El emblemático barrio de La Boca, situado al sur de la Ciudad de Buenos Aires, debe su nombre a que se ubica en la zona en donde una gran boca del Riachuelo desemboca en el Río de la Plata.
Durante varios años albergó el primer puerto natural de la ciudad. Comenzó siendo una zona desolada y hostil, pero a fines del siglo XIX, provenientes de los numerosos barcos que ingresaban al puerto, se fueron instalando en el barrio muchos inmigrantes italianos, principalmente genoveses, a los que luego se incorporaron alemanes, españoles y griegos.
Poco a poco estos nuevos habitantes fueron dándole personalidad, vida y color al barrio hasta que adquirió su fisonomía actual.

Agrupados en conventillos, construyeron sus casas de madera y chapa, con balcones de hierro, y en altura para afrontar las frecuentes inundaciones. 
Pintaron las viviendas con los sobrantes de pintura que traían los marineros, de ahí que se utilizaron diversos colores.
Entre estas familias de inmigrantes se encontraban los padres adoptivos de Benito Quinquela Martín. Criado desde pequeño en La Boca, años después se convertiría en uno de los referentes artísticos más importantes de este barrio y en uno de los pintores más populares del país.

Supo plasmar en sus obras el ambiente tan personal de la zona y del puerto de la época: los barcos, las grúas, los bares y cantinas, la actividad portuaria y la vida cotidiana de su gente.

En la actualidad, el barrio porteño de La Boca es uno de los más pintorescos de la ciudad y uno de los más visitados por los turistas que viajan a Buenos Aires.
Muy vinculado a la mitología del tango, resulta atractivo por lugares muy característicos como La Vuelta de Rocha o Caminito, un pasaje que sintetiza el espíritu del barrio, en donde se exhiben artesanías, pinturas y fotografías de artistas callejeros.

Los alrededores también resultan muy atractivos por la oferta gastronómica de las cantinas y restaurantes, las parejas que bailan tango sobre el empedrado, el Museo Quinquela Martín, el Teatro de La Ribera, el antiguo puente transbordador y el estadio de fútbol del Club Boca Juniors.

El turista que visite este rincón de la ciudad muy probablemente se enamore de su historia, su ambiente tanguero, el colorido y forma de sus viviendas y la atractiva propuesta que ofrece en arte y gastronomía.

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