Portugal, un viaje soñado

Turismo

Si hay algo que un buen turista no debería perderse nunca es un viaje a Portugal, uno de los países más bellos de Europa. La historia de infinitas culturas que atravesaron su territorio está inscrita en los cientos de monumentos que recorren su geografía. Pero si eso no alcanzara, un paisaje de gran atractivo y siempre cambiante no deja jamás de asombrar. País para recorrerlo palmo a palmo o para disfrutar sus playas, el punto de arranque imprescindible de cualquier aventura por sus tierras es Lisboa, una metrópoli fascinante que nos habla al mismo tiempo del pasado y de la modernidad. Una ciudad cuya impronta poética nadie podrá olvidar después de haber estado allí.

Le dicen “el país de abril”, por aquel glorioso día 25 de ese mes, de 1974, en que un grupo de oficiales progresistas del Ejército, recibidos con claveles por el pueblo, desplazó, del poder a la feroz dictadura de Antonio de Oliveira Salazar, que duró cuarenta años. Claro que también la denominación recuerda a aquella otra canción popular que nos hablaba de “abril en Portugal, la luna es ideal, allí todo es amor y vibra el corazón”. Porque ese es el mes central de la primavera lusitana, donde toda la belleza del paisaje y la hospitalidad de la temperatura invitan siempre a visitar esa tierra. Claro que luego de la primavera, los fanáticos del turismo de playa tienen en el verano las buenas costas del norte del país o las del sur (Algarve) para deleitarse en las aguas del océano Atlántico, aunque la temperatura suele ser alta y a veces llega a los cuarenta grados.

Portugal está al sudoeste de Europa, en la península ibérica. Limita al este y al norte con España y al sur y al oeste con el océano Atlántico. Comprende también los archipiélagos de las Azores y Madeiras. El nombre de este país proviene de Portus-Cale, topónimo que ya registraba la famosa Chronica del historiador Hidacio, del siglo V, y que alude a un amarradero fortificado que se llamaba Cale. Hoy Cale es Vila Nova de Gaia, una de las ciudades que está a orillas del Duero en su desembocadura al Atlántico. En la otra margen, está la famosa Oporto, el segundo puerto en importancia en el norte del país. Ambas ciudades están unidas por seis puentes. Bautizado primero Lusitania es hacia el 930-950 antes de Cristo que comienza a llamarse Portugal. Lugar de asentamiento durante los últimos tres mil años de diferentes civilizaciones, su territorio fue ocupado por los tartesos, celtas, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, germanos (suevos y visigodos), musulmanes, judíos e incluso españoles, todos pueblos que han dejado allí sus huellas en su historia, etnia, cultura y lenguaje. Durante los siglos XV y XVI fue una potencia económica, social y cultural y construyó un imperio que se extendió desde Brasil a las Indias Orientales. Tras las guerras napoleónicas y la independencia de Brasil, entre finales del siglo XVlll y comienzos del XlX comenzó a sufrir un período de muchas convulsiones. De 1933 a 1974 la gobernó el dictador Oliveira Salazar, derrocado por la Revolución de los Claveles. Ingresó en la Unión Europea en 1986. 

Su principal río es el Tajo, que divide su geografía en dos mitades. Al norte el paisaje es montañoso y en el sur, hasta el Algarve, su región más meridional, el relieve se caracteriza por las planicies, aunque, como en el norte, se practica mucho la agricultura. Otros ríos importantes son el Duero, el Miño y el Guadiana, que, como el Tajo, nacen en España. Ríos propios de Portugal son el Voga, el Sado y el Mondego, el más largo de los tres. Su clima es mediterráneo y la temperatura media oscila entre los 13 y los 18 grados. La primavera y el verano son soleados y parte del otoño e invierno lluviosos. El turismo es vital para la economía portuguesa y ha crecido mucho en los últimos años desplazando a otros países. Hoy está en el puesto 18 por el volumen de visitantes. El transporte es bueno y Lisboa, la capital, es el punto de escala por su posición geográfica. El país tiene 65 aeropuertos. La moneda oficial de Lisboa es el euro. La hora oficial de Portugal es la del meridiano de Greenwich, es decir, la misma que en Londres y una hora menos que en España.

Entre las ciudades más importantes que en un viaje turístico sería imprescindible conocer están: Oporto, la segunda metrópoli del país y en el orden económico, con muy concurridas playas; Aveiro, denominada la Venecia portuguesa; Braga, la ciudad de los arzobispos; Chaves, ciudad histórica y milenaria; Coimbra, que alberga la universidad más antigua del país; Guimaraes, cuna de la nación; Elvas, la ciudad más fortificada de Europa; Evora, la ciudad museo; Setúbal, el tercer puerto del país; Sintra, lugar de veraneo de los monarcas durante siglos. Casi todos estos lugares son de ensueño, porque a la belleza del paisaje se agrega una y otra vez la riqueza de la historia, sus monumentos, sus testimonios. En Guimaraes, por ejemplo, nació Alfonso Henriques, el primer rey de Portugal, hijo de 

Enrique de Borgoña y el que más territorios sumó a su país. En Sintra se puede asistir al Palacio Nacional o Castelo dos Moros, donde hay tapices, pinturas, cerámicas de un refinamiento apabullantes.
José Saramago, el gran escritor portugués y Premio Nobel de Literatura, decía que “el inicio de un viaje es solo el inicio de otro viaje”. En el caso de Portugal es verdad, por varias razones. Conocer Portugal es el inicio de un viaje de la imaginación, que tiene como fondo una parte relevante de la historia del mundo, de cómo fue la vida del hombre en tantos períodos que nos son lejanos, pero no ajenos. Luego porque el inicio de un viaje es, casi de inmediato, el deseo de otro, tantas son las cosas que uno puede ver y jamás puede abarcar en el tramo de una sola travesía. Al magnífico escritor italiano Antonio Tabucchi le pasó eso. Viajó a Portugal una vez y se enamoró tanto de ese país que vivió allí hasta el día de su muerte. Ir a Portugal es, de alguna manera, un viaje que no termina jamás.

Lisboa

La sabrosa frutilla del postre de Portugal es Lisboa, ciudad de ensueño y su capital, a orillas del Tajo. Esta ciudad fue la base de la expansión marítima e imperial a fines del 1200. Su situación privilegiada en la desembocadura de aquel río la convirtió en una de las metrópolis más influyentes para la dominación del Atlántico. A partir del siglo XV, el puerto de Lisboa se convirtió en uno de los puertos más importante del mundo, en especial en el tráfico de esclavos. En el año 1580, el duque de Alba conquistó Portugal y el rey español Felipe XX fue reconocido rey de Portugal. La restauración de la independencia se produjo en 1640. En noviembre de 1755, un terremoto destruyó Lisboa, luego de lo cual fue reconstruida con grandes avenidas al estilo clásico. En 1833 se restauró la monarquía constitucional que perduraría hasta la proclamación de la república en 1910. Durante la Segunda Guerra Mundial, ya en el siglo XX, Lisboa fue refugio de muchos exiliados de los países ocupados por el Eje en tránsito a Estados Unidos y Gran Bretaña. Estaba la dictadura de Oliveira Salazar. Luego del ingreso a la Unión Europea, Lisboa fue sede en 1998 de la Exposición Universal, lo que cambió la fisonomía de esta bella ciudad.
Lisboa es un museo al aire libre en donde se pueden encontrar múltiples puntos de interés. Uno de ellos es la Plaza de Comercio, la más importante de Lisboa y construida donde estuvo el palacio real antes de ser destruido por el terremoto de 1755. La fisonomía de la Plaza del Comercio se compone de un conjunto de edificios fortificados en tres de sus lados y está abierta en el lado sur mirando al Tajo. Históricamente ahí llegaban los barcos mercantes y ésa era la puerta de Lisboa. Cerca de la plaza, en la orilla del río, está la estación fluvial Cais de Sodré, de donde parten las excursiones por el Tajo y los barcos que cruzan el río. Otro monumento relevante en esa zona es el Arco Triunfal de Rua Augusta, ubicado en el lado norte de la Plaza de Comercio. El mencionado arco da comienzo a la famosa peatonal Rua Augusta, la calle más importante de La Baixa, zona así llamada porque es la más baja de la ciudad. También es muy llamativa la conocida estatua ecuestre de José I, que gobernaba cuando sobrevino el terremoto.

Plaza del Rossio

Oficialmente llamada Plaza Don Pedro IV, la Plaza del Rossio es el centro neurálgico de Lisboa. Está situado en La Baixa, en el extremo norte de la Rua Augusta y a poca distancia de la Plaza de los Restauradores. La Plaza del Rossio es la zona más animada de la ciudad y el lugar de cita de los lisboetas y visitantes. En los lados de la plaza y en sus calles aledañas se encuentran tiendas, bares y restaurantes de los más famosos de la ciudad. En el centro de la Plaza del Rossio se encuentra la estatua de Pedro IV de Portugal, el Rey Soldado. En su base cuatro figuras femeninas representan las bondades del rey. Por los alrededores de esta zona está el Teatro Nacional Doña María II. Construido en 1842, el teatro sustituyó al antiguo Palacio Estaus, sede de la inquisición portuguesa desde mediados del siglo XVI. En su fachada destaca la figura de Gil Vicente, el padre del teatro en Portugal. A la izquierda del Teatro Nacional se encuentra la estación ferroviaria Rossio con su imponente fachada de 1887. Desde esta estación parten los trenes hacia Sintra. En los alrededores de estos edificios de La Baixa está también el café A Brasileira, rua Garret 120, donde solía sentarse a escribir Fernando Pessoa. Un pequeño monumento a su costado lo recuerda. Y en la plaza del Rossio, en rua 1 de Dezembro 35 se ubica el Café Nicola, el más célebre de Lisboa, con su fachada de art déco. Y a pocas cuadras la conocida

Cervecería Trinidad

Entre otras plazas muy conocidas se puede citar también la del Marqués de Pombal, en el centro de la Lisboa moderna. En su punto medio se erige un monumento a ese noble que fue gobernador de Lisboa entre 1750 y 1777, junto con un león, el símbolo clásico del poder. Los edificios que rodean la plaza son las sedes corporativas de importantes empresas, los principales bancos portugueses y grandes hoteles de las cadenas más importantes. Como otra visita turística merece ser vista y recorrida además la Avenida de la Libertad, que sale desde La Baixa. Y valdría la pena no perderse el Parque Eduardo VII, el más extenso de Lisboa y donde se encuentra Estufa Fría, un importante jardín botánico. La Catedral de Lisboa, comúnmente llamada Sé de Lisboa, es la iglesia más antigua e importante de la ciudad. Es del siglo XII y su estilo predominante es el románico.

El Monasterio de los Jerónimos

El Monasterio de los Jerónimos es, junto a la Torre de Belém, la visita turística mas frecuente de Lisboa. En 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su nombre en portugués es Mosteiro dos Jerónimos. Diseñado por el arquitecto Diogo de Boitaca, su construcción se inició el 6 de enero de 1501 y se concluyó a finales del siglo XVI. El estilo predominante del monasterio es el manuelino y se construyó para celebrar el regreso de la India de Vasco de Gama. Como curiosidad hay que agregar que la ubicación del monasterio fue elegida por ser el lugar donde se encontraba la Ermida do Restelo, iglesia en la que Vasco de Gama y su tripulación pasaron un tiempo rezando antes de iniciar su viaje. En ese monasterio están las tumbas de ese conquistador y de Luis de Camoes. En el claustro del monasterio está a su vez la tumba de Fernando Pessoa. En un edificio contiguo se encuentra el Museo de Arqueología de Lisboa. Y a escasa distancia la Torre de Belém y el Monumento a los Descubridores, que junto al Monasterio de los Jerónimos representan la época de más esplendor naval de Portugal. La torre está situada en la desembocadura del Tajo e inicialmente sirvió para la defensa de la ciudad. Luego se convirtió en centro aduanero y faro. Se encuentra situada muy cerca del Monasterio de los Jerónimos. En la fachada oeste de la Torre de Belém se encuentra una curiosa gárgola de un rinoceronte, el primero en pisar Portugal y que llegó de la India en 1513. De 52 metros de altura, el Monumento a los Descubridores se erigió en 1960 para conmemorar los 500 años del descubrimiento de Madeiras, Las Azores y Cabo Verde por el infante Henrique el Navegante.

El Castillo de San Jorge

Denominado en portugués el Castelo de São Jorge se trata de uno de los edificios más conocidos de Lisboa. Tanto de día como de noche su imagen sobresale en la cima de la colina que lleva el nombre de ese santo, la más alta de Lisboa y donde se encuentran los barrios Castelo y La Alfama. Construido en el siglo V por los visigodos, el castillo de San Jorge fue agrandado por los árabes en el siglo IX y modificado durante el reinado de Alfonso Enríquez. En 1938 sufrió una restauración completa. Su período de máximo esplendor se extendió desde mediados del siglo XIII hasta principios del siglo XVI, época en la que el castillo estuvo ocupado por los reyes de Portugal. Como muestra de su pasado, actualmente se están recuperando restos fenicios, griegos y cartaginenses. La visita al castillo puede llevar más de una media mañana, ya que es una zona bastante grande. Además del castillo con sus once torres en el mismo recinto hay un pequeño museo, un bar y un restaurante. Después de visitar la fortaleza es recomendable dar una pequeña vuelta por las calles cercanas. Desde lo alto de la fortaleza se logran las mejores vistas del lado este de Lisboa.

Museos

Entre los más importantes se pueden mencionar el Museo de los Coches de Lisboa, que alberga una importante colección de carruajes de los siglos XVII. XVIII y XIX. El museo se le atribuye a la reina Amélia de Orleans y Braganza. Fue inaugurado el 23 de mayo de 1905.

El Museo Nacional de Arqueología de Lisboa contiene la colección más relevante de Portugal. Está al lado del Monasterio de los Jerónimos y fue fundado en 1893 por José Leite de Vasconcelos. Tiene objetos que van desde el Paleolítico hasta la Edad Media. En sus inicios su nombre fue Museo Etnográfico Portugués.
Entre las piedras, objetos de oro, monedas y vasijas se destacan las salas dedicadas a Egipto y al Islam. Por su parte el Oceanário de Lisboa es el segundo acuario más grande de Europa, por detrás del L'Oceanogràfic de Valencia. En su hábitat coexisten más de 15.000 seres vivos de más de 450 especies diferentes. El edificio en el que se halla es uno de los que más llama la atención del Parque de las Naciones. Está "flotando" en el agua y se accede a él por pasarelas. Durante la Expo se llamó Pabellón Océano y fue uno de los más populares.

Puentes

El Puente Vasco da Gama es el puente más largo de Europa. Tiene 17,2 kilómetros de largo y fue construido con motivo de la Exposición Universal de 1998. La longitud del puente hace que en días nubosos sea imposible ver el otro lado. Inaugurado en 1998 recibe su nombre del más formidable de los navegantes portugueses. Conmemora los 500 años de su llegada a la India en 1898. La construcción del Puente Vasco da Gama era cada vez más necesaria como alternativa al Puente 25 de Abril, ya que hasta entonces éste era la única vía para cruzar del norte al sur de Portugal. El  Puente 25 de Abril es el puente colgante más largo de Europa. Cuenta con dos alturas, el piso superior para automóviles y el inferior, añadido en 1999, para trenes. Después de 45 meses de obras el Puente 25 de Abril fue abierto al tráfico el 6 de agosto de 1966. A menudo se lo compara con el Golden Gate de San Francisco.