Turismo Termal
Las aguas termales son beneficiosas para personas de todas las edades. Tiene efectos saludables sobre la piel, los tejidos, las articulaciones y los músculos, y provocan una agradable sensación de bienestar general. En la Argentina hay termas en la mayoría de las provincias, aunque las más conocidas son las de Entre Ríos, Buenos Aires, Neuquén y Santiago del Estero. Aquí, una inmersión en estos spa naturales, ideales también para combatir el estrés.
El turismo termal ya no es lo que era, es decir un destino exclusivo para personas mayores que sufrían los efectos del paso del tiempo en sus articulaciones. Hoy, si bien convoca a un buen número de adultos de edad avanzada, también llama la atención de adultos jóvenes atosigados por el estrés y sus consecuencias, y de familias enteras, que lo viven como una salida diferente a las habituales, en espacios y con rutinas diferentes a casi todo lo conocido.
Es que el termalismo, un tipo de hidroterapia reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una práctica beneficiosa para la salud humana, tiene efectos saludables sobre la piel, los tejidos, las articulaciones, los músculos, y provocan una agradable sensación de bienestar de manera natural. En nuestro país hay termas en 16 de los 24 distritos, aunque las más conocidas son las de Entre Ríos, Buenos Aires, Neuquén y Santiago del Estero.
Termas de la Argentina
Buenos Aires: Termas Marinas, Carhué, Pedro Luro, Los Gauchos, Termas del Salado y Termas de Necochea.
Catamarca: Fiambalá y La Aguadita.
Chaco: Roque Sáenz Peña.
Córdoba: Termas de Mar Chiquita.
Entre Ríos: Chajarí, Colón, Concepción del Uruguay, Concordia, Federación, La Paz, María Grande, Villa Elisa, San José y Villaguay.
Jujuy: Termas de Reyes, Aguas Calientes y Caimancito.
La Pampa: Termas de Larroude y Termas de Guatrache.
La Rioja: Termas de Santa Teresita.
Mendoza: Cacheuta y Los Molles.
Misiones: Termas de la Selva (Oberá).
Neuquén: Copahue, Termas de la Curva y Epulafquen.
Salta: Rosario de la Frontera.
San Juan: Termas de la Laja y Termas de Pismanta.
San Luis: Termas de Balde y Termas de San Gerónimo.
Santiago del Estero: Termas de Río Hondo.
Tucumán: Taco Ralo.
Acción terapéutica
Las aguas termales provienen del subsuelo terrestre y pueden surgir espontáneamente o por medio de perforaciones. Entre otros minerales, contienen flúor, hierro, bromo, boro, yodo, cromo, sodio, fósforo, arsénico y silicio carbónico. Además de su mayor temperatura, tienen factores energéticos como ionización, mineralización, radiactividad, gases y variaciones de PH. Se las clasifica en frías (menos de 20°C), hipotermales (20-35°C), mesotermales (35-45°C), hipertermales (45-100°C) y supertermales (100-150°C).
El acceso a esta práctica puede realizarse a través de piletas, chorros, baños y vahos, y es especialmente efectivo para el tratamiento de traumatismos y enfermedades reumáticas, digestivas, respiratorias o neurológicas. El proceso del baño termal consiste en la absorción de los minerales, en pequeñas dosis, a través de la piel y por efecto de la temperatura. Una vez en el organismo, esos minerales se alojan en el tejido celular subcutáneo y desde allí ejercen su acción terapéutica. El otro elemento clave es la frecuencia de los baños, que provoca efectos intermitentes de tensión y relajación, actividad y reposo. Sus principales propiedades curativas:
• Estimulan las defensas del organismo.
• Depuran la sangre, eliminando toxinas y productos de desechos por la sudoración y diuresis que provocan.
• Reactivan el metabolismo retardado en muchos reumáticos.
• Reeducan el sistema termorregulador, de enorme importancia en el reumático que ha perdido su capacidad de reaccionar y adaptarse a los cambios del medio ambiente.
• Tienen un efectivo poder analgésico.
• Relajan los músculos y actúan sobre los edemas, tumefacciones y procesos crónicos fibrosos.
• Sedan el sistema nervioso.
• Reconstituyen y tonifican.
• Modifican significativamente el terreno reumático.
• Ejercen acción miorrelajante sobre las contracturas y rigideces.