Sin fundador ni acta de nacimiento, creció de un proceso espontáneo de ocupación poblacional durante mitades del siglo XVII. Los arroyos, los cereales y las estancias fueron las principales características de esta ciudad que hoy es apodada como la Barcelona de Argentina.

  El Monumento a la Bandera, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo  Experimental de Ciencias son exponentes de la riqueza histórica y educativa. Cuna de artistas - como la generación de Trovadores Rosarinos, Roberto Fontanarrosa y el “Negro” Olmedo-, la agenda cultural es imponente. Existen más de treinta salas de teatro – entre ellas el Círculo-, decenas de centros culturales y múltiples ambientes para la literatura, la música y el cine.
Otra distinción son los espacios verdes. Los parques Independencia, Urquiza y España, entre los más importantes, ornamentan un panorama específico para los deportes y la recreación al aire libre. A su vez, la pasión futbolera no es ajena. Tanto Rosario Central como Newells, clásicos rivales, se destacan como los clubes del interior con mayor convocatoria y logros del país.

   Un sector imperdible es la vista y la amplitud de las playas que bordean el Rio Paraná. Las actividades nocturnas van desde festivales y tours hasta fiestas regionales y bares temáticos. Recorridos obligados son los modernos centros comerciales. El Palace Garden y el Paseo del Siglo permanecen en el centro de la ciudad. Mientras que Alto Rosario y Portal Rosario aguardan en el norte rosarino.

Rosario, una ciudad única.

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