londinense Guildhall School of Music. Con sus guitarras acústicas de cuerdas de nylon o de acero, Miller busca en Absinthe otros sonidos, más naturales que los que logra con su guitarra eléctrica, con la que hace prodigios.
Si bien sus guitarras remiten inevitablemente a artistas como Ralph Towner, el eje del disco lo da el bandoneón de Arias, empezando por el tema que da nombre al álbum. Sin embargo, no es un trabajo que pueda asimilarse a esa rica historia que tiene el tango instrumental que parte de Eduardo Rovira o Astor Piazzolla. La búsqueda de Miller, en este sentido, trasciende al tango, tanto rítmica como melódicamente, aunque por momentos cueste disociar en términos sonoros a la música del guitarrista, hoy radicado en Marsella, con los sonidos de Buenos Aires. El resultado, en todo caso, es de enorme belleza y melancolía.
Miller, que desde hace casi tres décadas es “el guitarrista de Sting”, compartió estudios de grabación y escenarios en todo el mundo con figuras como Phil Collins, Bryan Adams, Sheryl Crow, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Peter Gabriel, Pat Metheny, Nigel Kennedy, The Pretenders, Tina Turner, Steve Winwood y Rick Wright, entre muchos otros artistas. Su carrera solista comenzó en 1995 con First Touch y siguió con Second Nature (1999), New Dawn (2002, con Neil Stacey), Shapes (2003), Third World (2004), Fourth Wall (2006), In a Dream (2008, con Peter Kater), November (2010), 5th House (2012), Ad Hoc (2014) y las mencionadas dos producciones para ECM.