San Fernando del Valle de Catamarca
A orillas del río del Valle y al pie de la Sierra de Ambato y de la Sierra de Ancasti está San Fernando del Valle de Catamarca, una de las capitales provinciales que más conserva su atmósfera colonial. De calles angostas y construcciones bajas, la ciudad fundada en 1683 y que hoy cuenta con 160 mil habitantes se encuentra embarcada desde 2012 en un ambicioso proyecto de restauración y puesta en valor del casco histórico, plan que incluye la peatonalización de varias calles céntricas.
El eje de estas obras es la Plaza 25 de Mayo, diseñada por el célebre paisajista Carlos Thais, que ya luce remodelada. Continuó con la reparación de las fachadas de una serie de edificios históricos (la Catedral, la Casa de Gobierno, la casa General Navarro y el ex Cine Teatro Catamarca, entre otros) y en los próximos años se extenderá a las nueve manzanas que rodean a la plaza central.
La remozada capital catamarqueña se prepara para albergar del 14 al 23 de julio la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, un evento que congrega a más de 700 artesanos de todas las provincias e incluso de otros países latinoamericanos. Este 2017 es bastante especial porque se cumplen 50 años de la primera, aunque será la edición 47ª.
Pero más allá de esta Fiesta, San Fernando del Valle tiene otros atractivos que vale la pena conocer. En materia religiosa se destacan la Catedral Basílica Nuestra Señora del Valle (obra del arquitecto italiano Luis Caravatti que se terminó de construir en 1869 y que fue declarado “Monumento Histórico Nacional”), la Gruta de la Virgen del Valle (emplazada según la tradición donde fue encontrada la imagen de la Virgen María entre 1618 y 1620) y el Seminario Diocesano (también construido por Caravatti).
Entre los paseos más tradicionales se encuentra el de “La Alameda”, el Mercado Artesanal y la fábrica de alfombras “El arte de pintar con los hilos”. La colección arqueológica más importante de la provincia (y una de las más relevantes del país) se puede conocer en el Museo Arqueológico “Adán Quiroga”, que incluye trabajos de piedra de las primeras culturas que poblaron los valles y las montañas catamarqueñas.
Y saliendo un poco de la ciudad el turista se va a encontrar con el Dique El Jumeal, un pequeño embalse ubicado al pie de la Sierra Colorada, a 4 kilómetros de la capital, e ideal para hacer caminatas o andar en bicicleta mientras se aprecia la flora autóctona. Y el paseo más original tal vez sea el Pueblo Perdido de la Quebrada, los restos de una civilización que dominó esas tierras hace más de 1500 años.
Cómo llegar
A la ciudad se puede llevar por vía aérea, a través del Aeropuerto Coronel Felipe Varela. En cuanto a los accesos terrestres, las vías de acceso son la ruta nacional 38 (desde Tucumán y La Rioja) y la 60 (desde la provincia de Córdoba).