Jujuy, su color y su historia
Una de las provincias claves de la Independencia y asiento de una geografía de particulares y no repetibles rasgos en el país, Jujuy es un destino donde el viajero puede dialogar con igual interés con su pasado y sus históricos enclaves o los paisajes más diversos y sobrecogedores de este país. La agenda para recorrer esta provincia es amplia, pero cualquiera sean las elecciones que el turista tome difícilmente se arrepentirá de haberla adoptado. Todo es allí materia de asombro y delectación.
Ubicada en el extremo noroeste del país, la provincia de Jujuy es una de las más pintorescas y variadas de la geografía argentina, con más de la mitad de su territorio ubicado al norte del Trópico de Capricornio. Sus fronteras limitan con Bolivia, Chile y la provincia de Salta y está dividida en cuatro regiones diferenciadas que, por sus características geográficas y culturales, brindan al turista la posibilidad de vivir cuatro experiencias únicas y distintas en una sola provincia: la Quebrada, la Puna, los Valles y las Yungas.
Tierra rica en historia y tradiciones, muchas de las cuales se remontan a los tiempos precolombinos, la Quebrada ofrece al visitante sus coloridas fiestas y sus exquisitos vinos y comidas. Allí también se pueden adquirir tejidos hechos con finísimas lanas de llamas. La Puna, por su parte nos muestra, en sus desolados territorios en donde domina el arbusto llamado tola, un paisaje similar a la superficie lunar e inmensos salares. Su visita es una sensación única e irrepetible.
En claro contraste, los Valles al sur de la provincia impone la belleza de sus bosques de quebracho colorado y ríos cristalinos. Allí el turista acampa para disfrutar de sus lagunas y diques. Por último, las Yungas es pura selva diseminada por las sierras a una altura donde las nubes se detienen y arrojan sus lluvias sobre sus laderas. Es también un lugar mágico.
Cada una de esas zonas tienen a su vez, lugares históricos, ciudades o departamentos de una original conformación física y un atractivo cultural distintivo.
La Quebrada
La Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, es una tierra rica en historia y tradiciones que en muchos casos se remontan a los tiempos precolombinos y destino habitual de los turistas. Su paisaje, con un pasado geológico de 600 millones de años, es imponente. La belleza de su colorido es extraordinaria y difícil de borrar en la memoria. El visitante puede así disfrutar de sus coloridas fiestas, sus exquisitos vinos y comidas y adquirir tejidos hechos con finísimas lanas de llamas.
Persisten en la zona costumbres prehispánicas importantes como ser las celebraciones comunitarias donde participa todo el pueblo: las fiestas patronales, los misachicos, el culto devoto a los difuntos, los pesebres vivientes, la Semana Santa, como así también el antiquísimo culto a la Pachamama, la más popular de las creencias mitológicas prehispánicas. Este tributo místico y religioso a la “madre tierra” se celebra cada 1º de agosto. Entre sus rituales famosos se cuenta la “corpachada”, que consiste en cavar un pozo donde se coloca comida, coca, vino, alcohol, cigarros y chicha para el alimento de la Pachamama. .
La Quebrada de Humahuaca es recorrida por la ruta nacional 9, que se encuentra completamente asfaltada hasta La Quiaca (Puna Jujeña). Humahuaca, a su vez, es el pueblo más grande y autóctono de la Quebrada. Su característica principal son las callecitas empedradas alumbradas por faroles de hierro forjado. El aspecto del pueblo evoca los tiempos de la colonia, y las paredes de gran parte de las casas son de adobe. Construida en 1641, la Iglesia de la Candelaria contiene una imagen del patrono del pueblo, frente a ella está el cabildo, famoso por su reloj-torre, del que cada mediodía sale una figura tamaño real de San Francisco Solano y da una bendición.
El Museo Folclórico Regional es un espejo de la idiosincrasia y las costumbres de la región, con una muestra donde sobresalen la colección de instrumentos musicales y los disfraces del famoso Carnaval. El Monumento a los Héroes de la Independencia y al Ejército del Norte fue erigido por Ernesto Soto Avendaño en homenaje a los nativos de la Quebrada que jugaron un papel primordial en la lucha por la independencia, se encuentra ubicado en frente de la plaza principal.
La Puna
La inmensidad y el esplendor se conjugan en esta zona con el diáfano cielo y el aire puro. La Puna ofrece hermosos paisajes de salinas, estepas, planicies y lagunas rodeadas por montañas, como la de Pozuelos, situada a 3.600 metros sobre el nivel del mar. Esta laguna fue declarada Reserva de la Biosfera y su principal tesoro está formado por la gran cantidad de aves que habitan en su entorno. Entre su avifauna se hallan tres diferentes especies de flamencos y parinas. La soledad y la aridez de este "desierto de altura" se interrumpen de tanto en tanto con pequeños oasis que matizan, con su diversidad biológica, la monotonía del paisaje.
Subiendo por la Cuesta de Lipán, las sucesivas curvas abren camino hacia un paisaje de belleza incomparable, hasta alcanzar las Salinas Grandes, un deslumbrante manto blanco de unos 2000 kilómetros cuadrados. Esta inmensa planicie es en extensión el mayor salar del país y tiene como límite que la separa de la Quebrada de Humahuaca la sierra del Chañi por el sur y el este, mientras que por el norte y el oeste sus bordes son más difusos en el desierto de la Puna Salada.
Susques, en plena estepa andina, exhibe su viejísima Iglesia del año 1598, realizada íntegramente en piedra, barro y adobe. En sus paredes se atesoran innumerables testimonios de muestras de arte rupestre. En el corazón de La Puna se enclava Casabindo, otra localidad entrañable, con una iglesia catedral muy apreciada. Allí, cada 15 de agosto se realiza el antiguo ritual del Toreo de la Vincha en honor a la Virgen de la Asunción. Leyendas, magia y misterio dominan, a su vez, la agreste geografía de Abra Pampa, la “Siberia Argentina”. Mientras que en las tierras altas, capillas como la de Cochinoca cautivan desde el primer momento.
Sin dejar el paisaje recio y silencioso, Santa Catalina, con su antigua iglesia, sorprende por su particular encanto. Y en La Quiaca, denominado el “Pórtico Norte de la Patria”, se realiza año tras año la única feria Indoamericana del trueque, conocida como la "Manca Fiesta” o “Fiesta de las Ollas." Al este de La Quiaca se puede ubicar también a Yavi, verde mancha en la aridez de la Puna. Conserva el tiempo detenido en sus calles de piedra.
Los Valles
Termas de Reyes, a 19 kilómetros de San Salvador de Jujuy, es verdadero paraíso, típico de esta zona exuberante llena de especies típicas de la fauna y una flora que la viste de lujo con sus ceibos y jacarandaes. Su paisaje se encuentra bañado por un río que forma caprichosos circuitos y es muy nombrado por el prestigio de sus aguas termales curativas y un famoso hotel construido en 1938.
Las Yungas
La ruta nacional Nº 34 nos conduce a las Yungas jujeñas, espacio de contrastes y leyendas. Dueñas de una amplia gama de microclimas y de variados y diferentes pisos de vegetación, conforman un ambiente único en el bioclima de Jujuy. En las ciudades de La Mendieta, La Esperanza y Libertador General San Martín se encuentran emplazados modernos ingenios azucareros y establecimientos de producción de frutales y citrus. Su principal referente, el Parque Nacional Calilegua, con sus 76.306 hectáreas, es uno de los ambientes protegidos de mayor biodiversidad del norte argentino, conjuntamente con la Reserva Provincial Las Lancitas.
Algunas especies animales preservadas y en serio peligro de extinción, como el yaguareté, el huemul y el lobito de río, se mezclan en una majestuosa vegetación donde habitan especies arbóreas variadas: cedro, tipa, cebil, palo amarillo, etc.
Después de atravesar el Parque Nacional Calilegua por la ruta provincial N° 83, se arriba a los pueblos de San Francisco, Pampichuela, Valle Grande, Valle Colorado y Santa Ana, que tienen un gran potencial turístico. Al este de esta región, los pueblos de Caimancito y Aguas Calientes, protegidos por el eterno verde, dejan fluir desde sus entrañas terapéuticas aguas termales, que son parte de las muchísimas riquezas naturales que aquí existen y complementan la inmensa variedad de fauna y flora. Lugares como el Abra de los Morteros, El Fuerte y Villamonte son ideales para realizar turismo alternativo, trekking y cabalgatas por senderos que se abren entre la selva virgen. La variedad de aves en ese punto es asombrosa.
Las Yungas son un refugio de máxima pureza que ofrece, por sobre todo, el éxtasis de lo auténticamente virgen y natural.
Otros lugares imperdibles
Además de muchos de los lugares señalados en las descripciones previas, hay otros lugares que los turistas que viajan a Jujuy no deberían perder por nada del mundo, si es que quieren tener una visión certera de su variedad son los que siguen.
Purmamarca. Esta pequeña población, al pie del imponente Cerro de los Siete Colores, es de origen prehispánico y ha sido declarada Lugar Histórico Nacional. Su pintoresco trazado urbano fue realizado en torno a su iglesia principal. En la plaza principal se ha instalado una feria donde se ofrecen productos típicos: ponchos de lana de vicuña y llama, bufandas y gorros tejidos, tapices, sonajeros de semillas, collares y pulseras de alpaca y plata, entre otros suvenires. Se puede visitar el pequeño Cabildo y la Iglesia, en cuya puerta de madera tiene grabada la fecha 1648, probable año en que fuera construida esta capilla colocada bajo la advocación de Santa Rosa de Lima. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941. En su interior se encuentran ornamentos y pinturas antiguas realizadas por indígenas. Saliendo de la iglesia se observa el centenario e histórico algarrobo.
Tilcara. Es llamada así por el nombre de la tribu que la habitaba. Las casas se destacan por ser de adobe, amasadas de tierra y paja. Es un centro turístico de excursión y en temporada alta, asume un rol de centro de estadía y veraneo del turismo nacional. Cuenta además de los museos, con centros artesanales, restaurantes, confiterías, servicio mecánico y establecimientos hoteleros de diferentes categorías. La iglesia de Tilcara fue construida cerca de 1797 pero terminada e inaugurada recién en 1865. Se la denomina Capital Arqueológica de la Provincia de Jujuy debido a que cuenta con el Pucará, sitio considerado como el más importante de las antiguas poblaciones de la región. Es interesante visitar el Jardín Botánico de Altura y la denominada Garganta del Diablo desde donde se puede apreciar la Quebrada en toda su extensión.
El Carnaval. Esta milenaria manifestación popular fue introducida por la conquista española en América, donde se fusionó con rituales autóctonos destinados a celebrar la fecundidad de la tierra.
En las regiones de la puna y la Quebrada de Humahuaca, el carnaval es simbolizado por un muñeco en forma de diablo que se desentierra de una apacheta de piedra o de un lugar mágico, mientras los celebrantes brindan y bailan al compás de la música de anatas, erquenchos y sikuris. Luego, las comparsas recorren las calles del pueblo contagiando a todos su bulliciosa alegría.
Los Diques. Al sur de San Salvador de Jujuy se encuentra el circuito de los Diques, formados por La Ciénaga, Las Maderas y Los Alisos. En estos espejos de agua se puede practicar deportes náuticos como así también disfrutar de pileta de natación, canchas deportivas y cabalgatas.
Este circuito de diques se destaca por su servicio gastronómico donde el pejerrey es la estrella de las comidas y sabores del lugar.
Yavi. El histórico pueblo de Yavi se encuentra a 16 kilómetros de la ciudad de La Quiaca por ruta asfaltada, sus casas son de adobe, con típicos techos de cañas, barro y paja, adecuado abrigo para las heladas noches puneñas. Sus orígenes se remontan al año 1667, cuando la corona española otorgó por merced al primer marqués de Tojo los terrenos de la comarca. Sin duda uno de sus atractivos más conocidos es su capilla de gran belleza arquitectónica de sencillas y armoniosas líneas, que fue terminada en el 1690 por la familia del marques de Campero y la marquesa de Ovando y es hoy monumento histórico nacional. El púlpito, los altares y los retablos de esa iglesia milenaria son realzados por una cubierta de láminas de oro. A pocos metros de la Iglesia se encuentra, lo que fue la casa del Marques de Yavi en el Siglo XVIII, actualmente funciona como biblioteca y museo exponiendo elementos y réplicas que pertenecieron a los habitantes del lugar. Este templo y la Casa del Marqués de Tojo, de amplios muros y grandes patios, convirtieron este lugar en Monumento Histórico Nacional. A cinco kilómetros de Yavi, casi en la frontera con Bolivia se encuentran todo tipo de pinturas rupestres hechas siglos atrás por los aborígenes que habitaron esas tierras.
San Salvador de Jujuy. La capital jujeña es otro lugar inevitable de visitar y un lugar insoslayable en la historia argentina. Asentada entre los ríos Grande y Xibi Xibi, está rodeada por cerros y es conocida como “la tacita de plata”. Combina el aspecto dinámico y movedizo de una gran metrópoli con los paisajes imponentes y las zonas de intensa quietud provincial. El Cabildo, declarado monumento histórico nacional, el museo que reproduce la marcha del general Lavalle y es el sitio donde fue muerto de un balazo, la catedral y la iglesia de San Francisco o las esculturas de Lola Mora son todos monumentos y testimonios del tiempo dignos de ser visitados.