Su nombre no solo es homónimo del río, también en algún sentido remite a acontecimientos trascendentes de nuestra historia política. Supo ser capital de la por entonces Confederación Argentina y fue una de las sedes de la Convención Nacional Constituyente en 1994. Se la reconoce no sólo por la belleza de su parque Urquiza sino también por la calidez que distingue a los entrerrianos.

Transitar sus calles empedradas, sentarse a tomar un cafecito en la peatonal o recorrer esos balcones privilegiados al río, en las barrancas del parque Urquiza ratifican que una capital – en este caso de Provincia – puede ser pujante y al mismo tiempo, apacible.

Si lo que se busca es circuitos culturales, el Teatro Municipal 3 de Febrero, la Catedral y una variedad de museos y centros culturales, garantizan una platea inmejorable. Si se prefiere el contacto con la naturaleza, sus playas y los deportes náuticos en el río, no tienen competencia.

Paraná, a tan solo 470 kilómetros de Buenos Aires, ligada a Santa Fe capital  a través del túnel subfluvial “Uranga- Sylvestre Begnis” (hasta hace algunos años, túnel Hernandarias) se ha consolidado cómo un  polo turístico irremplazable para esas escapadas que nos ofrendan los feriados en cualquier momento del año.